Son argentinos y crearon un avión experimental que unirá Ushuaia con Alaska para investigar el cambio climático

Un equipo de cuatro pilotos comandará la primera misión para medir las concentraciones de aerosoles y gases de una punta a otra del continente. Infobae habló con ellos.

Los mentores del vuelo y constructores de la nave son Juan Martín “Tinti” Escobar y Guillermo Casamayú, quienes sumaron al piloto Sebastián Jelusic (Martin Diez)

Cuatro pilotos, dos aviones, 40 mil kilómetros, 150 horas de vuelo sobre 22 países. Ese es el plan del trayecto de ida y vuelta del Proyecto Patagonia-Alaska, la primera expedición aero-científica de Argentina, que despegará con un avión experimental desde la ciudad más austral del mundo, Ushuaia, y llegará hasta el punto más septentrional de América, Point Barrow.

En el camino, de yapa a la misión de los expertos en vuelo, los majestuosos paisajes de la Patagonia, Amazonas, Caribe, Costa Este y Oeste de Estados Unidos, Alaska. Y para compensar el impacto que causarán las naves que no cuentan con motor eléctrico, se plantará un árbol por cada 40 kilómetros realizados.

Los mentores del vuelo y constructores de la nave son Juan Martín “Tinti” Escobar y Guillermo Casamayú, quienes sumaron a Sebastián Jelusic, piloto que hará el primer tramo o recorrida de puesta a punto en el avión de apoyo de seis plazas que llevará equipaje y víveres, entre otras cosas.

“El Correcaminos”, armado en Comodoro Rivadavia, Chubut, es la estrella de la expedición aérea. Es un avión chico (de dos plazas) que está equipado con sofisticados instrumentos que miden las concentraciones de un aerosol conocido como hollín o carbono negro (CN), un gran contribuyente al cambio climático y altamente relacionado con la calidad del aire y las enfermedades cardiorrespiratorias. El proyecto también recopilará datos de dióxido de carbono (CO2), un potente gas de efecto invernadero.

Los objetivos de la misión: promover el cuidado del medio ambiente y potenciar la ciencia y la aviación experimental (@patagoniaalaska)

La encargada de tomar esas mediciones y realizar el análisis científico será Giselle Marincovich, experta en medición de aerosoles del Servicio Meteorológico Nacional.

Si el clima lo permite, este viernes 8 de abril al mediodía, el Correcaminos iniciará la aventura desde Comodoro Rivadavia hasta Ushuaia, sobrevolará el extremo sur del continente, Puerto Williams, Cabo de Hornos, entre otros. En la ciudad austral, el quipo de pilotos y meteorólogos se verá por primera vez en el Centro de Vigilancia Atmosférica Global del SMN donde ultimarán detalles. Luego emprenderá rumbo hacia el norte para llegar al Parque Nacional Los Glaciares, El Calafate y El Chaltén.

En junio, se estima la segunda semana, comenzará su viaje hacia el otro hemisferio y emprenderá la ruta final a Alaska.

El Proyecto Patagonia - Alaska

Los objetivos de esta misión aérea son promover el cuidado del medio ambiente y potenciar la ciencia y la aviación experimental.

El recorrido que hará el "Correcaminos", desde Ushuaia hasta Alaska (@patagoniaalaska)

Es la primera vez que se realizará un proyecto de esta magnitud, unir los dos extremos del continente, que además tiene dos hitos paralelos: el aeronáutico porque aunque hay otro antecedente de unión de estos dos puntos, le sumamos que todo recorrido tendrá un fin científico. Nunca antes se lo había hecho y, particularmente, volando a 8000 pies, aproximadamente, un nivel de vuelo que no es habitual para hacer mediciones porque suelen hacerse más arriba o más abajo”, le explica a Infobae Sebastián Jelusic, piloto y apasionado por la aviación desde niño cuando comenzó a hacer aeromodelismo.

Esta medición tendrá importancia en Argentina y en el mundo. “Servirá para las publicaciones científicas y también para conocer cómo está el país con respecto a la concentración de carbono negro. Desde el SMN hacemos reportes, boletines y esperamos usar esos datos pronto. Vamos a poder contar con información muy valiosa que, además, sobresale porque es un proyecto argentino, con pilotos argentinos en un avión armado en Argentina y con científicos argentinos. Más allá del resultado, es extraordinario encarar este proyecto que nos tiene muy expectantes”, dice conmovida la licenciada en Ciencias de la Atmósfera y miembro del SMN desde 2020.

El aparato de medición (AE43 Aethalometer) es compacto, liviano, tiene localizador GPS, recoge y analiza partículas continuamente, y proporcionará datos precisos cada segundo sobre la concentración de carbono negro

En el mismo tono opina Escobar, el piloto que comenzó el proyecto y que volará el primer tramo del Correcaminos. “Las mediciones siempre son importantes para entender la magnitud de los problemas. Esperamos que luego, con el análisis de esas mediciones, se puedan adoptar mejores estrategias de mitigación, y esta semilla que plantamos sirva para generar conciencia e inspirar a otros a realizar iniciativas similares”.

Para la meteoróloga, este proyecto significa “un suceso único porque no siempre aparecen estás oportunidades. Es muy importante el aporte científico que se puede hacer porque las mediciones de carbono negro son muy nuevas en Argentina. Hay un solo instrumento, de modelo anterior al que lleva esta aeronave, Ushuaia y hace poco ingresó otro a Marambio, por eso cualquier información con este parámetro es sumamente interesante”.

El “Correcaminos”

Llevará a dos pilotos y el equipo que permite obtener las concentraciones de los indicadores del cambio climático en tiempo real, desde la pista de aterrizaje hasta la máxima altura de vuelo, unos 2500 metros. El aparato de medición (AE43 Aethalometer) es compacto, liviano, tiene localizador GPS, recoge y analiza partículas continuamente, y proporcionará datos precisos cada segundo sobre la concentración de carbono negro.

“Está montado debajo de una de las alas el avión que ya tiene el tubo Pitot, que capta la presión dinámica del aire que se traduce en la lectura de la velocidad, en el ala derecha pusimos otro tubo Pitot que dará ingreso al aire con el carbón y en lugar de alimentar el velocímetro medirá el carbón negro en el equipo instalado detrás de los asientos”, explica Sebastián.

Sebastián Jelusic, Juan Martín “Tinti” Escobar y Guillermo Casamayú felices frente al avión que armaron juntos y que volarán con destimó a Alaska (@patagoniaalaska)

El avión ya realizó las primeras pruebas y mediciones en los alrededores del municipio de Rada Tilly (donde la iniciativa fue declarada de interés municipal) y también voló por Comodoro Rivadavia. Mañana, harán la primera etapa que les servirá para ajustar detalles de cara al gran destino.

El proyecto inicial tiene más de 7 años y es iniciativa de Juan Martín “Tinti” Escobar y Guillermo Casamayú, dos pilotos amigos de Comodoro Rivadavia que comenzaron a armar un avión experimental mientras Sebastián, paralelamente, estaba construyendo otro avión experimental. Juntos armaron un grupo de trabajo y cuando el avión se empezó a materializar surgió la iniciativa de unir la Patagonia con Alaska a través del proyecto Correcaminos.

“Hacer eso es el sueño de prácticamente todos los pilotos. Hay gente que lo sueña por tierra, en moto, y nosotros lo soñamos por aire, en avión, con el valor agregado de tener una aeronave construida por nosotros”, narra Jelusic, técnico Aeronáutico, oriundo de Avellaneda que hace 20 años se mudó a la Patagonia.

Todo listo para comenzar la travesía

Cuándo comenzaron a idear el itinerario del posible vuelo, recordaron que cinco años antes conocieron a un español que apareció en Comodoro Rivadavia con un avión experimental y que llegó volando solo. “Venía de cruzar toda la Antártida en un vuelo de 16 horas... ¡Quedamos sorprendidos porque arrancó desde Australia! Para nosotros fue una experiencia motivadora, sobre todo porque este hombre le había sumado un fin científico (iba con un equipo que hacía ciertas mediciones), entonces siguiendo esa iniciativa decidimos sumar la pata científica a este proyecto y logramos hacer un convenio con la empresa eslovena Aerosol, que se dedica a fabricar equipos de medición para la atmósfera y de procesar la información”, recuerda el también piloto comercial e instructor de vuelo.

Tenían casi todo listo y solo faltaba quién pudiera realizar la parte científica. Así decidieron ampliar el equipo y firmaron un convenio con el Servicio Meteorológico Nacional, con algunas universidades y fundaciones.

“Este lado ambiental tiene la idea de atravesar volando el cambio climático, medirlo y que esos resultados se puedan usar para revertirlo. Ese es un poco el espíritu del vuelo y como nosotros no tenemos un motor eléctrico sino uno que emite carbón hicimos un convenio con un barrio de Comodoro Rivadavia y se plantaron 1000 árboles para compensar nuestra huella de carbono”, aclara Sebastián, que dice estar emocionado y orgulloso por el vuelo que iniciarán en un primer recorrido y que tiene una meta “para toda la sociedad”.

*Puede seguir el recorrido del “Correcaminos” y el Proyecto Patagonia - Alaska desde la cuenta de Instagram @patagoniaalaska, desde Facebook @ProyectoCorrecaminos

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