Hizo más de 200 kilómetros para conseguir gasoil y lo pagó un 40% más caro: “Ando mendigando”

Leandro es contratista en Adelia María, Cordoba, manejó ida y vuelta hasta una estación de servicio en Río Cuarto con una misión casi imposible: abastecerse de diésel para sus máquinas. “Si la cosecha no se levanta se vuela, se pudre, no sirve”, reclama

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Leandro manejó en su camioneta con la cisterna acoplada más de 100 kilómetros para conseguir gasoil
Leandro manejó en su camioneta con la cisterna acoplada más de 100 kilómetros para conseguir gasoil

Hace tres días que Leandro Meinardo (30) tiene una sola misión: encontrar gasoil. Contratista de una empresa que brinda servicios agropecuarios en Adelia María, una población del sur de Córdoba, vive a contrarreloj. “La cosecha no te espera, está lista para ser levantada. Si no se hace se vuela, se pudre… no sirve”, le dice con desesperación a Infobae.

Su celular no dura con la carga de la batería llena. “Hago 20, 30 llamadas diarias a las estaciones de servicio que conozco porque necesito comprar combustible para mis máquinas. Primero contacté a conocidos, y ahora amplié el radio porque empeora día a día”, sostiene.

El miércoles encontró su ‘salvavidas’ en una boca de expendio en Río Cuarto, a casi 98 kilómetros de su campamento en Adelia María. Se subió a la camioneta, con un acoplado de tanque atrás, y partió por su objetivo. “Le pedí que me guardara lo que tenía, me vendieron apenas 150 litros”. Y de ahí, tuvo que emprender el camino de regreso.

Al rato, logró más combustible. Esta vez en la localidad de Malena, le vendieron 500. “Esto es así, es buscar, manejar y que te vayan entregando de a puchitos. Uno siente que está mendigando”.

Para la temporada de maíz y soja, una cosechadora trabaja entre 50 y 60 hectáreas diarias y el consumo de combustible de esas máquinas es de alrededor de 1.000 litros por día. A eso hay que sumarle el flete del campo a las plantas de acopio y luego a los puertos, según datos de la Federación de Acopiadores.

“Todavía no me pasó de tener que parar la cosecha, por suerte no llegamos a ese extremo”, señaló, sin embargo el panorama es crítico porque no tiene casi stock. Por eso tiene que repetir la secuencia. “Estoy con el teléfono encima para localizar otras estaciones de servicio que me puedan vender algo más del cupo permitido, porque de esto depende nuestro trabajo”.

El faltante de gasoil en diferentes lugares del país no solamente es un serio problema para los sectores de la producción y el transporte. “Como los camiones no están trabajando tenemos que almacenar la soja, y el maíz en las silobolsas hasta que puedan venir a retirarlos. No es lo ideal”, explica Leandro.

Hugo, Ariana, Joel y sus dos hermanos menores que están involucrados en las tareas de siembra y cosecha del campo
Hugo, Ariana, Joel y sus dos hermanos menores que están involucrados en las tareas de siembra y cosecha del campo

Abastecerse a cualquier precio

Productores y transportistas de las principales zonas productivas del país relataron a Infobae que en muchos casos los cupos de las estaciones de servicio esconden un mercado oculto. En esas ocasiones, los cupos desaparecen si se está dispuesto a pagar el precio blue.

Leandro, denuncia que los precios subieron en las últimas horas. “El lunes me lo vendieron a $111 el litro, hoy a $170. Casi un 40% más. Se especula con la desesperación porque era es bien preciado”.

El contratista trabaja con su hermano, y previo al inicio de la temporada habían encargado 150.000 litros de combustible sin imaginar lo que vendría después. Precavidos, también encargaron un tanque con capacidad para almacenar 9000 litros. “No lo pude usar aún”.

Peligra la cosecha

“Esto no solo nos afecta a nosotros, sino a la región, y al país”, dice Joel Príncipe, otro de los afectados. El joven de 21 años, nació en el parador rural a 20 kilómetros de la ciudad de Río Cuarto. Su padre, Hugo, es contratista como lo fueron sus abuelos. Ya vivieron en desabastecimiento pero no tan prolongando en el tiempo.

Lo peor aún no pasó

Joel y Leandro intentan mantenerse optimistas, pero saben que lo que se viene no es alentador. “La semana que viene va a ser peor porque todavía hay máquinas que no salieron a cultivar....”. Ambos jóvenes trabajadores están indignados. “Genera bronca y desmotivación porque apuesta , invierte, abre puestos de empleo y se lo castiga”.

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