“Solo te quería agradecer por lo que haces por los animales con las prótesis. ¡Te mereces el cielo y la tierra! Que la vida te devuelva todo lo bueno multiplicado”, se leé entre tantos comentarios que recibe Gonzalo Bosetti en su cuenta personal de Instagram.
Desde hace dos años que el joven de tan solo 19 años le está cambiando la realidad de muchos perros y gatos. En un gesto altruista, el riojano imprime prótesis 3D para mejorar la calidad de vida de aquellas mascotas que lo necesitan.
Inventor, hobbista y soñador, lo hace mientras cursa el tercer año de la carrera de ingeniería electromecánica en La Rioja. Por las mañanas trabaja en el taller del concesionario familiar, tiene metas claras y ambiciosas: Quiere dejar un mundo un poco mejor. Cómo se logra, se le pregunta. “Mejorando la vida a otros. Es parte de la evolución humana. Una obligación con los que vendrán después”, afirma.
Y sigue: “Mis bisabuelos italianos escaparon de la primera guerra mundial, llegaron a la Argentina sin un peso, ni trabajo. Hoy gracias a todo lo que hizo mi familia puedo estudiar, y darme estos gustos. Mi vida es más sencilla de la que fue la de ellos. Me enfoco en lo mismo”.
-¿Cómo surge la idea de imprimir prótesis 3D para animales?
-Un amigo tenía un bulldog francés lo atropellaron y a raíz del accidente le amputaron la pata de adelante. Estaba triste, sin consuelo. Sabía que tenía este hobby de la impresión, y me consultó si lo podía intentar. Le tomé las medidas con un calibre (ahora las escanea para tener las dimensiones más precisas), lo reconstruí en la computado y lo imprimí. El perrito volvió a caminar.
A partir de ese día todo cambió. En forma de agradecimiento, el amigo de Gonzalo compartió la historia en las redes, y desde entonces recibe miles de mensajes a diario con pedidos. “Debo tener cinco mil solicitudes en mis redes. La verdad que no tengo tiempo para hacer todas”.
En total ya fabricó más de 150 modelos, impactando de lleno en la vida de las mascotas. Todo sale de su bolsillo, y su generosidad, solo de costos tiene entre 4.000 a 5.00 pesos. “El valor está en el tiempo. Después en cuanto a lo medible la electricidad que consume y los filamentos que depositados en cada impresión”, explica.
-¿Qué otras cosas se podrían hacer con tecnología 3D?
-Lo que este alcance de la creatividad. La impresión 3D es una herramienta poderosa, y puede ser usada en todos los rubros desde salud hasta mecánica. Eso sí hay que adaptarla a distintas escalas, para poder hacer prótesis de animales grandes tuve que convertir la estructura de los motores, y luego modificar la programación.
-¿Cómo elegís a quién donar?
-Por orden de llegada, es lo más justo. No hago la diferenciación de ningún tipo, sólo analizo si el caso es viable o no.
-¿El sistema educativo te brinda los conocimientos necesarios para el desarrollo tecnológico que se viene?
-El mundo se vuelca a la inteligencia artificial y la robótica. El sistema educativo nacional no está preparado porque para empezar es poco viable importar los herramientas para cualquier proyecto. Igual por ahora elijo seguir formándome en la Argentina. Hay mucha gente capaz, y que quiere progresar.
-¿Con qué soñas?
-En alcanzar a más personas a través de un red solidaria entre países, donde todos tengan acceso a descargar los proyectos- prototipos, e imprimirlos desde sus máquinas. Algo similar a lo que hizo Gino Tubaro.
En ese camino está Gonzalo. Su cabeza no se detiene. ”En Córdoba hay una persona que fábrica prótesis como yo y estamos trabajando en conjunto. También conocí a otro inventor en Buenos Aires. Ojalá cada vez seamos más los que queremos dejar un mundo mejor”.
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