Todos los años les muestro a mis alumnos y alumnas de secundario la cara de Susana Trimarco. Mesa por mesa se van pasando ejemplares de un número viejo de la revista La Garganta que la muestra con la boca abierta, invitada a desparramar fuerte su historia. Detrás de esa mirada azabache, implacable, se ven fotitos en blanco y negro de muchas chicas. Se distingue Marita Verón, claro. La hija de Susana. Pero también está el perfil 4x4 de Florencia Penacchi, las sonrisas de María Cash y de Yamila Cuello, los rasgos adolescentes de Fernanda Aguirre, una mueca tímida de Natalia Acosta. Son fotitos de algunas de las tantas desaparecidas de la democracia. Y Susana Trimarco gritándolas desde la tapa.
La mayoría de mis alumnos y alumnas, porteños y porteñas de entre 14 y 16 años, no conoce a Susana. Ni a ella ni a las chicas de las fotitos. “¿Cómo que se robaron a una mujer en Tucumán, profe? ¿Pero ya había terminado la dictadura? ¿Por qué no encuentran a las que desaparecen?”
Entonces les explico que existen grupos de delincuentes organizados que trafican y comercializan personas. Niñas y mujeres, en especial, para que sean explotadas sexualmente. Que ocurre aquí y en el mundo. Que son redes de mucho poder, que cuentan con el guiño de policías, de políticos, de jueces, y que conforman una de las actividades ilegales más rentables económicamente ─después del narcotráfico y la venta prohibida de armas─.
Todos los años les muestro a mis alumnos y alumnas de secundario la cara de Susana Trimarco, y el aire en el aula se espesa. Se siente denso, parece que cuesta respirar. “¿Cómo que hay chicas que desaparecen, profe?”
Son preguntas que duelen, que no tienen respuestas cómodas. Pero aunque sea son preguntas que nos hacemos: en voz alta, a los gritos desde la tapa de una revista, en el aula de un colegio. Desde hace 20 años podemos preguntarnos por las miles de niñas y mujeres ausentes, las que faltan y nadie encuentra, porque hace 20 años la que faltó fue María de los Ángeles Verón. Marita. La hija de Susana Trimarco. Y ese día, ese 3 de abril de 2002, comenzó la lucha de una mamá por encontrar a su hija.
Una lucha que nos quitó las vendas, que obligó a mirar los rostros de chicas que no volvían a sus casas porque se las llevaban. Las secuestraban contra sus voluntades ─no andaban de jarana─ y era urgente buscarlas. La trata de personas empezó a existir como delito en Argentina por la desaparición de Marita Verón, no antes. Aunque desde antes las desaparecieran.
“Al principio no entendíamos nada. Solo escuchábamos a la Susana. Hasta tuvimos que adaptar las palabras y dejar de hablar de `trata de blancas´ para decir `trata de personas´. Yo no soy el mismo tipo de abogado que hubiese sido si no me cruzaba a la Susana en mi vida. Y nos ha marcado a todos los que hemos estado vinculados con la desaparición de Marita. El actual jefe de la Policía de Tucumán por ejemplo, Julio Fernández. Él formó parte del primer equipo de investigación de la Marita y más tarde fue jefe de la división Trata de Personas de la Policía de Tucumán. Es decir, tiene su carrera profesional atravesada por este caso. A mí me pasa igual. Aún no sé si estoy en condiciones de hacer balances, pero no tengo dudas de que volvería a involucrarme si volviera el tiempo atrás”.
Carlos Garmendia es uno de los abogados del “caso Marita Verón”. Llevaba poco ejerciendo cuando en 2005 se ofreció a colaborar en el análisis de los 33 cuerpos del expediente que buscaba a una mujer de 23 años, mamá de una niña de tres, que salió de su casa en la capital tucumana para ir al médico y nunca regresó. Cada cuerpo tenía 200 hojas. 400 carillas para leer.
- Marita desapareció en 2002 pero recién en febrero de 2012 comenzó el juicio oral y público contra los imputados por su secuestro. Un juicio que fue histórico por su extensión, por las dimensiones ─13 imputados, 8 abogados defensores, más de 100 testigos─, y que tuvo a la sociedad argentina prendida a la tele para escuchar la lectura de la sentencia. ¿Qué significó ese juicio?
- El juicio logró atención nacional y alcanza con ver las crónicas periodísticas de la época para entender que ha sido un hecho importantísimo. Porque además el caso de Marita ha puesto al desnudo la corrupción del Estado, de la política y del Poder Judicial que atravesaba a la provincia en ese momento. La movilización popular que se generó por la sentencia escandalosa que absolvió a los imputados fue inaudita, impensada. Todo lo que pasó después también ha sido insospechado.
- Tras la sentencia presentaron la solicitud de juicio político a los tres magistrados que dejaron en libertad a los acusados de secuestrar y obligar a Marita a ejercer la prostitución. ¿Qué pasó con ese jury?
- Los jueces Alberto Piedrabuena y Emilio Herrera Molina lograron el beneficio de la jubilación y quedaron al margen del proceso. La acusación, en cambio, se mantuvo y ha quedado firme contra Eduardo Romero Lascano. Sin embargo al día de hoy sigue siendo juez porque nunca más el poder político se ocupó de darle trámite. Y no es que zafó porque se decidió archivar. La comisión de juicio político lo acusó, pero Romero Lascano metió unas cautelares y consiguió frenar el avance del jury. Entonces, si me preguntas por qué razón la comisión de juicio político de Tucumán no ha retomado ese juicio, no tengo respuesta. Pero la verdad es que tanto Susana Trimarco como yo y el resto de los abogados de la familia estamos cansados de salir a poner la cara cuando debería ser la institución de esta provincia la que hiciera lo que corresponde.
- Desgasta tener que dar batalla por cada paso…
- No ha sido gratuito lo que ha pasado. Ha sido muy muy duro. Ha tenido consecuencias políticas para nosotros. Por ejemplo ha habido un ataque feroz desde la política hacia Susana, porque Susana le perdonó la vida a José Alperovich. La provincia se podría haber incendiado con una sola palabra de Susana.
- ¿Por qué?
- Nosotros no organizamos la poblada que se armó al día siguiente de la sentencia. Me acuerdo inclusive que cuando nos enteramos de que la gente se estaba movilizando los abogados le aconsejamos a Susana que se quedara en su casa. Pero la gente la ha buscado, la sacó de su casa y la llevó a la plaza. Y ella, con muy buen criterio, ha tratado de bajar un poco la violencia. A mí, por ejemplo, personas que no conocía me decían: `Vamos a las casas de los jueces´. Pero nosotros hemos tenido la ubicación de decir: `Bajemos un poco, sigamos confiando en la justicia y avancemos en las líneas institucionales´. Si a Susana se le soltaba la cadena, la gente quemaba la Casa de Gobierno. Y Alperovich era un tipo políticamente muy poderoso. Venía de ganar tranquilo en las últimas elecciones. De ahí que mi hipótesis es que han creído que lo podían derrocar en ese momento. La Susana no lo hizo, porque ha entendido que había una responsabilidad institucional y que ella también tenía una responsabilidad. Eso no se lo han perdonado, y le han pegado y pegado. Hasta le han intentado iniciar causas por supuesta corrupción. La clase política tucumana es una manga de inútiles. Tenemos una oposición inútil y estúpida que ha intentado usar a la Susana. Por eso te digo que lo que pasó no ha sido gratis para nosotros.
- Al año del fallo que dejó libres a todos los acusados del secuestro de Marita, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán lo revocó parcialmente y declaró culpables de “retención y ocultamiento agravado para el ejercicio de la prostitución” a José Fernando `Chenga´ Gómez, a su hermano Gonzalo José Gómez, a Daniela Natalia Milhein y a Andrés Alejandro González. Los otros seis condenados fueron declarados “partícipes necesarios”. ¿Cuán importante fue este volantazo de la Corte?
- La sentencia de la Corte que da vuelta la absolución de la condena ha tenido consecuencias jurídicas muy importantes en Tucumán. Por suerte ha sido lo vergonzosa que ha sido porque nos ha fortalecido mucho más de lo que nos ha golpeado. Una sentencia que no esperaba nadie y que ha hecho que la Corte tucumana emita una sentencia para mí sin precedentes en la temática de trata. Que ha marcado un rumbo claro sobre el rol del Estado, el rol del Poder Judicial frente a la situación de trata en cumplimiento de los tratados internacionales. Es decir, fue guía sobre cómo interpretar y atender a un testigo que a la vez es víctima de delitos aberrantes. Ha hecho una comparación con testimonios de víctimas de la dictadura. Ha sido realmente una sentencia trascendente, importantísima en el mundo jurídico.
- ¿Y a nivel social qué consecuencias provocó?
- También fue importante. En Tucumán hemos cerrado todos los prostíbulos luego del juicio. Ojo, no hemos terminado con la prostitución, pero después de 2012 hemos logrado clausurar, procesar y hasta hubo algunas condenas. Otros dueños de prostíbulos los cerraron directamente porque sabían que íbamos detrás de ellos. O sea, el prostíbulo clásico tucumano que se usaba siempre para que los chicos vayan a debutar no existe más. Esos lugares con lucecita roja afuera, con la apariencia de bar, las chicas semidesnudas, el tipo que entraba, le pagaba la consumición a ella y la llevaba adentro para tener relaciones en el mismo edificio, eso no existe más en Tucumán. Existen departamentos privados donde hay chicas en situación de prostitución. Pero el cambio tuvo que ver con el juicio, con la sentencia, y definitivamente con la presencia de la Susana y de la Fundación “María de los Ángeles” en la provincia.
- La desaparición de Marita en Tucumán como el asesinato de María Soledad en Catamarca visibilizó abusos históricos de las “familias del poder”, redes de complicidad con las policías provinciales y los operadores judiciales. ¿Qué pasó con el clan Ale?
- Durante el juicio de Marita, tanto Ángel “Mono” Ale como Rubén Ale no estuvieron sentados en el banquillo de los acusados, aunque la actividad ilegal de sus negocios estuviera plasmada. Así es que nosotros tomamos una decisión que recién ahora podemos dimensionar, habiendo pasado varios años, que fue denunciarlos en la Unidad de Información Financiera (UIF) por lavado de activos. Nos metimos con la parte económica de la banda de los Ale. Y fueron condenados por lavado de activos de origen ilícito. En la sentencia, los delitos precedentes al lavado de activos implicaban drogas, trata de personas, usura… lo que siempre habíamos dicho. Esa fue la única vez que se logró condenar a estos mafiosos como clan mafioso. Tal cual la historia de Al Capone, que lo condenan por no pagar impuestos y no por las barbaridades que había hecho. Eso lo ha conseguido Susana, nadie más. Golpeó una mafia muy importante en Tucumán. Y tanto los hemos golpeado que continúan golpeados todavía. Ya no tienen el poder político y económico que tenían.
- ¿Se pudo confirmar que Marita tuvo un hijo en cautiverio?
- Ni se ha confirmado ni se ha descartado la posibilidad de que Marita haya tenido un hijo, pero no hay ninguna actuación puntual ni concreta buscando. Esa pista aparece porque una testigo dice haber hablado con Marita en un prostíbulo de La Rioja estando ella con un bebé. Según la testigo, Marita repetía que el bebé era producto de una violación del ‘Chenga’ Gómez. La información podía coincidir con el relato de otras testigos que habían visto a Marita en Tucumán un poco gorda. Son hipótesis. Solo hubo un examen de ADN con un chiquito, que dio negativo. Después, no hemos tenido ninguna otra pista o información.
- ¿Siguen buscando a Marita? ¿La buscan viva o buscan su cuerpo?
- Tenemos una sola pista de Marita en trámite, que es la pista de España. Es una pista que aparece durante la investigación y que nunca se termina de cerrar. Y es una pista que nos llevaría a Marita viva. Cada tanto aparece alguna información que la actualiza. De hecho, hace poco avanzamos en gestiones. Las otras pistas que durante años nos llevaron a buscar a Marita muerta están terminadas, todas han dado negativo. Seguimos buscando a Marita y la buscamos viva.
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