1982 fue un año especialmente desgraciado para este pintoresco lugar del mapamundi. De los peores. Desgarrado transversalmente por la guerra de las islas Malvinas.
Pertenezco a los que le cambiarían el mote de feriado al 2 de abril, porque es una fecha que de feria no tiene nada.
Duele todo aun.
Aunque, como puede comprobarse cada tanto, siempre crece alguna flor en el tacho de la basura.
A veces el tiempo, esa convención humana tan decantadora, es necesario para detectar esos destellos en la oscura noche. A veces esos destellos le ganan al tiempo. O lo ponen de su lado.
Una juventud atravesada por una guerra, y tras cartón una epidemia desconocida hasta el momento, el sida, derrotaron toda esa arrogancia hormonal inherente dejándonos huérfanos de muchas cosas.
Curiosamente desde hoy, ya maduro, veo a la nueva cultura joven embestida por pandemias desconocidas hasta hace un lustro y tras cartón también les vino la guerra rusa tan lunática como destructora.
Pareciera que hay situaciones que jamás cambiarán. Nunca abandonarán su ferviente destino de desastre humanitario.
Sí sucede también que en medio de esos tiempos aciagos la gente intenta seguir de alguna manera su vida, resiliendo para hacernos mas fuertes.
Quiero decir que aun en medio de guerras y pestes los porteros siguen barriendo la vereda, los cirujanos no paran sus operaciones, los artistas continúan con sus carreras, los chicos hacen la tarea que les mandaron sus maestras, los policías, las modistas, los gasistas, los chefs, tratan de sostenerse y sostener su vida de relación.
Bono contaba en una visita a Buenos Aires que compuso la hermosa canción Miss Sarajevo cuando llegando a Bosnia, siendo parte de una gira humanitaria, en medio de la desolada y devastada ciudad de Sarajevo, vio en su traslado los avisos que publicitaban el tradicional concurso de belleza de la ciudad. Sus habitantes en medio de uno de los intervalos de violencia buscando un acuerdo, se embarcaban en la organización de un certamen de belleza.
La canción la compartió con el tenor Luciano Pavarotti además de su productor Brian Eno y fue presentada y vendida a beneficio de los niños huérfanos de la guerra de Bosnia.
Una circunstancia horrible generando una bella obra. Algo además de circunstancial muy aleccionador para muchas cabezas sensibles. También están las mentes obtusas que en medio de tamaños conflictos toman decisiones inadecuadamente estúpidas, llevados por la demagogia o la ignorancia, dos que andan como el queso y el dulce siempre juntas.
Tal vez sin una no pueda existir la otra.
No sé, habría que hablar con algún filósofo bien vestido de pipa humeante porque supongo que estas cosas deben hablarse desde las bases sólidas que pregonaban las viejas escuelas.
A como está la situación planetaria confío siempre en las viejas escuelas; las demás a veces son puro chamuyo a la moda. Mas tratándose de algo tan sensible en muchas personas como la demagogia. Igual de peligrosa que la ignorancia.
Lo que recuerdo también de ese año, justamente en las semanas previas al 2 de abril y en la fecha, son unas polaroids de la Plaza de Mayo unas semanas antes de la guerra llena de gente protestando frente a fuerzas militares que los golpeaba, mientras unos días después la misma plaza también llena de gente vivando a Galtieri que anunciaba la guerra contra Inglaterra.
¡¡A Galtieri... Vivando a Galtier!!
Cualquier no avisado que pueda ser observador abstracto de ambas polaroids pensaría, no sin fundamentos, que esa muchedumbre está loca. Conste en actas que estamos hablando de llenar esa plaza hace exactamente 40 años.
Después parecería como que le fueron encontrando la vuelta al evento.
Se organizan ese mismo año programas de televisión elefantiásicos buscando donaciones del pueblo para ayudar a nuestros jóvenes e inexpertos soldados. Conmueve ver en la pantalla a damas de sociedad y vecinas de los barrios más carenciados, entregando lo poco o mucho que tenían destinado a tan benévola empresa entre lágrimas que conmovían realmente. Aunque después pareciera que lo recaudado jamás llegó a las islas.
En las radios se prohibían las músicas en inglés, como si John Lennon fuera parte de la invasión. “El que no salta es un inglés” era la síntesis acabada del sentimiento favorecido de esos días. Los textos en inglés se doblaban al castellano, a veces al argentino directamente, desde el titulo de una obra de teatro hasta un monólogo shakesperiano.
Aunque el rock como cultura joven ya existía desde hacia más de una década, se lo visibiliza por la desmesurada difusión de canciones en idioma español no solo en medios sino en actos, shows y dondequiera que se juntaba gente.
Existió también el festival de rock apoyando y juntando cosas para los que estaban lejos luchando. Con emoción y respeto miles de jóvenes juntaban miles de cosas para sus iguales en el teatro de operaciones, sin que jamás se rindieran cuentas seriamente del reparto final de lo que se había conseguido.
Otra cosa de locos.
También hubo un mundial en España donde terminamos en el puesto 11 con Maradona y Kempes juntos, y vino el papa Juan Pablo II con toda la pompa y multitud de fieles en las calles alabando su paso en el papamóvil.
Todo tapado por el dolor y la trágica ignorancia demagógica que nos llevó a un conflicto de catástrofe.
Había una vida en las ciudades y los pueblos, también, que se llevaba como se podía. Con una alta dosis de locura, no es un diagnóstico obviamente, eran los comentarios.
Curiosamente, ahora también, en 2022, escucho el comentario casi permanente y transversal de que estamos todos medio locos.
En el trabajo, en el chino del barrio, en la televisión y en los llamados de personas que viven en otras localidades pero sienten, o ven, o imaginan, lo mismo. Una especie de trastorno social que no respeta ni economías ni educaciones ni geografías.
La canción más representativa por difusión, ventas y reconocimientos, de ese año 1982 en este paraje tan pintoresco, fue de una mujer.
La que viene después es de un hombre. Las dos llevan en su titulo una palabra, Sin diagnóstico, sin violencia, solo su uso constante en la dialéctica más personal de todos. La palabra es loca, y loco.
Ese año graba su disco debut solista una de las damas mas representativas del rock argentino, Celeste Carballo.
Unos meses después Charly, su amigo, productor y cantante solista ya que ella fue parte de su coro muchas veces, graba la banda sonora Pubis Angelical, o Yendo de la cama al living lo que es igual.
En el debut de Celeste la canción era Me vuelvo cada día más loca, en el disco de García uno de los temas era Yo no quiero volverme tan loco.
Conozco a Celeste desde las noches de Jazz& Pop, el legendario antro de Néstor Astarita y el Negro González. Ella ya cantaba ahí siendo adolescente como yo.
En su primer banda el baterista se llamaba Pedro Aznar pasa a hacer coros para La Máquina de Hacer Pájaros el proyecto jazz rock de Charly. También hacía coros para Palito Ortega y doblaba a Susana Giménez en los musicales.
Llega 1982 y ahí si graba su disco propio con Pappo, Oscar Mollo, Lebón y Nito Mestre entre otros invitados.
En medio de ese año. Eso le otorga más mérito.
Le pregunto a Celeste si el tema de Charly tenía algo que ver con el de ella, me dijo que no, aunque me aclaró que el primero en aparecer fue Me vuelvo cada día mas loca.
”O me aguanto a las personas que me apuran para caminar
Si la calle es tan angosta y para todos no hay lugar.
Que me aturdan con bocinas, y haya tanto apuro para llegar
Es un círculo vicioso porque nadie sabe donde va.
Nadie sabe donde va.
Y en el medio de este lío voy sangrando por la boca
Mi alarido aumenta un poco más
Porque soy parte de la misma historia
Ya no me aguanto amigo mío, y me vuelvo cada día mas loca
Me estoy volviendo cada día más loca
Me vuelvo cada día más loca.”
Me cuenta Celeste Carballo:
”Bueno mirá, Me vuelvo cada día más loca la hice en el medio de la guerra de Malvinas. Yo ya estaba viviendo hacía un año en mi departamento, en San Telmo, en la calle Defensa justo en la esquina con Chile, un tercer piso por escalera, una terraza. Mi familia, toda mi familia repartida en Villa Devoto, Villa del Parque. Por eso era muy común para mí irme en colectivo a visitar a mis hermanas, a mis hermanos, y volver en colectivo después de cenar. Me bajaba en Plaza de Mayo. Pero claro, era plena guerra y había una orden de oscurecimiento de la ciudad, había que oscurecer las ventanas, se apagaba el alumbrado público. Buenos Aires se quedaba como una ciudad fantasma. Así que un día me bajé en la Plaza de Mayo y no se veía nada. Bajé por Defensa sin ver ni por donde caminaba. Se hacía difícil llegar, tardé mucho mas de lo normal. Cuando llegué a mi casa abrí subí los tres pisos por la escalera, abrí la puerta y de repente escuché una ráfaga de tiros. Venían desde la calle. Me quedé como paralizada”.
“Me imagino el pánico”, acoto, solo para distender un poco
”Sí, fue muy fuerte. Venia un poco impresionada. Aparte las conversaciones en esa época eran todas, todas en referencia a la guerra. Todo se refería a lo que estábamos viviendo y yo no entendía muy bien con mi mente virginiana cómo se legalizaba tanta violencia. Es que nunca entenderé una guerra. No entiendo aun que un gobierno tenga permiso para hacer semejante cosa”
“Se caía ya para todos la careta de la dictadura. Con dolor, con desesperación, los jóvenes de esos días seguíamos mirando eso con asombroso terror. Es que mirar para atrás no era recomendable y si mirabas para adelante solo veías un negro como el de una pantalla de cine apagada”.
La voz de esos chicos y de muchos de esos soldados jóvenes en extremo y valerosos la proveía el rock, ese era el lenguaje que la cultura joven entendía como una especie de código que se hacía inexplicable para los que estaban mirando otra cosa.
Celeste Carballo fue la primer mujer nacida en el rock que grababa un disco solista, convertido en disco de oro antes de su lanzamiento.
Ahí nomás una temporada en España tocando con Angeles del Infierno, más una gira por allá con Juan Carlos Baglietto, Oveja Negra y Nito Mestre que le tomó muchos meses de gran aprendizaje sobre todo en el escenario.
”A veces logro distraerme con la música y la soledad
Pongo llaves en la puerta y un candado a la violencia
Quiero estar en paz.
Pero siento que son tantos los que salen a luchar
Que no entiendo porque diablos tanta sangre se perdió en el mar,
Tanta sangre se perdió en el mar...
No me hablen, no me miren, no se acerquen,
Dónde se fue Dios
Ya no me aguanto ni a mi misma
Ni a la otra, la partieron en dos
Esquizofrenia tan aguda no la cura
Ni el doctor, ni un amor
Yo voy a ver si se me pasa el dolor
Cantando un buen rock and roll
Voy a ver si se me pasa el dolor cantando un buen rock´ n roll mi vida.
Y ya no aguanto algún momento
Esta es la suerte que me toca.
En este mundo quién comprenderá
Que es tan ridícula esta historia.
Ya no me aguanto, amigo mío
Y me vuelvo cada día más loca.
Me estoy volviendo cada día más loca
Me vuelvo cada día, cada día mas loca”.
Sigue Celeste:
”Todavía no entiendo la guerra, que un gobierno tenga permiso para hacer semejante cosa. En esos días yo tenía en casa un living, una mesa ratona con hojas, cuadernos, lápices, todas cosas que estaban ahí y usaba para escribir mis canciones. Una noche me senté a escribir un texto largo. Se me hizo la una de la mañana, las dos, las tres, las cinco y seguía escribiendo. Quedó un texto extremadamente largo, cuando me puse de pie para irme a dormir tenía las piernas dormidas”.
“A los dos o tres días encuentro eso que había escrito y la única música que podía ponerle a ese enorme texto era Rock´n Roll, ¡un gran Rock´n Roll!. Un rock lleno de rabia, a full, de rabia y de respuesta, ¿entendés? De decir ¡¡NO!! a un montón de cosas ¡¡NO!!”.
“En verdad, el texto de Me vuelvo cada día más loca habla de muchas cosas. Nunca hace referencia directa a la guerra básicamente porque la canción folletinesca no me gustó jamás. Entonces es como que siempre abro la conversación a más cosas, a más situaciones y temas. A veces el inconsciente colectivo me hace escribir cosas que ni se por qué las escribí, es así.”
“Terminó siendo una canción que entró en el disco con tanta fuerza que se elevó, se robó el nombre del disco, con todo derecho. Y la canté siempre en mis shows, toda mi vida canté esa canción con la misma fuerza y la misma rabia, con el mismo no entender como tanta violencia se hace legal.”
Eso es verdad, vi muchas veces a Celeste en vivo y siempre se las arregla para tocar Me vuelvo cada día más loca, rock, balada, acústica, punk, siempre canta Celeste esa canción y siempre conmueve.
Hay versiones de ese tema de todos los colores, lo que la hace inalterable.
Me encuentro un mensaje esa noche que hablé con Celeste Carballo del tema, que decía: “Ahora que lo pienso, quizás la canción de Charly era una respuesta a la mía.” Quizás si.
O tal vez sea parte del inconsciente colectivo que el arte termina dándole a cosas así la forma bella de una obra maestra.
Como a tantas otras cosas importantes.
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