Tras 47 meses de gobierno, el presidente Arturo Frondizi llegaba a la elección de gobernadores y diputados en un clima de tensión, de intensas agitaciones políticas y militares, que la visita del Che Guevara y la decisión de no acompañar la expulsión de Cuba de la OEA habían agravado. La relación con los sindicatos y con el Peronismo no había sido fácil. Sus proyectos de crecimiento y desarrollo económico habían convivido con picos cambiarios e inflacionarios. Era sin duda un gran estadista, pero en ese momento no eran muchos quienes lo reconocían, entre los sectores dirigentes. En los diez días del 19 al 28 de marzo de 1962, se jugó la suerte de su gobierno.
Lunes 19 de marzo. Se conocen los resultados de la elección provincial -gobernadores y legisladores locales- y la de diputados nacionales realizados el día anterior. El peronismo ha ganado la provincia de Buenos Aires con el dirigente sindical textil Andrés Framini como candidato a gobernador, imponiéndose en cuatro provincias más: Chaco, Tucumán, Santiago del Estero y Río Negro. Los resultados son un impacto para el mundo político, empresario y militar, en los que predomina un marcado antiperonismo.
Martes 20 de marzo. El presidente Arturo Frondizi está decidido a salvar el orden constitucional y a realizar para ello todas las concesiones políticas necesarias, con excepción de su propia renuncia. Así lo manifiesta a colaboradores civiles y militares.
Miércoles 21 de marzo. Los tres secretarios militares -entonces las máximas autoridades de cada una de las tres Fuerzas- se entrevistan a las 0.15 hs. en Olivos con el Presidente. Le transmiten el punto de vista de las Fuerzas Armadas, de que se constituya un Gabinete de coalición integrado por todas las fuerzas políticas no peronistas, para encauzar la crisis y frustrar los intentos en marcha para producir un golpe militar. Se seleccionan 23 nombres. En el caso del Ministerio del Interior -el más relevante dada la crisis política-, se eligen 3: Arturo H. Illia de la UCR; Rodolfo Martínez (h), del Partido Demócrata Cristiano y en ese momento próximo al General Aramburu; y Hugo Vaca Narvaja, del oficialismo. Encomiendan al Secretario de Guerra, el general de División Rosendo Fraga, las gestiones para integrar el nuevo Gabinete de coalición. Illia no puede viajar desde Córdoba debido a la suspensión de su vuelo. Entonces el Secretario de Guerra convoca a Ricardo Balbín, líder del radicalismo, quien rechaza integrar el Gabinete por no confiar en la conducta del Presidente. Balbín sostiene que el partido no gobernará con Frondizi, aunque esto implique su caída. Como no había Vicepresidente, ello implicaba la acefalía. Pese a ello, las gestiones siguen desde la Secretaría de Guerra. Pero antes de que finalice el día, el radicalismo, con el Socialismo Democrático y la Democracia Progresista y la Federación Nacional de Partidos de Centro (conservadores), hacen pública su negativa a integrar. En los hechos, han optado por el golpe.
Jueves 22 de marzo. Tras el rechazo de estos partidos, el Presidente convoca al teniente general Pedro Eugenio Aramburu -el Presidente de facto que le había entregado el poder, pese a las presiones en contrario de los sectores más antiperonistas de las Fuerzas Armadas-, para que encuentre una “solución nacional”. Por la noche el Secretario de Guerra manifiesta a los generales que la variante adoptada sigue siendo mantener a Frondizi y que a las 24 hs. se reunirá con Aramburu para seguir buscando una solución. Pero no logra convencer a varios generales, quienes le plantean que la Marina saldrá esa noche para derrocar a Frondizi. El Ejército comienza a dividirse.
Viernes 23 de marzo. Es la medianoche y los tres secretarios militares se reúnen con Aramburu en la Secretaría de Aeronáutica. La Marina exige la renuncia de Frondizi y manifiesta que no cambiará su posición pese a las gestiones del ex Presidente. Al terminar el día, Aramburu inicia sus gestiones. Manifiesta a un periodista que necesitará hablar con partidos políticos, Fuerzas Armadas, sectores empresarios y otras instituciones representativas del país.
Sábado 24 de marzo. La mayoría de los diarios, plantean que la renuncia o caída del Presidente es inminente. El comandante de la Guarnición Militar de Campo de Mayo, general de Brigada Juan Carlos Onganía, expresa al comandante en Jefe del Ejército, teniente general Alejandro Poggi, que sus unidades respaldan las gestiones que realiza el Secretario de Guerra para mantener al presidente, y las que en ese momento realiza también Aramburu. Este último convoca a Balbín, pero tras salir de la reunión, el líder radical manifiesta al periodismo que no hay solución con Frondizi. En las horas siguientes, socialistas democráticos, demócrata progresistas y conservadores reiteran la negativa de integrarse al Gobierno. Al caer la tarde los almirantes ratifican que Frondizi debe renunciar. El comandante de la III División de Caballería, el general de Brigada Franklin Rawson, se pronuncia contra la mediación de Aramburu. El sector golpista del Ejército ya se mueve en coordinación con la Marina. El cerco sobre Frondizi se va cerrando. A las 20.30 Aramburu entrevista al Presidente en Olivos, informándole que sus gestiones no han tenido éxito y que debe renunciar para salvar el orden constitucional. Tres horas después informa a los secretarios de Guerra y Aeronáutica el fracaso de su gestión. Hay quienes ven en su actitud, planes presidenciales encubiertos, los que se concretan al año siguiente.
Domingo 25 de marzo. El Congreso sigue funcionando y sólo están intervenidas las cinco provincias mencionadas precedentemente. El secretario de Marina, contralmirante Gastón Clement presenta a la 1.15 la exigencia al Presidente de que renuncie. El Presidente informa a los Secretarios de Ejército y Aeronáutica de dicha actitud. Esa mañana el diario Clarín informa que los mandos de Campo de Mayo apoyan la continuidad de Frondizi. El Comandante en Jefe del Ejército, argumentando el fracaso de la gestión de Aramburu, se suma a la exigencia de la Marina de que renuncie el Presidente.
Lunes 26 de marzo. A las 12hs jura el nuevo gabinete. Son nombres reconocidos, pero no significan una coalición política que comprometa a los partidos. A las 20hs, el nuevo Ministro de Defensa, Rodolfo Martínez (h), presenta al Presidente un plan para que reduzca sus atribuciones, debiendo refrendar leyes y decretos los ministros de Interior y Defensa, debiendo ser designado éste por los Secretarios militares. Frondizi acepta y le dice que trate de implementarlo. En la noche el Ministro de Defensa,- que no lleva 24hs en funciones,- explica su plan ante los diez militares más antiguos de cada una de las Fuerzas. La Marina lo rechaza.
Martes 27 de marzo. El Ministro Martínez hace un último intento de salvar su plan. Pero no logra convencer a la Marina. La mayoría de los generales con destino en la Capital se van volcando por la destitución del Presidente. A las 16, se reúnen en el Ministerio de Defensa -que funcionaba en la Casa de Gobierno en esa época- los mandos de las tres Fuerzas. Las deliberaciones duran 7 horas. Se habla de la renuncia o destitución del Presidente. Tienen lugar en un cuadro de confusión, desorden y falta de planes precisos. Pero antes de la medianoche, los tres Comandantes en Jefe que ocupaban entonces el segundo lugar en el mando militar después del Secretario de cada Fuerza, emiten un comunicado, pidiendo la renuncia del Presidente, argumentando el fracaso de la gestión de Aramburu. El plan del Ministro Martínez ha fracasado.
Miércoles 28 de marzo. El comandante en Jefe del Ejército, (Poggi), en nota al secretario de Guerra (Fraga), insiste en la renuncia de Frondizi aunque para ello sea necesario abandonar el orden constitucional, aunque reconoce que esta posición no es compartida por algunas unidades de la Fuerza. La Guarnición de Campo de Mayo, en la que estaban la mayoría de los blindados, y la de Rosario, entre otras, están por la continuidad del Presidente, quien por la mañana se reúne en la residencia de Olivos para enfrentar la situación. Analizan que el Presidente se traslade a Campo de Mayo. Frondizi decide no hacerlo. Quiere evitar derramar sangre en interés de su posición política, pero sigue decidido a resistir. El gobierno de Perón ha tenido un fin sangriento en 1955 y el gobierno de facto dispuso los fusilamientos. Ocho años más tarde tendrá lugar el secuestro y asesinato de Aramburu. El Regimiento 3 de Infantería, que está en el Gran Buenos Aires se subleva abiertamente. El jefe del Regimiento de Granaderos, teniente coronel Herrera, a través del Secretario de Guerra, ofrece que el Presidente que se traslade a la unidad. Frondizi mantiene su actitud de resistencia pasiva. A las 17, recibe a los tres Comandante en Jefe quienes le reiteran como ultimátum la exigencia de renuncia. El Presidente les dice que si la quieren, tendrán que quebrar el orden constitucional. Al atardecer el Secretario de Guerra General Fraga es detenido en su despacho junto con sus colaboradores, por el personal de custodia del edificio que responde al Comandante en Jefe.
Jueves 29 de marzo. En la madrugada Arturo Frondizi es detenido en la Residencia de Olivos. No renuncia. Ha perdido el apoyo de las fuerzas políticas y del sector militar. Mantiene una actitud digna. Ordena a su custodia que no resista. Es trasladado a la Isla Martín García. Deja un legado ético hoy revalorizado. El margen para otro desenlace era muy limitado. Pero 60 años después hay consenso en que su destitución fue un grave error histórico.