“Nunca tuvimos roce alguno con Mauricio jugando al bridge. Entrenamos juntos de manera online y siempre hemos tenido un trato respetuoso. Yo no comparto ninguna de sus ideas, pero este deporte hermoso te une. Y además, ¿cómo me podría molestar alguien por pensar distinto? Al contrario, mejor, porque del que no piensa como yo puedo aprender algo”.
Quien le cuenta a Infobae sobre su relacion con el ex presidente en términos filosóficos es Martín Grinberg, de profesión taxista pero desde este domingo representante argentino en la categoría Open -el equivalente a una selección mayor- en el 45° mundial de bridge, que se lleva adelante en la ciudad italiana de Parma, y en el que también competirá el ex jefe de Estado en la categoría de veteranos.
Si como dice la hipótesis más creíble, el nombre del bridge hace alusión al puente Galata que cruzaban los soldados británicos que inventaron el juego en el siglo XIX durante la guerra de Crimea, ¿por qué este divertimento no podría servir de puente entre un rico ex presidente y un taxista oriundo de Avellanada que debió hacer centenares de turnos extra y pedir un préstamo en el banco para solventarse el viaje y la estadía en Italia?
Para Grinberg, cuyo padre oficinista le enseñó el juego de chico y luego fue desarrollando su expertise a través de cursos online, partidas en clubs barriales y finalmente dedicándole varias horas de entrenamiento diarias desde hace años, se trata de una hermandad entre jugadores que tiene como origen el amor por un deporte que siempre ha sido minoritario en el país y que desafía cualquier diferencia política o social.
“Objetivamente, en el bridge hay más votantes de Macri que de cualquier otro partido. En mi caso, yo soy progresista, no voto ni a Macri ni a los libertarios, pero tampoco voto peronista, o solo lo hago cuando hay una opción que yo creo que es progresista, que no es a menudo. Pero todo eso cuando estás jugando importa nada. Uno puede evitar hablar de política además, como cuando te juntás con tu familia, o no, debatir ideas y chicanearte mientras jugás, pero siempre con buena onda. Porque donde vos estés parado políticamente no tiene nada que ver con el juego, que es tan apasionante que hasta es deporte olímpico”, dice.
Fanático del bridge y devorador de todas las discusiones sobre él, Grinberg está al tanto de las bromas sobre el presidente Macri dedicándose a un deporte históricamente asociado a las burguesías ociosas. ¿Pero le parecen justas?
“No, porque aunque en Argentina el bridge esté vinculado a cierta clase social y se vea como algo elitista, lo cierto es que es uno de los deportes mas baratos, solo necesitás un mazo de cartas y nada más. En el fútbol tenés que tener una pelota y algún tipo de terreno”, responde, y dice que su mayor sueño es que el bridge se convierta en un deporte popular. Cree, incluso, que podría ayudar a revertir la mala racha económica del país.
“Y es que el bridge, al igual que el ajedrez, es un deporte que te ayuda a desarrollar muchas habilidades cognitivas y sociales, todo desde lo lúdico. Lógica, matemáticas, la concentración, trabajo en equipo, con la memoria, todas esas cosas trabajás. Por eso creo que debería enseñarse en las escuelas, ayudaría mucho a los chicos”, explica.
Pese a todo esto, Grinberg reconoce que todavía “Recoleta sigue siendo la capital argentina del bridge”, aunque cree que el interés mediático por la presencia del ex presidente en el equipo argentino podría hacer que mucha más gente se acerque a él. También espera que los jugadores que compitan tengan más apoyo.
“En mi caso, no pude entrenar con la intensidad que me hubiese gustado porque tuve que hacer muchísimas más horas de taxi para poder pagar el alojamiento y los pasajes, aunque solo con eso no alcanzó, también tuve que pedir a la familia que me dé una mano. Obviamente no poder dedicarle tanto tiempo es una desventaja para nosotros con respecto a otras selecciones, que están integradas por profesionales que viven de eso”, explica.
Pese al esfuerzo económico que le demandó, dice que se trata de una oportunidad única que no podía dejar pasar, tanto por él como por su país.
“Cuando vuelva voy a tener que trabajar mucho en el taxi tambien para devolver todo lo que me prestaron. No me sobra nada y aunque estoy tranquilo que tengo suficientes fondos para costearme la estadía hasta el final si ese llega a ser el caso, no te voy a negar que cada vez que salgo a comer me duele el alma. Pero esto lo vale, para atesorarlo como un hito en mi vida y para intentar que Argentina haga una buena performance. Al final todos los que participamos queremos eso”.
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