¿Quién nunca escuchó alguna vez referirse a Buenos Aires como “la París de Sudamérica”? Algunos porteños se enorgullecen con la comparación y van por el mundo golpeándose el pecho por eso, como si venir de ahí los acercara a Europa y los hiciera sentir más importantes. Otros simplemente le restan importancia y prefieren amigarse más con los países vecinos, que muchas veces miran de reojo a los argentinos por su fama de egocéntricos y arrogantes. Lo cierto es que la influencia francesa en Buenos Aires existe y en algunos barrios está más a la vista que en otros. La historia se remonta a unos 140 años atrás, cuando Buenos Aires decidió que quería convertirse en la París de Latinoamérica.
Según el periodista e historiador Daniel Balmaceda, en 1880 las autoridades argentinas regalaron 20.000 pasajes a franceses para que vinieran a conocer el país. Diez años más tarde, se determinó la construcción de unos 140 palacios sobre la Avenida Alvear, hoy la calle más aristocrática y “paqueta” de Buenos Aires.
Fue tal la influencia francesa en la capital argentina que en algunas casas de familias de clase alta los niños aprendieron a hablar francés antes que español. Un ejemplo es el de la escritora Victoria Ocampo, que fue educada por institutrices. Luego, a sus 18 años, asistió a clases de piano, vocalización y filosofía en el Collège de France, una de las instituciones de enseñanza superior más prestigiosas de Francia. También estudió literatura griega clásica, literatura inglesa, los orígenes del romanticismo, historia de Oriente y la obra de Dante y Friedrich Nietzsche en La Sorbona de París.
No es casualidad que las calles de Recoleta, el barrio más parisino de Buenos Aires, lleven los nombres de ex presidentes argentinos que coincidieron con la época de pleno auge de la influencia francesa, como es el caso de Manuel Quintana, José Evaristo Uriburu, Marcelo Torcuato de Alvear y José Figueroa Alcorta.
La Avenida Alvear, ubicada en el barrio de Recoleta, es la calle aristocrática porteña por excelencia. En ella y en sus calles aledañas fueron construidos una gran cantidad de palacios y edificios a fines del siglo XIX y principios del XX con la clásica arquitectura francesa. Entre los más destacados se encuentran los palacios Fernández Anchorena, Duhau, Álzaga Unzué, Ortiz Basualdo, Pereda y el lujoso Alvear Palace Hotel.
Palacio Fernández Anchorena
Construido por el arquitecto francés Eduardo Le Monnier en 1907 e inaugurado en 1909, es una de las pocas residencias de la elite porteña que sobrevive en la Avenida Alvear. Actualmente pertenece a la Santa Sede y alberga a la Nunciatura Apostólica. En 1982 y 1987 hospedó al papa Juan Pablo II durante sus dos visitas a Argentina. También funcionó como residencia presidencial temporaria para el ex presidente Marcelo Torcuato de Alvear y su esposa, Regina Pacini. En 2002 fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Paradójicamente, la familia Fernández Anchorena nunca llegó a habitar el palacio. Juan Antonio, uno de sus dueños, sufrió un accidente cuando vivía en París con su esposa, por lo que el matrimonio decidió quedarse allí y administrarlo a la distancia.
Palacio Duhau
También ubicado en la Avenida Alvear, en él funciona desde 2006 el lujoso hotel de cinco estrellas Palacio Duhau - Park Hyatt Buenos Aires. Los hermanos Luis y Alberto Duhau encargaron la construcción del palacio al arquitecto León Dourge, a principios de la década de 1930. El edificio se inspiró en el Château du Marais de Le Val-Saint-Germain, cerca de París.
Actualmente es uno de los hoteles más elegantes de Buenos Aires, que prioriza el arte en las instalaciones de la histórica mansión.
Palacio Álzaga Unzué
Al igual que el Duhau, este palacio de la calle Cerrito también fue reconvertido en hotel. Desde 2001 forma parte de la cadena de hoteles de cinco estrellas Four Seasons. Antes de ser vendido, fue una de las residencias más imponentes de la aristocracia porteña a comienzos del siglo XX.
Félix de Álzaga Unzué le encargó la construcción del palacio al arquitecto Roberto Prentice en 1916 para vivir junto a su esposa, Elena Peña. Finalizada la obra en 1920, el matrimonio se mudó allí, donde residió hasta su muerte. El edificio fue declarado Bien de Interés Histórico Artístico por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 1997.
Palacio Ortiz Basualdo
Diseñado en 1912 para el matrimonio de Daniel Ortiz Basualdo y Mercedes Zapiola, este palacio es un gran exponente de la arquitectura Beaux Arts. Está ubicado sobre la calle Cerrito, llegando al final de la Avenida Alvear. En 1939 fue adquirido por el gobierno francés y desde entonces funciona como Embajada de Francia en Argentina.
Antes de la pandemia, la Embajada abría sus puertas al público un fin de semana de septiembre coincidiendo con las Jornadas del Patrimonio Europeo. Será cuestión de tiempo saber si este año se retoman las visitas para que los interesados puedan conocer uno de los mayores patrimonios arquitectónicos y culturales de Buenos Aires.
Palacio Pereda
Esta antigua mansión fue propiedad del médico Celedonio Tomás Pereda y su esposa María Justina Girado. En 1920 encargaron la obra al arquitecto Louis Martin, pero fue Julio Dormal, conocido por sus trabajos en el Teatro Colón y el Palacio del Congreso, quien la terminó en 1936. El diseño se inspiró en el Museo Jacquemart Andrè de París a pedido de Pereda.
Tras la muerte de Pereda en 1945, el palacio alberga la Embajada de Brasil en Argentina.
Alvear Palace Hotel
Ubicado casi al inicio de la Avenida Alvear, este lujoso hotel de cinco estrellas conserva el estilo clásico de la Belle Époque. Fue inaugurado en 1932 para recibir a la gran cantidad de turistas europeos que visitaban Buenos Aires en aquel entonces. El hotel destaca por la majestuosidad de sus habitaciones y suites que reflejan los estilos Luis XIV y Luis XV. En él pasaron innumerables personalidades del mundo del espectáculo, la política, el arte y el deporte. Desde 2003 es Patrimonio Arquitectónico e Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.
Saliendo de la escena parisina de Recoleta, hay otros palacios en la ciudad que valen la pena visitar. Entre los más destacados se encuentran el Palacio Errázuriz (hoy alberga el Museo Nacional de Arte Decorativo), el Palacio Bosch (actual residencia del embajador de Estados Unidos), el Palacio San Martín (sede del Ministerio de Relaciones Exteriores) y el Palacio de Aguas Corrientes.
Buenos Aires también esconde rincones parisinos que merecen ser descubiertos. Uno de ellos es el pasaje Rue des Artisans, ubicado en Arenales 1239, donde conviven tiendas de diseñadores de moda, de decoración, locales de muebles, galerías de arte, casas de antigüedades y pequeños comercios edificados en un patio que nada tiene que envidiarle a los famosos pasajes cubiertos de la capital francesa.
Cerca del pasaje Rue des Artisans se encuentra la calle Arroyo, ideal para conocer por su oferta gastronómica y sus galerías de arte.
Si de gastronomía francesa se trata, Buenos Aires ofrece una extensa colección de restaurantes, patisseries y boulangeries de primer nivel para deleitarse con las especialidades galas. En general, los precios en los restaurantes suelen ser bastante elevados. A continuación, una lista con los sitios más destacados:
RESTAURANTES
ROUX (Rodríguez Peña 2300)
Brasserie Petanque (Defensa 596)
Lo Del Francés Café Bistrot (Avenida San Juan 500)
Croque Madame (tiene varias sucursales, la más famosa es la que está ubicada en Avenida del Libertador 1902, en el Museo Nacional de Arte Decorativo)
L’Orangerie Alvear Palace Hotel (Avenida Alvear 1891)
PATISSERIES y BOULANGERIES
Cocu Boulangerie (Malabia 1510)
Merci (Avenida Carlos Calvo 455)
Gontran Cherrier (Malabia 1805 y Zabala 1901)
L’épi Boulangerie (Roseti 1769, Montevideo 1567, Avenida Cramer 2439, Juramento 2527 y Juncal 2769)
Le Moulin de la Fleur (Avenida Pueyrredón 1824)
Mada Patisserie (3 de Febrero 1064)
Labán Pâtisserie (Migueletes 688)
Con un poco de imaginación y ganas de dejarse sorprender, sin lugar a dudas se puede disfrutar de Buenos Aires con otros ojos y, por qué no, hacer de cuenta que París está a la vuelta de la esquina.
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