No todo ocurre arriba de los cuatro escenarios donde se presentarán durante tres días (18,19, 20 de marzo) 100 artistas nacionales e internacionales. Entre la marea de gente -se calcula en unas 100.000 personas por día- que se traslada de un lugar a otro para no perderse la presentación de su show preferido, hay un rincón que es convocante para todos. Por momentos, hay que hacer fila o pedir permiso para inmortalizar el momento. Es que todos quieren una foto con el gigantesco cartel corpóreo de Lollapalooza que da la bienvenida al festival.
El predio del hipódromo de San Isidro abre sus puertas a partir de las 11.30 de la mañana, y con cuatro accesos diferentes, el punto neurálgico que funciona como imán es el gran logo de Lollapalooza. Este 2022 fue intervenido por el artista venezolano Rafael Parra Toro, que aborda el arte cinético a partir de figuras geométricas que se trasponen y logran un efecto visual en movimiento. En el 2019 fue ideado por las artistas Gachi Gasper y Cynthia Cohen, quienes se inspiraron en su serie “Futuro Brillante”.
El cartel por si solo no tendría sentido sin la presencia de los miles de curiosos y de la enorme escultura inflable que inyecta una dosis de color y arte pop. Tiene la firma de la grandiosa artista argentina Marta Minujín y se llama Esculturas de los Deseos.
“¡Este año más formas que alegran, Lollapallooza 2022!”, anticipó la propia artista desde su cuenta personal de Instagram. Y lo logró. Siempre lo hace. Para esta edición Minujín superpuso dos esculturas inflables que le dan a la obra una altura de 17 metros. Se puede transitar, tocar... ¡y escuchar! Una experiencia sensorial casi completa.
A toda hora hay siempre gente intentando inmortalizar la obra en videos o fotos. “Esta se va directo a las stories de mi cuenta personal “, dice Sol, mientras intenta captar la esencia de la instalación. Algo similar hace Juan, que cuando Infobae se acerca a hablar, sin dudarlo pide una instantánea. “Los colores, la textura…contrastan con el cielo nublado, es una postal espectacular”, da indicaciones de cómo imagina su contenido cuando lo cuelgue en las redes.
El sol empieza a bajar, y aparecen las sombras, los claroscuros…. Pero la escultura aún tiene protagonismo. Ese es el momento para la mejor toma. “La verdadera golden hour de la mano de Minujín”, describe Ale, que viajó desde Tres Arroyos para ser parte de Lolla.
La luz solar también interpela a los que bailan en las casitas de colores. Allí solo ingresan algunos pocos. Bailan, se mueven, gritan al ritmo de los DJ’s Camila Reg, Maxi De Grassi o Chapa & Castello, por nombrar algunos. La lista sigue, hay cachengue, electrónica y trap.
Las estructuras de diseño de vanguardia siguen el eje disparador de alegría que propuso Minujín. De eso se trata, de generar encuentros ilimitados entre el arte y la música.
También se destaca la impresionante Vuelta al Mundo traída desde Brasil, con capacidad para 64 personas. Desde las alturas es posible disfrutar de la mejor vista panorámica de todo el festival. La puesta del sol es el horario más convocante. La única restricción: ser mayor de edad.
Dos unicornios de más de 10 metros ya iluminan la noche. Son fáciles de identificar, y completan el circuito de instalaciones del festival. A estas horas, ya forman parte del carrete de fotos del público, los verdaderos protagonistas del arte.
SEGUIR LEYENDO: