Antes de su nombramiento como Obispo de Merlo-Moreno por el papa Francisco en 2013, Maletti había sido obispo de la Diócesis de Bariloche de 2001 a 2013.
El obispo falleció luego de estar varios meses internado. Sus restos fueron velados en Moreno.
Fernando Carlos Maletti nació en Buenos Aires el 17 de marzo de 1949 y fue ordenado sacerdote el 24 de noviembre de 1973 en la catedral de Buenos Aires por el entonces cardenal Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires, según la semblanza que difundió la Agencia AICA..
Entre otros destinos pastorales fue párroco del santuario San Cayetano, del barrio porteño de Liniers, entre 1992 y 2001. Ese año, el papa Juan Pablo II lo nombró obispo de la diócesis de Bariloche.
El 6 de mayo de 2013 el papa Francisco lo nombró obispo de Merlo-Moreno. En la Conferencia Episcopal fue miembro de la comisión de Pastoral Social y delegado episcopal para las Comunidades Eclesiales de Base.
A continuación, el mensaje de despedida de la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia de la Conferencia Episcopal Argentina
Hoy despedimos a un hombre bueno. Hoy falleció el padre Fernando Maletti, obispo de Merlo-Moreno y delegado para la Pastoral de Adicciones de nuestro episcopado. Nuestro amigo.
Así lo recordamos y traemos los mensajes que fuimos recibiendo en apenas dos horas en el chat en el que participan todos quienes le dan vida y nervio a esta Pastoral en todo nuestro país: pastor con olor a oveja, pastor ejemplar, una gran persona, “gracias por todo lo que nos has enseñado para la salvación de las almas”, “que Dios premie su generosa entrega a los preferidos de Dios”, “que el Señor lo reciba con los brazos abiertos como él mismo lo hacía y que nos siga acompañando”, “un obispo muy humano”, “cuánto nos enseñaste con tu testimonio de vida”, “Dios lo tenga en su gloria y desde ahí vele por nosotros”, “que nuestro Querido Maletti descanse en Paz en la Tierra Sin Males”, “agradecemos tu servicio de pastor y hermano de nuestro camino”, “nunca olvidaré tus consejos simples, sencillos, nunca vueltero en el seminario de Devoto. Tu alegría constante, tu preocupación por los más pobres”, “gracias por todo el bien que hiciste en esta tierra y por todo el amor que nos dejaste”, “todos necesitamos un Maletti en nuestras diócesis”, “un cura tan querible. Humilde como el que más. Dios seguramente te recibirá con sus brazos totalmente abiertos para abrazarte muy fuerte como vos lo hacías con nosotros”…
Podremos no conocer el cielo, el misterioso viaje hasta allá y nos quedan unos cuántos millones de preguntas en el tintero, pero de lo que no vamos a dudar nunca es que ahí seguro está Fernando esperando a cada uno de sus amigos. Porque para él nadie sobra. Nadie. Todos somos llamados al buen servicio, a la vigilia en oración, al respeto por la vida de punta a punta, a compartir el pan en una sencilla mesa tendida con amor, a taconear la verdad sin eufemismos, a reírnos, a abrazar.
Humilde, humilde, humilde. Se vestía con ropas de los roperitos de Cáritas, no quería molestar con pedidos extra ni con exigencias superfluas, elegía lo más sencillo, si con lo necesario ya alcanza. Primero en la oración de la mañana y último para levantar la mesa del festejo comunitario. Dispuesto a servir a Dios como dice la canción: “aunque no entienda digo sí”.
Gracias por tu vida, querido padre Fernando.
Estarás reencontrándote con padre Melitón y tantos otros amigos.
De este lado del río quedamos los que supimos con vos construir puentes, los que confiamos en seguir tu testimonio de coraje apostólico, los que viajamos en misión con vos en colectivo, auto, avión y ahora seguimos el viaje confiados en la esperanza que no defrauda.
Hoy despedimos a un hombre bueno.
La Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia te despide con un abrazo que llega hasta la eternidad.
“UN OBISPO, UN PÁRROCO, UN PADRE EN SERIO”
Lo que sigue es la homilía del padre Pepe Di Paola en la misa celebrada en la parroquia San Juan Bosco del Barrio La Cárcova, partido de San Martín, provincia de Buenos Aires.
Queridos amigos, los que están presentes y los que están siguiendo esta misa por las redes sociales:
Hoy tenemos esta misa especial por Fernando Maletti, nuestro amigo, un padre que acompañó siempre las distintas comunidades que tuvo desde el Seminario hasta San Cayetano y otra parroquias en Buenos Aires, en las diócesis en donde estuvo en el interior y también ahora en Merlo-Moreno.
Él era un padre que acompañaba, se alejaba de su dignidad para estar cerca de aquellos a los que la Iglesia le había confiado. Así iba a cada pueblo, a cada parroquia, atendía a cada seminarista como su superior con una dedicación extraordinaria. Los que estuvimos presentes en su ordenación de obispo recordamos la alegría que teníamos todos los curas porque, creo, fue el obispo más popular entre los curas porque sentíamos realmente que alguien que nos representaba iba a ser el obispo, en ese momento, de Bariloche.
Hoy nosotros recordamos, desde la Comisión de Adicciones, que durante 6 años nos acompañó y fue un padre y un pastor que se ocupó de todos: dejó trabajar, alentaba el trabajo y la creatividad, escuchaba en los distintos encuentros que teníamos, también visitaba a aquel que se lo pedía, escuchaba y orientaba a los que iban con alguna propuesta. Un pastor que ha sido muy valioso para nosotros.
Hoy le decimos un hasta luego. Sabemos que se nos adelantó y, al estilo de Maletti, seguramente nos saldría con algún chiste en el camino. Sabemos que ese buen humor, ese buen carácter que tenía con nosotros y con todo el mundo era parte de su sabiduría de cómo encarar la vida. No se encondía en ningún lado: lo recuerdo cuando era obispo de Bariloche que estaba con los pueblos originarios, en el Gran Buenos Aires estaba junto a los movimientos populares y sociales. Alguien que fue obispo en serio, fue un párroco en serio, fue un padre en serio.
Por eso hoy le decimos un hasta luego, le agradecemos todo lo que pudimos aprender al lado de él, su dedicación, su compañía, su afecto. Era el tipo de padre que hacía que todos participaran de las distintas reuniones y encuentros, sentíamos que había un padre para esa gran familia que es la Comisión de Adicciones que tenemos en la Iglesia argentina.
Que Dios lo bendiga y que desde el cielo él nos vaya marcando con su sonrisa, con su buen carácter el camino que tenemos que seguir. Él seguramente ya está con Dios y desde el cielo va a ser alguien que nos sirva de mediador ante nuestras peticiones e intenciones.
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