A 16 días de la invasión rusa a Ucrania, gran parte de la atención mundial se concentra en Mariúpol, en el mar de Azov, cuyos habitantes están incomunicados, sin agua, gas o electricidad e incluso se pelean para conseguir alimentos. Es una situación “casi desesperada”, advirtió Médicos Sin Fronteras (MSF).
“El enemigo todavía bloquea Mariúpol”, asegura el presidente ucraniano Volodimir Zelenski debido a que las tropas rusas todavía no permitieron el ingreso de ayuda humanitaria a la ciudad. Sin embargo, prometió que intentará nuevamente hacer llegar suministros a la ciudad.
“Los asedios son una práctica medieval” prohibida por las leyes modernas de la guerra, se indignó en una entrevista a AFP Stephen Cornish, uno de los coordinadores del operativo de MSF en Ucrania.
Además de Mariúpol, el ejército ucraniano indicó que las tropas rusas despliegan su armamento militar en varias localidades del centro del país como Krivói Rog, Kremenchuk, Nikopol o Zaporiyia. Medios locales indicaron también la activación de las sirenas antiaéreas el sábado en Kiev, Odesa, Dnipró y Járkov.
En medio de este complejo escenario y la falta de avances para acordar un alto el fuego, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se encuentra trabajando en el territorio y en países vecinos para brindar ayuda de emergencia, asistencia, protección y atención a las necesidades de las personas más vulnerables, en su mayoría mujeres, niñas y niños, incluyendo una proporción creciente de niñez no acompañada y separada.
“Esta emergencia requiere que toda la sociedad se involucre, hoy son cientos de miles de personas que nos necesitan, desde Argentina se puede ayudar ingresando en https://donar.fundacionacnur.org/emergencia-ucrania”, sostiene ACNUR en un comunicado, que estima que esta situación podría convertirse en la mayor crisis de refugiados de Europa en lo que va del siglo.
La avalancha de refugiados de Ucrania provocó grandes retos a los países afectados, pero también una ola de solidaridad ciudadana de la que participan ONGs, organizaciones religiosas y personas de a pie de toda condición y nacionalidad.
“Doná ahora para darles contención, un lugar y alimentos”, sostiene ACNUR en su página web, donde invita a hacer pagos mensuales a partir de los $200 con tarjeta de crédito.
“Con $400 podemos brindarles camperas de abrigo a 3 personas refugiadas por mes”, explica el organismo. En la web también aclara que las donaciones efectuadas son deducibles del Impuesto a las Ganancias conforme al art. 81 inc. c) de la Ley y que no son alcanzadas por ningún impuesto nacional, provincial o municipal.
Aquellos que deseen hacerlo por teléfono pueden llamar al 0800-345-2444.
Hasta el momento, la mitad de la población ucrania abandonó el país. La aglomeración de Kiev contaba 3,5 millones de habitantes antes del inicio del conflicto con Rusia. Según la ONU, más de 2,3 millones de personas han huido de Ucrania en las últimas dos semanas.
Igual que ocurre con Rumanía, donde ya ingresaron 140.000 ucranianos, Moldavia es un país de paso para los desplazados, que son casi exclusivamente mujeres, niños y ancianos.
La inmensa mayoría de ellos salen de Ucrania por las fronteras con Moldavia y Rumanía y prosiguen, por tierra o en avión, hacia países occidentales donde algunos tienen familiares. Otro de los países de la UE con frontera con Ucrania es Hungría, donde el Gobierno anunció que ya arribaron más de 120.000 ciudadanos ucranianos.
Buena parte de estos refugiados tienen como destinos finales países con comunidades ucranianas numerosas, como Polonia, Alemania o la República Checa. Mientras tanto, Eslovaquia, otro país limítrofe con Ucrania, ya recibió a 79.059 refugiados de Ucrania.
El país fronterizo con Ucrania al que más refugiados llegan es, sin embargo, Polonia, que recibió a más de 575.000 desplazados procedentes de Ucrania.
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