Gloria Manassero realiza cirugías reconstructivas pediátricas desde hace más de 30 años y dice que trabajar en el Hospital Garrahan la llena de emoción. Allí fue pionera: ingresó como una de las primeras especialistas de ese campo y logró forjar su camino en el mundo que, durante mucho tiempo, fue un espacio exclusivamente de varones.
Ser médica fue una decisión que tomó en la Quebrada de Humahuaca mientras estaba de vacaciones con sus padres, italianos llegados a la Argentina en busca de mejores oportunidades. Mientras admiraba el Cerro de los Siete Colores sintió, con apenas 17 años, que su manera de colaborar para mejorar el mundo estaba en la medicina.
“Llamativamente, cuando comencé mi especialidad éramos menos las mujeres y hoy en día somos la mayoría. Las mujeres fuimos ganando terreno no solo en la especialidad de cirugía plástica sino en la general”, dice la jefa de Clínica del Servicio de Cirugía Plástica y Quemado, que también fue subdirectora de la carrera de Médico Especialista en Cirugía Plástica Infantil y Craneomaxilofacial de la UBA.
Su objetivo, asegura su perfil, es ayudar a que cada persona logre el equilibrio entre su salud y una imagen que refleje el bienestar del cuerpo.
La historia
Gloria Manassero nació hace 66 años en el Gran Buenos Aires. Es hija de inmigrantes que llegaron de Italia para construir una nueva vida. Su padre, que llegó en 1950, era químico y trabajaba para un laboratorio; su madre era costurera y ama de casa.
No fue hasta llegar a Jujuy en ese viaje familiar que definió su futuro. “‘¡Yo voy a ser médica!’, me dije. Tenía el deseo de recorrer pueblitos y ejercer allí. Creo que ese fue mi brote de querer mejorar al mundo, como nos pasó a todos en la adolescencia. Quería hacerlo y ser altruista, solidaria; por eso se me ocurrió que la medicina era un muy buen vehículo para ayudar al otro”, le cuenta a Infobae.
Ya en plena formación en la Universidad de Buenos Aires, comenzó a trabajar en el Servicio de Guardia y el primer día el médico en jefe del sector la mandó a instrumentar una cirugía de apendicitis.
“Aún no tenía idea de qué se trataba ni de qué íbamos a hacer, pero desde ese día instrumenté todas las cirugías de guardia, todas las urgencias y sentí que eso era lo mío. ¡Me encantó ese mundo!”, recuerda el inicio del camino que está por terminar, al menos en los hospitales.
Poco después, decidió que su especialidad sería la cirugía plástica. En este tiempo, llegó la primera de sus hijas. “Entré como concurrente al Hospital de niños de San Isidro donde ya había un cirujano infantil y trabajé con él por tres años. Luego tuve a mi segunda hija y me decidí continuar con la especialidad que cursé en la Universidad del Salvador. Nunca dejé de trabajar ni de estudiar, eso tuvo altos costos afectivos, pero desarrollé las actividades tanto mi vida profesional como familiar”, cuenta.
La especialidad en cirugía de reconstitución le pedía hacer dos rotaciones anuales, lo que implicaba rotar entre hospitales de capital y de la provincia. Esa etapa le significó el momento mas intenso de aprendizaje.
“Cuando llegué a Pediatría, en el Hospital de Niños, me enamoré de la subespecialización y la seguí. Al terminarla, en 1988, gané un concurso para ingresar al Hospital Garrahan y desde entonces trabajo allí. Cuando llegué éramos unos ocho médicos que comenzamos de cero en un hospital nuevo y con una carga horaria diferente al de la mayoría (de 8:00 a 12:00) ya que atendía de 8:00 a 16:00. El trabajo era muy interesante aunque, al mismo tiempo, nos daba miedo pensar si el hospital, al ser tan grande, iba a lograr su objetivo. Creo lo logramos porque con los años todas especialidades crecieron y crecimos nosotros profesionalmente. Se logró que tenga el prestigio nacional e internacional en complejidad pediátrica por el que se lo reconoce”, admite.
Hoy, cercana a su retiro, no se anima a decir qué momento fue el que más la marcó profesionalmente.
“No podría elegir una historia en particular porque en estos años me encontré con múltiples historias y todas terribles, de carencia económica y afectivas, de falta de cuidados, de maltratos que creo que hoy agradezco la posibilidad que me dio el hospital de aprender y ayudar. Eso es lo que rescato”, dice emocionada.
Al mismo tiempo, agrega: “Recibir a cambio el agradecimiento de los pacientes y sus familiares es lo que me llena. Tengo la sensación de haber aprendido a hacer las cosas bien y no hubo noche que no me acostara con la grata sensación de tener la conciencia tranquila por haber hecho las cosas bien”.
La especialidad médica
La doctora Manassero hace reconstrucción de su fisura de labio, cirugías de remoción de tumores cutáneos y un tratamiento para pacientes con parálisis facial congénita que trajo de Toronto. Desde hace 25 años, además, junto a un colega viaja dos veces a Río Gallegos y Ushuaia, en Tierra del Fuego, para realizar la cirugía de fisuras labio alvéolo palatinas.
Lo hace atendiendo a las necesidades e las familias que por problemas económicos no pueden traspalarse a los hospitales de Buenos Aires u otros lejanos donde atienden la especialidad.
“En los casos de fisuras labio alvéolo palatinas llegué a recibir bebés recién nacidos tapados completamente con una frazada debido a la falta de aceptación que esto genera. Entiendo que cualquier mujer embarazada tiene en su mente y en su corazón al bebé ideal y cuando nace un bebé con una malformación, que no sé si es muy conocida excepto que pasen la familia, es difícil de aceptar. Pero trato de acompañar a los padres en ese proceso de aceptación y cuidado de estos chicos que, generalmente, tienen una fisura que no va acompañada de otras malformaciones. Lo importante es que esto tiene cura”, los alienta.
Gloria Manassero es miembro titular a la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora – SACPER, y a la Federación Ibero Latinoamericana de Cirugía Plástica – FILACP y de Smile Train, una organización internacional que empodera a profesionales médicos locales con capacitación, financiamiento y recursos para ofrecer cirugías y tratamiento integral de la fisura labio palatina de manera gratuita a nivel mundial.
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