“Duele mucho venir y ver este desastre porque acá está mi vida, la historia de mi familia y también la de la ciudad de La Plata y sus orígenes”, se lamenta Diego Alejandro Arana mientras empuja con fuerza la puerta de acceso que se resiste henchida por la humedad. Construida en 1883, a poco de la fundación de la capital bonaerense, es una de las pocas edificaciones de esa época que se mantienen en pie y en 2008 fue declarada por ley como patrimonio histórico y cultural de la provincia.
Arana invitó a Infobae a recorrer la propiedad que se encuentra deshabitada desde hace unos quince años, con su frente tapizado de grafitis y su interior con sectores expuestos a riesgo cierto de derrumbe e inmersa en un conflicto vinculado a su preservación que ahora derivó en un juicio millonario contra el fisco.
La vivienda fue construida en 1883 por Diego Pantaleón Arana, a la sazón uno de los primeros residentes de la urbe fundada por su sobrino Dardo Rocha el 19 de noviembre de 1882. Ocupa 150 metros cubiertos en un terreno de casi 900 metros cuadrados de lote original; tiene un formato de típica casa chorizo cuyas 14 habitaciones se despliegan rodeando una verdadera joya arquitectónica, única en el continente, que replica, en menor escala, el célebre Patio de los Leones de la Alhambra, en Granada y que el mismísimo Rocha mandó construir en 1889 con moldes y ornamentos traídos de España como un especial regalo para Diego, que además de tío era también su suegro: padre de su esposa Paula Arana.
Apenas se traspone la doble puerta del acceso principal la vista se deslumbra con un paisaje luminoso cuyo avanzado estado de degradación genera un fuerte impacto. Las paredes decoradas con piezas de yeso han empezado a desprenderse del muro por sectores y los escombros cubren buena parte del piso de mosaicos. El deterioro alcanza a todo lo que está a la vista: los ornamentos que penden del cielorraso sobre la galería circundante, las finas columnas con doble capitel cónico, los arcos suspendidos sobre las aberturas que conducen a las habitaciones.
A la manera de un verdadero rompecabezas, las piezas encastradas combinan formas geométricas e imágenes vegetales además de elementos caligráficos entre los que estudios de especialistas han logrado advertir la inscripción de palabra “dios”; e incluso algunos versículos del Corán escritos en caracteres árabes antiguos.
En varias zonas, sobre los muros descubiertos, han empezado a crecer plantas impulsadas por la humedad condensada en el recinto a raíz de la rotura del magnífico vitraux instalado en la parte superior del patio que presenta todos sus vidrios rotos por piedrazos.
“Es tristísimo, pero como lo ven, esto está hecho puré y cada día que pasa estamos más lejos de poder salvarlo, fundamentalmente por la desidia de los que manejan el Estado”, resume Diego Arana, parado parado con sus brazos en jarra delante de una montaña de escombros en un escenario que se parece mucho al de un local que ha sufrido un bombardeo.
El estado ruinoso de la casa impulsó ahora a los herederos a entablar una demanda contra el Estado provincial en busca de resolver un entredicho que lleva años: quién debe hacerse responsable de la preservación del lugar. En su presentación, pidieron a la Justicia que efectivice la expropiación del inmueble y que se contemple una indemnización ya que alegan haber sufrido un grave perjuicio desde la declaración como bien patrimonial que implicó en los hechos una serie de restricciones de dominio sin que se haya llevado a cabo hasta el momento ninguna acción efectiva de preservación.
La presentación judicial fue realizada en julio último ante el Juzgado en lo Contencioso y Administrativo N° 4 de La Plata, a cargo de la jueza María Ventura Martínez que, según lo informado a Infobae en tribunales, ya dispuso la designación de peritos para determinar el valor de la propiedad y que deberá resolver sobre la propiedad del inmueble. La causa fue impulsada por Sara Matilde Arana en representación de los beneficiarios herencia de Diego Pantaleón Arana. Técnicamente se trata de un juicio de “expropiación inversa”, un mecanismo por el cual los actuales propietarios promueven el traspaso del bien a manos del fisco. Entre otros argumentos citaron el artículo 41 inciso 3 de la ley de expropiaciones de la provincia (N° 5708) que establece que, una vez declarada la utilidad pública, un propietario puede iniciar el juicio de expropiación “cuando la autoridad provincial o municipal turbe o restrinja, por acción u omisión” sus derechos. En este caso, los herederos consideran lesionados sus derechos como propietarios a partir de la sanción de la ley 13.906 aprobada por la Legislatura provincial en 2008 por la que la llamada “Casa Arana”, ubicada en 49 entre 2 y 3, fue declarada como “bien de interés histórico y arquitectónico incorporado al patrimonio cultural de la provincia de Buenos Aires” como “exponente de la arquitectura hispano-musulmana”. Dicha ley otorgó a la vivienda una protección en grado “estructural” que obliga a conservarla integralmente, salvaguardar y poner en valor la autenticidad de su diseño y materiales originales.
A su vez, el inmueble también fue incluido en el decreto municipal N°1579 dictado en 2006, durante la intendencia de Julio Alak, por el cual se constituyó el Catálogo de Bienes Patrimoniales a preservar de la ciudad de La Plata. Esa instancia asignó a la vivienda un grado de protección de carácter cautelar.
Para los herederos “ambas restricciones administrativas suponen una limitación superior al 50 por ciento sobre la libre disponibilidad del inmueble para los legítimos herederos del inmueble y por lo tanto una igual limitación superior al 50 por ciento sobre la totalidad del valor económico del inmueble” se indica en el planteo que llevó a familia a estimar el perjuicio en un monto cercano a los 2,2 millones de dólares a lo cual deben sumarse -siempre según la demanda- los intereses correspondientes a contabilizar desde la sanción de la ley provincial en 2008.
“Por la ley que declaró al bien como patrimonio no se puede vender y se le pide a un particular que la mantenga. Sin embargo, es casi imposible. Hace más de 10 años que estamos luchando para preservarla, sin que las autoridades nos escuchen”, apunta Diego Arana.
Además de promover la demanda en representación de sus hermanos y sobrinos Diego, que es abogado y está encargado de la administración de la herencia, asegura que “el Estado cercenó nuestros derechos sobre la propiedad y por eso nos corresponde una indemnización. Si no tuviéramos restricciones hace tiempo hubiéramos vendido”. “Pensar que estas piezas fueron fabricadas y traídas desde España para ser ensambladas acá como si se tratara de un gran rompecabezas”, acota el letrado.
El área de patrimonio en el gobierno bonaerense, que depende del Instituto Cultural hoy conducido por Florencia Saintout, está en manos del respetado arquitecto especialista en el tema, Pedro Delheye. Ante la requisitoria periodística el área de prensa hizo saber que no habría declaraciones de funcionarios al respecto aunque un vocero indicó: “Entendemos la demanda de la familia y consideramos que está en su derecho”. En relación al conflicto la fuente aseguró que “se está estudiando la presentación judicial”, aunque aclaró que ,”más allá del caso puntual el patrimonio es un asunto muy importante para la actual gestión y, sobre todo, teniendo en cuenta que se trata de un bien localizado en la capital de la provincia”.
Lo cierto es que, más allá de las declaratorias de parte de la provincia y el municipio, no existe hasta hoy un programa oficial destinado a su salvataje. Antes de recurrir a la instancia judicial los herederos aseguran haber hecho reiterados pedidos a las autoridades para conseguir ayuda para solventar los gastos del mantenimiento.
Un regalo desde Granada
Amante del arte y los viajes, Dardo Rocha emprendió un largo viaje por Europa tras dejar la gobernación. En Granada quedó impactado ante la fortaleza, los palacios y los jardines y, en especial, la última de las construcciones de la residencia de los monarcas granadinos: el Patio de los Leones de la Alhambra, erigido en 1377 por Muhammed V.
A su regreso trajo como obsequio para su tío-suegro todo lo necesario como para construir una réplica del Patio de los Leones. Los moldes de yeso llegaron a bordo del vapor italiano Regina Margherita en siete cajas junto con las instrucciones para que la obra fuera ejecutada por el artista español Ángel Pérez Muñoz, quien junto a tres artesanos también venidos de España, demoró casi dos años para completarla. Además Rocha se hizo de un registro fotográfico de la obra, para que las imágenes sirvieran como orientación para el constructor. Una vez terminada la obra y para evitar que fuera copiado, hizo destruir los moldes.
Originalmente existía una fuente en el centro del patio que fue suprimida tras una gran inundación que sufrió la ciudad a principios del siglo XX que obligó a la colocación de un revestimiento cerámico de color maíz de casi un metro de altura que posee una guarda en la que resalta la figura de un león rampante.
“El Patio se asemeja al claustro de un convento. Los planos originales muestran que es la típica casa chorizo, una sucesión de habitaciones y puertas que están conectadas por una galería que da a la salida principal”, explicó la arquitecta Marcela Nacarate que asesora a la ONG Defendamos La Plata, un colectivo de vecinos en defensa del patrimonio.
La casona de los Arana ocupa 150 metros cubiertos en un terreno de casi 900 metros cuadrados del lote original, tiene un formato de típica casa chorizo cuyas 14 habitaciones se despliegan rodeando el patio nazarí. Según los relatos de época durante un tiempo Rocha habitó el lugar y hasta en alguna oportunidad, asomado a uno de los balcones, presenció un homenaje que le tributó la banda de música de la policía.
Hoy el sitio se encuentra deshabitado desde agosto de 2007 cuando se produjo la muerte de su último morador: Alberto Belisario Arana, nieto de Diego Pantaleón Arana y sobrino de Dardo Rocha.
En todo este tiempo hubo reiterados intentos de robo e intrusiones e, incluso en 2017 un principio de incendio afectó una parte de la finca. Poco antes de que se iniciara la pandemia le sustrajeron dos rejas de hierro de los balcones del frente lo que obligó a los dueños a tapiar esas aberturas con ladrillo hueco.
Los Arana consideran que están en una encerrona: por un lado aseguran haber recibido varias ofertas para la venta, incluso de poderosos capitales árabes, pero sostienen que cuando los interesados se enteran que debe intervenir el Estado por la declaratoria patrimonial, desisten de la operación. Por otra parte, señalan que en las actuales condiciones restrictivas el mantenimiento sólo es posible con fondos públicos. “Hemos intentado mantenerla nosotros pero es muy difícil por su antigüedad y no podemos vivir allí. Todos los arreglos son muy costosos y no es fácil encontrar quien los haga correctamente”, explica Diego Arana durante la recorrida por la casa junto a Infobae. “Aspiramos a recuperar la propiedad y así poder venderla o bien que el Estado se haga cargo de haberla incorporado a los bienes patrimoniales a preservar sin haber llevado adelante ninguna acción para cumplir con ese cometido”, sostiene y mira apenado el deterioro de la pinotea de una de las habitaciones ganada por la humedad.
En 2011, el Centro de Mujeres Españolas, una entidad encargada de promover las raíces ibéricas en el país, había conseguido el apoyo del rey Juan Carlos I para intentar recuperar la casa de la familia Arana, sin embargo, la iniciativa no logró convencer a los propietarios del lugar y terminó por quedar en nada. Asimismo, el enterarse del estado de la propiedad, integrantes de la Comisión Nacional de Monumentos buscaron acercar diferentes propuestas para que no se eche a perder la histórica edificación, pero todas quedaron truncas.
En tanto, especialistas de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia realizaron en 2007 el informe más detallado de todos los existentes sobre el patio nazarí. En el trabajo llevado a cabo por Cristina Vitalone, Arnoldo Delgado, Luis Traversa y Sebastián Márquez, se destaca que “la utilización de formas geométricas incluye la estilización de elementos como hojas, follaje y flora (decoración en ataurique) y la inserción de elementos caligráficos, un elemento muy apreciado pues permite registrar la palabra ‘Dios’; en este caso, los siguientes versículos del Corán inscriptos en caracteres árabes antiguos: ‘La amistad es sagrada. Hay un solo Dios. Alá es su discípulo’‘’. Los científicos remarcaron que, además de presentar valores históricos que efectivamente lo convierten en un bien patrimonial, se “trata del único exponente de la arquitectura hispanomusulmana en una clásica residencia privada de la etapa fundacional de la ciudad de La Plata”. En el informe, los expertos recomendaron -ya por entonces- la urgente realización de tareas de reparación y restauración y aclararon que éstas deben realizarse siguiendo un plan integral que “involucre especialistas capacitados en moldería, reproducciones en yeso y técnicos y mano de obra calificada”.
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