El papa Francisco firmó un decreto en el que se declaran las “virtudes heroicas” del cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, fallecido en Roma en 1998, y lo que significa el primera paso en el proceso de beatificación.
Francisco tomó la decisión, junto con otros religiosos, tras mantener este jueves una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
Con el reconocimiento de las “virtudes heroicas” publicado hoy por el Vaticano, Pironio pasará a ser “venerable” y quedará a un milagro de poder ser beatificado, según la reglamentación vaticana.
Fuentes vaticanas explicaron a la agencia Télam que la comisión médica del Vaticano, que debe decidir sobre la beatificación de Pironio, deberá estudiar ahora un posible milagro en la curación de un niño argentino que había tragado y respirado polvo de cobre y que, tras ser internado, fue dado de alta completamente curado. Desde entonces no tuvo ninguna otra consecuencia, en el que habría intercedido una oración de la madre al cardenal.
La publicación del decreto vaticano se produce a casi seis años de que se iniciara la denominada “fase romana” del proceso por el que Pironio puede convertirse en el segundo santo argentino, tras el “cura gaucho” José Gabriel Brochero, canonizado en 2017.
El cardenal Pironio nació el 3 de diciembre de 1920 en el distrito bonaerense de Nueve de Julio y murió el 5 de febrero de 1998 en Roma, pero sus restos fueron trasladados a la basílica de Lujan.
El menor de 2 hijos, nació en una familia de inmigrantes italianos. Completó sus estudios eclesiásticos en el seminario de la arquidiócesis de La Plata y obtuvo la licenciatura en teología en la Pontificia Universidad Angelicum de Roma.
Ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1943, fue profesor y luego rector del seminario de Buenos Aires y posteriormente se convirtió en decano de la facultad de teología de la Universidad Católica Argentina.
Primero fue nombrado obispo auxiliar de la arquidiócesis de La Plata y, más tarde, obispo de Mar del Plata y también fue secretario y luego presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM). Participó de las últimas sesiones del Concilio Vaticano II como Padre Conciliar.
En 1975 fue llamado a Roma por Pablo VI como prefecto de la Congregación para los Religiosos y, más tarde, nombrado Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos por Juan Pablo II.
En 1984 el papa Juan Pablo II lo hace responsable de los laicos, papel en el que tuvo un rol protagónico en la organización de las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Sínodo sobre la identidad y misión de los Laicos y la encíclica “Christifidelis laicis”.
Cuando falleció, en 1998, la ceremonia fúnebre fue presidida por el papa Juan Pablo II en el altar de la cátedra de la basílica del San Pedro en el Vaticano.
Con el decreto firmado por el Papa Francisco, Pironio se encamina al proceso de santidad, que tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable siervo de Dios, la segunda beato y la tercera santo. El proceso de beatificación se inició en Roma hace más de una década, el 21 de junio de 2006.
Venerable Siervo de Dios es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce “haber vivido las virtudes de manera heroica”.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, como este caso, y para que sea canonizado, hecho santo, se precisa un segundo milagro obrado “por intercesión” después de ser proclamado beato.
El anuncio del Vaticano coincide poco después de un nuevo aniversario de la muerte de Pironio. El domingo 6 de febrero, la la Basílica de Nuestra Señora de Luján volvió a conmemorar la figura de Eduardo Francisco Pironio, en la que se volvió a pedir por su beatificación.
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) expresó hoy su “gran alegría” por la promulgación del decreto del Papa Francisco que declara las “virtudes heroicas del Siervo de Dios” sobre el cardenal y la entidad renovó su “fervorosa oración para que prontamente el querido cardenal Pironio pueda ser beatificado”.
“Es un profundo gozo que una figura tan importante en la vida de la Iglesia, y que fue parte de este Episcopado, sea propuesto hoy como ejemplo de vida cristiana y sacerdotal y fuente de inspiración para nuestra caridad pastoral de obispos y sacerdotes, a través del reconocimiento que se ha manifestado de su vida y testimonio”, comunicó la organización eclesiástica.
“A los pies de la Virgen de Luján, confiamos este momento que nos llena de esperanza y que sin dudas será para Gloria de Dios y bien de nuestro Pueblo”, concluyó el texto con la firma del presidente de la CEA, monseñor Oscar Ojea, acompañada de la del vicepresidente primero, monseñor Marcelo Colombo; el vicepresidente segundo, monseñor Carlos Azpiroz Costa; y el secretario general de la CEA, monseñor Alberto G. Bochatey.
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