El emotivo encuentro entre una donante de sangre y un paciente que la recibe

Fernanda Barbería y Mauro Ottone se conocieron mientras él recibía una trasfusión y luego de que ella hiciera una nueva donación para honrar la memoria de su hermano. La importancia de hacerlo y el agradecimiento de un paciente hematológico crónico

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Mauro Ottone, receptor, y Fernanda Barbería, donante, se conocieron en el Hospital Ramos Mejía
Mauro Ottone, receptor, y Fernanda Barbería, donante, se conocieron en el Hospital Ramos Mejía

“Donar sangre es donar vida”, aseguran las campañas más conocidas. Y así lo afirman los protagonistas de las historias que se cruzan en un hospital de Buenos Aires.

Mauro Ottone padece talasemia, una enfermedad genética y hereditaria que hace que su cuerpo produzca glóbulos rojos “de manera defectuosa”, eso significa que necesitará como único tratamiento transfusiones de sangre porque es paciente hematológico. “Desde pequeño me siento en un sillón para recibir mi transfusión de sangre. Si no existiera esto, no sé si estaría acá porque es clave. Quince minutos de tu tiempo a mí me salva la vida”, le dijo mirando a los ojos de una joven mujer que hasta ese instante no conocía.

Ella es Fernanda Barbería, una de las tantas personas que de manera voluntaria dona su sangre desde octubre de 2019, poco después de que Pablo, su único hermano muriera. Lo hizo como agradecimiento al Hospital Ramos Mejía, donde durante ocho meses él peleó por su vida y recibió transfusiones constantes. Para ella, hacerlo es una forma de agradecer al mundo la posibilidad que él tuvo.

“Después que falleció busqué la manera de volver al hospital, que fue como mi segunda casa, para agradecer lo que habían hecho por Pablo. La primera vez, cuando me estaban haciendo los controles para donar, me preguntaron por qué lo hacía y les expliqué mi historia y me dijeron que esa era la mejor manera de honrar su memoria”, explica la empleada de 45 años.

Ese mismo hospital fue el escenario de este encuentro entre donante y un paciente.

Una de las tantas campañas para donar sangre se realizan en el Hospital Ramos Mejía
Una de las tantas campañas para donar sangre se realizan en el Hospital Ramos Mejía

El encuentro

Mauro Ivan Ottone tiene 42 años, es comerciante, graduado de periodista, y vive en Villa Luro. “Mi diagnostico es Talasemia Mayor, también conocida como Anemia del Mediterráneo. Tenerla significa que mi médula ósea fabrica glóbulos rojos más pequeños y que duran menos tiempo; y ese déficit sólo se pueden compensar con transfusiones de sangre cada 15 o 20 días”, le explica a Infobae.

Emocionado por verse por primera vez con una donante, asegura que el encuentro “fue genial”. “No es algo que suele pasar porque el donante va al hospital, deja su sangre y se va. Los pacientes vamos, ponemos nuestras venas, recibimos esa sangre y alargamos nuestra vida. Entonces, con Fernanda materializamos ese contacto y pudimos saludarnos. Fue algo muy especial porque en muy pocas ocasiones tenemos esa posibilidad de vernos ‘en vivo’ con quienes nos donan sangre”, dice.

Generalmente, cuenta, conocen a muchos de los dadores de la sangre que reciben porque son las personas del entorno de cada paciente. “Con los héroes voluntarios, perdón..., con los donantes voluntarios, seguramente, nos cruzamos en los pasillos sin saberlo”, dice Mauro. Y Fernanda reconoce: “Conocer a Mauro fue emotivo porque todo eso que imagino por fin se materializó. Al verlo sentí paz y emoción porque en él vi la cara que siempre imagino cuando me hacen extracciones y su agradecimiento, claramente, me hizo entender lo importante que es mi acción”.

Fernanda Barbería luego de donar sangre
Fernanda Barbería luego de donar sangre

Para él, la única cura esperable es el trasplante de medula ósea. “Entonces, recibir trasfusiones es una necesidad constante. Calculá que desde chicos necesitamos un donante cada quince días. Siendo adultos necesitamos recibir dos unidades de glóbulos rojos. Por eso, si cada paciente no cuenta con esas tres o cuatro personas que dejen su sangre en tiempo y forma cada mes, nuestra salud corre serios riesgos”, dice.

Sobre esa responsabilidad, Fernanda explica un poco más sobre qué la motiva cada vez que decide volver a donar su sangre. “Con el tiempo entendés que la sangre es lo único que no se puede comprar, que no se puede fabricar y que depende de la solidaridad de las personas. Por eso, es importante dejar el egoísmo de lado y no esperar a que nos pase a nosotros para tomar conciencia”.

En ese sentido, Mauro explica sus propios temores: “Es desesperante la falta de dadores de sangre que hay. Nos angustia mucho cuando llega el día del turno y no sabemos si vamos a poder ir, si nos van a dar una sola unidad en lugar de dos o si, directamente, van a reprogramar la transfusión unos días más tarde. Esa situación no es la ideal porque comenzamos a sentir agotamiento y hasta ocasionalmente dolores. Nos pone mucho peor atravesar ésta caótica situación que ocuparnos específicamente de nuestra patología”.

Mauro Ottone durante la trasfusión de sangre en el Hospital Ramos Mejía
Mauro Ottone durante la trasfusión de sangre en el Hospital Ramos Mejía

Agradecido por el gesto de amor que lo aferra a la vida, finaliza: “La sociedad es solidaria y se predispone bien cuando se entera de necesidades como éstas. Pero a veces sentimos que eso no alcanza”.

A modo de alentar a más personas a ser dadoras de sangre, Fernanda agrega: “No duele hacerlo, pero sí nos puede doler tener que estar del lado del que la necesita. Nos hace bien y salva vidas. Son solo cinco minutos y en ese tiempo cierro los ojos y pienso en todo esas personas a las que con un poquito de mi tiempo les puedo salvar la vida... Imagino los casos de gente en cirugías menores, en cirugías mayores, víctimas de accidentes de tránsito, en los niños recién nacidos y sé que con ellos estoy colaborando. A veces, mientras me hacen la extracción me detengo a pensar ‘¿a quién irá mi sangre?’, y saber que desde mi anonimato estoy colaborando con alguien más y con lo único que no se encuentra en ningún otro lado excepto el brazo del que dona, es hermoso”, concluye.

Donar sangre en tiempos en tiempos de Covid-19

La sangre y los productos sanguíneos seguros, así como su transfusión, son un aspecto fundamental de la atención de la salud pública. Cada día permiten salvar vidas y mejorar la salud y la calidad de vida de muchos pacientes. La necesidad de sangre es universal, pero el acceso de todos los que la necesitan no lo es.

Pueden donar sangre todas las personas entre 18 y 65 años que pesen más de 50 kilos y gocen de buena salud
Pueden donar sangre todas las personas entre 18 y 65 años que pesen más de 50 kilos y gocen de buena salud

Para garantizar que toda persona que necesite sangre segura pueda acceder a ella es preciso que donantes voluntarios donen periódicamente. Durante la pandemia de COVID-19, a pesar de las restricciones de movilidad y de otras dificultades, es igual de imprescindible que las personas continúen donando sangre y plasma para pacientes que requieran transfusiones.

“La mayoría de nuestros pacientes que requieren transfusiones crónicas son pacientes hematológicos. Muchas de estas patologías son talasemias, drepanocitosis, aplasias, leucemias tienen un alta requerimiento transfusional. Entonces, para poder ayudarlos necesitamos tener los donantes de sangre para los componentes que cada uno necesite”, dice Inés Ferniot, jefa de Hemoterapia del Hospital Ramos Mejía.

Oscar Torres, coordinador de la Red de Medicina Transfusional, asegura: “Donar sangre es una felicidad para quien la dona de forma voluntaria, porque sabe que le está dando parte de su ser a otra persona, a la que a través de la transfusión le va a transmitir esa felicidad, porque esa felicidad le va a transmitir vida”.

Según informan, la Pandemia por COVID-19 y el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio trajo como consecuencia el descenso del 80% en el número de donantes que concurrían diariamente a donar sangre, esto llevó al descenso del 50% del Stock de Glóbulos Rojos en los Servicios Hospitalarios. Sin embargo, todos los días se continúan atendiendo innumerables enfermedades para las que este recurso terapéutico es imprescindible e impostergable (talasemias mayores, problemas oncológicos, problemas hematológicos, cirugías, accidentes, hemorragias, partos, etc.).

En este contexto, la Ciudad realiza campañas e intensifica las campañas de donación de sangre.

Quiénes pueden donar

-Todas las personas entre 18 y 65 años que pesen más de 50 kilos y gocen de buena salud.

-En caso de que haya donado previamente, debe procurar que hayan pasado al menos 8 semanas.

-Quien haya tenido COVID-19 debe concurrir mínimo 28 días contando del momento que le dieron el alta médica. Quienes se hayan vacunado pueden donar luego de las 72 horas de la última dosis.

-No es necesario ningún tipo de ayuno previo al horario de donación, se puede asistir inclusive luego de desayunar o almorzar. Es importante asistir con DNI y lapicera.

Las campañas son llevadas a cabo por un equipo interdisciplinario con médicos especialistas, técnicos, bioquímicos y promotores de hemodonación de los hospitales porteños pertenecientes a la “Red de Medicina Transfusional”. El objetivo es motivar a los donantes a seguir donando sangre regularmente y que personas sanas que nunca lo han realizado se conviertan en donantes.

Para evitar demoras y aglomeración de personas puede solicitar turnos en https://www.donarg.com.ar y por dudas/consultas vía email con redmedtransfusional@buenosaires.gob.ar.

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