El jueves 28 de octubre de 2021 a las 9:25 lo había visto por última vez. Había presentado, en una sala del Colegio Agustiniano dentro del Vaticano, la edición en italiano de su libro La Salud de los Papas. La cita duró cuarenta minutos, más del tiempo que dispone algún presidente. Le confesó que le había encantado el capítulo que protagoniza y le preguntó, en aquel momento, si había podido incluir algo de la operación, técnicamente una estenosis diverticular grave con signos de diverticulitis esclerosante. Le respondió que no. “En la próxima entrevista te cuento todo”, le advirtió.
La intervención quirúrgica ocupó apenas unas líneas en el libro por los tiempos de la traducción italiana. Había quedado pendiente el desarrollo de esa operación. Hoy Nelson Castro, el prestigioso médico y periodista, volvió a entrevistar al Papa Francisco. Esta vez, la audiencia duró cincuenta minutos: “Creía que iba a ser una charla más corta porque el tema era más puntual. Creí que en veinte minutos íbamos a estar, pero la conversación duró mucho más”. “Estar allí, atravesar el patio de San Dámaso, entrar en el palacio apostólico, pasar por la sala Pablo VI, por la sala Alejandro VI y llegar al despacho papal, es toda una emoción al margen de lo que ha representado la conversación con el Papa”, corroboró.
La agenda del Sumo Pontífice suele ser apretada, celosa y precisa. El motivo de la entrevista era tratar un tema puntual de su salud. Hablaron de eso y de las cosas que implican ser un Papa con buena salud. “Habló con total llaneza, con total crudeza y con un notable buen humor”, retrató y hasta contó una infidencia que le dijo Francisco, en tren de gracia: “Cuando un Papa se enferma, mucho de los que no lo quieren empiezan a festejar”.
Es la séptima vez que lo entrevista: cuatro en el Vaticano y tres en viajes por el mundo. “Lo vi muy bien -reconoció en diálogo con Radio Rivadavia-. Es impresionante la capacidad de recuperación de un hombre de 84 años que tuvo una operación delicada. No tiene una sola arruga en la piel, una piel fresca, lozana. Una mirada vivaz, una sonrisa permanente. Lo vi caminar muy bien. Me dijo: ‘Estoy caminando mejor porque estoy con un tratamiento con un osteópata y me está corrigiendo, si bien rengueo no tengo dolor, por lo tengo puedo caminar con mayor vivacidad. Bajé dos kilos, tengo que bajar cuatro más’”.
“Lo encontré con una noción perfecta de su presente, de su futuro. En algún momento la vida se termina y para alguien de 84 años ese momento puede ser cualquier momento. Lo vi en pleno ejercicio de su poder. De hecho, nosotros llegamos: la entrevista empezó nueve menos veinte y terminó nueve y media, y ya había recibido a dos cardenales. Cuando salimos estaba el cardenal de Milán esperándolo con una agenda larga. Me encontré con alguien feliz de hablar de su enfermedad con tanta llaneza y tanta tranquilidad. Un hombre con un dominio y con un ejercicio pleno de poder”, desarrolló Nelson Castro.
No pudo omitir un tema recurrente: la postergada visita del Papa argentino a su país. En el libro, el ex cardenal señaló que no volverá al país. Se lo había preguntado en la entrevista que dio origen al trabajo, en 2017. En ese momento, le respondió: “Nelson, viví 76 años en la Argentina, ahora soy el Papa y me voy a ocupar del mundo”. En la entrevista de octubre del año pasado no se lo preguntó. En la última sí. La respuesta fue evasiva: “Si pudiera responder esa pregunta…”. Le reconoció, sin embargo, que había estado cerca de regresar en 2017, pero por tiempos y burocracias no se concretó la visita. Y le admitió, a su vez, que imagina su muerte en Roma.
En el reportaje que le concedió hace cinco meses, Nelson Castro relató que el Papa comía menos y muy variado. Textualmente le dijo: “Estoy con una dieta estricta, que la estoy observando muy bien”. “Me encontré con un hombre en pleno estado de salud, joven. Tal como si el tiempo no hubiera pasado, y menos una operación como la que tuvo. Estaba muy bien, y ese era un elemento que me interesaba mucho. Lo vi con el cutis fresco, la mirada atenta, de buen humor, conduciendo la conversación…”, contó el médico y periodista en un artículo publicado en Infobae.
“Cada vez que me encuentro con él me conmuevo. Cuando salimos, en la puerta de San Dámaso me senté en la escalinata y lloré por dentro. Además, en esta ocasión hubo algo muy personal. El libro está dedicado a mi mamá y mi papá, y me dijo que le encantó la dedicatoria”, contó en aquella nota, en la que explicó que la génesis del libro nació en el mismo Papa Francisco. “En el 2013, cuando lo entrevisté después de la Jornada de la Juventud en Río de Janeiro, supe que él había leído Enfermos de Poder (el libro de Nelson Castro sobre la salud de los presidentes) y que le había gustado. Más adelante fui a cubrir el lanzamiento de Scholas Occurentes. Estaba en la audiencia de los miércoles, y cuando me vió, me señaló con él índice. ‘Ya le dije que tienen que escribir el libro de los Papas’, me dijo. Es un hecho fundamental. No habría libro sin esas palabras del Papa. Cuando hice la entrevista sobre el tema fue una cosa extraordinaria. Es histórico, atrapante y único. Vos lo leés y te parece una novela. Es el primer Papa en 200 años que habla de su salud”.
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