La infancia de Melina Rufino fue feliz. Creció como la menor de tres hermanos en un hogar en el que el amor era la moneda de cambio. Siempre supo que había sido adoptada cuando tenía tres meses de vida, que su mamá biológica no la había podido cuidar y, por eso, decidió darla en adopción para asegurarle una buena vida. Así se lo habían contado y eso pensó hasta hace dos meses, cuando comenzó a desmarañar su pasado.
Siempre también quiso saber más, pero sentía que indagar en su pasado y buscar a la mujer que la tuvo en su vientre nueve meses era traicionar a la madre que la crio y le dio su amor; al padre que estuvo con ella cuando dio los primeros pasos y al hermano y hermana que incluso hasta hoy la cuidan y celan.
“Fui criada en Venado Tuerto (Santa Fe), pero sé que nací en Santa Elena, Entre Ríos, y que cuando tenía tres meses y medio fui adoptada. Estoy anotada como nacida el 10 de febrero de 1987 aunque, por lo que estuve averiguando, puede haber diferencia en uno o tres días con la fecha real de mi nacimiento”, cuenta la docente en Educación Especial que este año sopló las velitas con lágrimas en sus ojos.
Historia de una búsqueda
“Busco a una mujer que haya tenido una beba entre el 8 y 10 de febrero de 1987 en Santa Elena, Entre Ríos. Hace un par de meses comencé a buscar información para dar con mis padres biológicos”, inicia su relato y admite que el primer tiempo de búsqueda no se animó a mostrar su imagen.
Su familia adoptiva le asegura que no tiene mucha más información que aquella que le contaron desde niña y de lo que se hablaba cada tanto en casa, pese a que en la década de los 90′s hablar de adopción era tabú y hasta un tema que se ocultaba debajo de las piedras puertas afuera.
“Cuando comencé a investigar supe cosas muy duras y que no esperaba sobre la gente que intervino en mi adopción. Al parecer, no hubo legalidad en eso. Creo que me vendieron y que la mujer que se hizo llamar mediadora, en realidad, fue mi apropiadora”, sospecha con dolor.
Su acta de nacimiento no da cuenta de que fue adoptada. “¡No hubo un Juzgado que interviniera! Estoy anotada como hija biológica de mis padres adoptivos”, exclama y dice creer que ellos (siempre les dirá “mi papás”) fueron engañados por aquella mujer a quien ya tiene identificada pero, por cuestiones legales, no puede develar su nombre.
“Crecí sabiendo, o creyendo, que mi mamá biológica me tuvo siendo muy jovencita, que no podía alimentarme, ni criarme y que por eso me entregó a una familia que sí pudiera darme lo que necesitaba, pero hoy no puedo decir que la historia de ella sea cierta. Según me contó mi hermana, que es mayor y que estuvo el día que me entregaron a mi familia adoptiva, todo pasó en un hotel de una planta al que llegó quien me entregó y que mis padres le dieron plata antes de que ella me llevara a ese lugar. Al hotel también ya lo tenemos identificado...”, agrega.
Para Melina afrontar la búsqueda es la bisagra de su vida. Tiene el pleno derecho de conocer su identidad y la necesita. En este tramo, la acompañan desde el primer momento una amiga, su marido, sus hermanos y las compañeras de trabajo de la escuela en la que ya comenzó a trabajar de cara al ciclo lectivo 2022.
Su mamá adoptiva murió hace dos años y admite que nunca se atrevió a preguntarle nada más de lo que ella le decía “para no decepcionarla ni causarle un dolor”; su papá tiene 80 años y le jura que no sabe más de aquello que siempre le contó. “Tuve una infancia tan linda y buena que nunca me atreví a indagar más”, revela.
“Quiero saber qué pasó conmigo antes de que ellos me adopten, cómo fue la adopción, si los engañaron y desconocían todo lo que descubrí investigando... Tengo muchas preguntas y esas son las que me llevaron a realizar esta búsqueda”, admite la mujer que está en pareja y es mamá de Nina, de 3 años.
También le dice a Infobae que aún no se anima a visitar el lugar donde nació, pero que es algo que tiene planeado para hacer con su familia para, de una vez, conocer su verdad: “Solo sabía el nombre de la mediadora de mi adopción y en la página web Te estoy buscando, una chica que también busca a sus padres nombra a esta señora, y no dice cosas buenas sobre ella”.
Luego de ese hallazgo, decidió hacer su propio pedido de ayuda y esa publicación comenzó a recorrer todos los grupos similares de Santa Elena. “Comencé a recibir información sobre cosas que desconocía: supe también que la mujer que me entregó le pidió dinero a mis papás durante un año porque, aparentemente, mi madre biológica lo necesitaba para irse a Corrientes, por eso hasta allí extiendo mi búsqueda”.
Consternada, reconoce: “Yo no sabía que en esa zona la venta de bebés, sobre todo en esos años, era algo tan naturalizado. Escuché casos de chicas que tienen hijos y que los venden o que se los sacan y los venden, ¡es tremendo!”.
A Melina, conocer esa parte de la historia, que pueda que sea o no la suya, le causa dolor pero a la vez la impulsa para seguir indagando y reforzar su deseo de llegar a descubrir su verdadero origen. “¡Quiero, necesito, saber qué pasó!”, clama.
Hasta ahora, logró dar con el contacto del sobrino de la mujer que siempre supo había intervenido en su adopción. “Me cansé de llamarlo y no responde. Solo sé que ella tuvo un ACV hace poco y que no habla con nadie, no da información de ningún tipo y que se trata de una señora mayor... Una chica la fue a buscar a Santa Elena y me contó eso”, detalla.
Intentando unir esa nueva información con su pasado y la vida que tuvo, dice: “Durante mucho tiempo pensé que saber quién era esa señora (por su madre biológica) no iba a modificarme en nada porque yo había vivido muy bien... ‘¿Qué va a modificar en mi saber por qué fui abandonada?’, pensaba, pero hoy quiero saber cómo fue todo porque quizás puede no ser así... ¿Y si a ella le sacaron a su bebé y me quería?”.
Hasta el momento hay algunas mujeres que la contactaron porque también quieren reconstruir su historia y buscan a sus posibles hermanas nacidas en 1987 y dadas en adopción en Entre Ríos.
“Solo deseo saber qué pasó y alentar a quienes tienen estas mismas dudas, que investigue”. Melina cuenta con su red de contención y está dispuesta a avanzar en la búsqueda hasta lograr, de una vez, conocer su verdad.
*Quienes puedan aportar información deben escribirle a Melina a melirufino31@gmail.com
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