“Negro” es mestizo, de unos 5 años, andar pausado y muy amistoso. Según su curriculum, luego de la inesperada muerte de Diego Beider, su rescatista, fue dado en adopción a una familia que lo maltrató y, como si fuera un despojo, lo tiró a la calle. Desolado, fue a buscar el único abrigo que conoció y llegó al lugar donde habían velado al hombre que lo rescató en 2016 cuando tenía pocos meses de vida.
Su carita ocupó las redes y otra persona pidió por él, pero una vez más se encontró con la peor cara de la humanidad. Lo dejaron atado a un soga bajo las inclemencias del clima, lo golpeaban y una vez más fue descartado. Estuvo tan deprimido que no comió por cuatro días, no se movía y no levantaba la cabeza.
Entonces, aparecieron las amigas de Diego, otras proteccionistas de perros, que se ocuparon de dar en adopción a todos los rescatados que el hombre de 50 años cuidaba en su casa de Mataderos, en donde lo encontraron muerto y rodeado de sus canes.
“Para Diego, los perros eran su vida y fueron ellos quienes lo cuidaron en sus últimos minutos. Sufría de presión alta, nadie lo sabía, y en julio de 2021 murió en su cama rodeado de ellos; lo encontró la policía en un allanamiento que pidió la familia porque no contestaba el teléfono”, cuenta Victoria Per, una de sus amigas.
Los demás perros fueron adoptados y comenzaron una nueva vida. Excepto “El Negro”, que aún busca otra persona responsable que lo ame. Por eso, las amigas de Diego armaron un CV de él y lo subieron a una cuenta de LinkedIn que describe su formación: “grado en incondicionalidad y mimos” y aclara que está castrado, desparasitado y vacunado.
La historia
Diego Beider se dedicaba a rescatar perros y gatos de las calles, vivía solo con ellos en una casa del barrio de Mataderos. “Aunque no tuviera un peso para comer él, a los perros no les faltaba nada”, reconoce Victoria Per, productora televisiva en A24 y amiga del proteccionista.
Él no tenía mucha relación con su familia, excepto su padre y el gato, a quienes solía visitar a diario. A mediados de julio de 2021, el hombre, un adulto mayor que estaba bajo su cuidado, lo esperó como de costumbre, pero no llegó. Esperó otro día y tampoco llegó.
Lo llamaba por teléfono y no le respondía. Ya preocupada, la familia dio aviso a la policía del barrio que, con orden de allanamiento, ingresó a la casa: Diego estaba tendido en la cama. Hacía dos días había sufrido una muerte súbita. “Nadie sabía que sufría de presión alta, nunca lo contó”, lamenta Victoria.
Cuando la triste noticia comenzó a circular, las redes protectoras de animales pusieron un crespón negro y mensajes de despedida para él. Más tarde, se supo que durante el operativo policial tres perros escaparon asustados y uno fue atropellado por un tren que le arrancó una pata. Negro fue detrás de la ambulancia que llevaba el cuerpo de su mejor amigo, se quedó en la puerta de la comisaría mientras las amigas de Diego comenzaron a buscar a los demás; todos aparecieron e iniciaron una campaña de adopción para ellos.
Fue Karina, vecina de Diego, la que encontró a Negro. Lo llevó con ella, lo fotografió y también subió su foto a las redes en busca de una nueva familia. Apareció una, la que luego de golpearlo lo abandonó.
“Todos encontraron un hogar y hoy viven felices, menos Negro, que era el preferido de Diego, no podemos entender cómo un animal tan dulce tuvo tanta mala suerte. Si bien tuvo adopciones, ninguna fue buena para él”, lamenta Victoria. La primera familia que lo adoptó “sabía que tenían el compromiso de responder durante el tiempo de seguimiento y contar cómo estaba el perro, pero de un día a otro dejaron de contestar los mensajes”, cuenta la mujer.
Negro otra vez estaba en la calle. “Un día Karina iba en su auto y otro que tenía enfrente le hace luces, no entiende porqué y golpe ve cómo un perro negro se alanzaba sobre su coche. Frenó y lo vio, era Negro. ¡La había reconocido! ¡Estaba en shock! El perro se le fue encima, como pidiéndole ayuda... Estaba en la vereda de la funeraria donde lo habían velado a Diego unos meses antes. Karina no lo sabía porque no lo había ido a despedir, pero cuando me pasó la dirección y la referencia del lugar no lo pude creer”, dice conmovida.
Negro estuvo allí cuando Diego fue velado porque siguió a la familia. “No sabemos si entró, pero evidentemente su olfato lo llevó al lugar donde su papá humano estuvo por última vez”, cuenta emocionada Victoria.
Tras ese reencuentro, que ocurrió en Mataderos, Negro quedó en un pensionado. “Estaba muy triste. No comía, se levantaba solo para hacer sus necesidades. Le mandamos hacer análisis de sangre para saber si estaba enfermo y el veterinario nos dijo: ‘este perro está muy triste y deprimido’”. Una vez más fue adoptado, pero esa persona también lo maltrató y Negro otra vez quedó a la deriva.
Una vez más volvió al lugar donde su olfato le indica que estuvo Diego. Por el momento, Karina, que lo rescató dos veces, lo tiene actualmente en tránsito en su casa. “Pero Negro, que es buenísimo, es muy territorial y no se lleva bien con otros machos ni con los gatos, por eso ella tiene la casa, que no es grande, dividida en dos”, cuenta Victoria.
Desesperadas y con el único objetivo de que Negro encuentre un hogar amoroso y definitivo, le armó un CV en el que cuenta su historia e intereses: “Conseguir un dueño para sentirme feliz, comer y dormir, tirarme panza arriba para jugarte” y entre sus logros se destaca “adaptarse a las adversidades.
“Es un ser hermoso que necesita amor, tanto como le dio Diego. Creemos que él descansará en paz cuando su querido Negro tenga al fin un hogar”, finaliza.
*Quienes tengan interés en adoptarlo (con contrato de seguimiento) pueden comunicarse con Victoria al 11-6592-5969.
SEGUIR LEYENDO: