El 5 de febrero de 1955 en una colina al oeste de Jerusalén el gobierno de Israel inauguró un bosque que llevó por nombre Presidente Perón. Moshe Sharett, entonces Primer Ministro, lo inauguró plantando el primer árbol. “Este bosque, que lleva el nombre del Presidente Perón, de Argentina, será un símbolo vivo y eterno de los vínculos de amistad ente los pueblos de Israel y Argentina”, dijo el Premier que también agradeció al embajador argentino, Pablo Manguel, por sus “incansables esfuerzos en pro del fortalecimiento de las amistosas relaciones entre los dos países”, según informó la prensa de la época.
Manguel, por su parte, rindió tributo a Eva Perón -fallecida 3 años antes-, a la que definió como “una de las mejores amigas que jamás tuvo el pueblo judío”. El representante argentino leyó un mensaje de Juan Perón.
El presidente del Fondo Nacional Judío, la entidad que plantó el bosque, agradeció a la comunidad israelí de Argentina y leyó un mensaje del jefe de Estado de Israel, Itzjak Ben Zvi.
Este hecho de honda significancia en los vínculos entre ambos países pero poco conocido genera de inmediato varios interrogantes.
¿Cómo? ¿Perón no era un fascista de simpatías nazis, y recibió un homenaje en Israel? ¿El peronismo no está alineado afectiva e ideológicamente con la causa Palestina?
Quienes leen la historia y la política de forma binaria: buenos y malos, blanco o negro, y no hacen el esfuerzo de visualizar los contextos y la hermenéutica de cada momento histórico, difícilmente puedan encontrar interpretaciones y respuestas, para la realidad humana que es siempre compleja.
CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL EN PALESTINA
Hoy, en nuestro país está instalado el debate sobre los derechos de los pueblos originarios. Los judíos reclamaban sus derechos originarios, por haber sido expulsados de su tierra, Jerusalén, por primera vez en el año 722 a.C., hace 2600 años. Judíos y árabes convivían desde siempre en Palestina. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con los ecos del Holocausto, se acentuó la migración judía hacia ese territorio, que estaba bajo control británico.
En noviembre de 1947, las Naciones Unidas votaron una resolución aprobando la partición de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío. Al día siguiente de esta votación se desató una guerra entre ambas comunidades que perdura hasta hoy.
El 14 de mayo de 1948, los británicos retiraron sus últimos soldados y nació formalmente el Estado de Israel. Esa misma noche el ejército egipcio invadió el territorio palestino. El 16 de mayo, EEUU reconoció al Estado de Israel, y al día siguiente llegó el reconocimiento de la Unión Soviética.
La que Israel llama la guerra de la independencia, duró hasta junio de 1949. En la imagen internacional, un pequeño y naciente país lograba resistir y derrotar a un poderoso y bien equipado ejército árabe.
EL GOBIERNO PERONISTA RECONOCE AL ESTADO DE ISRAEL
El 14 de febrero de 1949, cuando todavía la guerra no estaba definida, Argentina fue uno de los primeros países de Sudamérica en reconocer al Estado de Israel.
En 1947 las Naciones Unidas empezaron a debatir el problema de Palestina y el plan de partición de la zona en un Estado árabe y otro judío. La Argentina se abstuvo en la votación, luego de una lucha entre dos sectores de su diplomacia. El canciller Juan Atilio Bramuglia, que venía del socialismo, y Enrique Corominas, el número dos de la delegación argentina, apoyaban la partición de Palestina y la futura creación de Israel. Pero el jefe de la delegación, José Arce, que había tenido militancia en el sector conservador y defendía ideas bastante reaccionarias respecto de los judíos, se opuso fuertemente. El resultado fue la abstención.
LA AYUDA DE LA FUNDACIÓN EVA PERÓN
En ese mismo año 1949, Evita, a través de la Fundación Eva Perón, envió barcos con ropa, comida y medicamentos para las poblaciones de los “Mavaarot” (barrios precarios) donde los contingentes de inmigrantes judíos de toda Europa, vivían durante los primeros tiempos al llegar a Israel.
Años después, la ex Primer Ministra de Israel Golda Meir relató: “Visité Buenos Aires en abril de 1951, como ministra de Trabajo, cuando fui recibida por Eva Perón; gran cantidad de público se dio cita cada vez que yo me dirigí a los estadios argentinos, como el Luna Park de Buenos Aires. Me abracé con Eva Perón por la labor realizada a favor del Estado de Israel. Argentina fue uno de los pocos países que brindaron ayuda humanitaria durante la guerra de la independencia israelí, hasta el día de hoy pueden verse en algunos kibutz muebles, implementos agrícolas, frazadas y sábanas con el sello de la Fundación Eva Perón”.
¿POR QUÉ LA CAUSA JUDÍA PESÓ MÁS QUE LA CAUSA PALESTINA?
Dentro del movimiento justicialista, hubo una corriente de simpatía hacia la lucha judía en contra del mandato británico, hacia los sobrevivientes del Holocausto y la epopeya de establecer un nuevo estado en el Oriente Medio. Esta simpatía provenía sobre todo de gente de extracción socialista que se unió al Justicialismo, como el caso del canciller Bramuglia. Y de importantes líderes sindicales que pertenecieron a la comunidad judía, como Ángel Perelman de la Unión Obrera Metalúrgica, Rafael Kogan, de la Unión Ferroviaria, Abraham Krislavin y David Diskin, del Sindicato de Empleados de Comercio.
Recién terminada la guerra, estaban frescas las imágenes del cruel genocidio perpetrado por los nazis. Los débiles, los condenados de la tierra, no eran los árabes musulmanes, sino las poblaciones de religión judía de toda Europa.
Y había un ingrediente más, que jugaba en contra de la imagen de los árabes. Por esa lógica de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, hubo árabes que tuvieron simpatía y colaboraron con los nazis, como el caso del Gran Mufti de Jerusalén Amin al-Husayni, quien se entrevistó con Hitler en 1941 y se estableció en Alemania colaborando con los nazis durante la guerra.
Queda claro que la causa Palestina en 1947 no tenía las mismas características que tuvo años después, cuando la situación se invirtió y el ejercito poderoso y de ocupación paso a ser el israelí.
Por supuesto que dentro del peronismo también había corrientes de origen nacionalista (que Perón denominaba “pianta-votos”) que profesaban un hondo anti-semitismo. En especial un sector de aliados al peronismo, la Alianza Libertadora Nacionalista, por la cual pasaron muchos, que en los años setenta terminaron militando en la izquierda.
LAS PALABRAS DE PERÓN Y EVITA SOBRE EL PUEBLO JUDÍO
En el libro Historia del Peronismo, dice Evita: “Podemos tomar por ejemplo al pueblo judío, como una expresión de pueblo. El pueblo judío, que estuvo dos mil años disperso por el mundo, ha luchado orgánicamente, con una conciencia tan adentrada de pueblo, que ha conseguido el milagro de formar nuevamente su país en la tierra de la que fuera arrojado hace dos mil años. Eso es lo que permanece, cuando los hombres luchan organizados, con conciencia y con personalidad de pueblo. Ese es un ejemplo muy interesante.”
En agosto de 1948 Evita expresó: “en nuestro país los únicos que han hecho separatismos de clases y de religiones han sido los representantes de la oligarquía (…). Los causantes del antisemitismo fueron los gobernantes que envenenaron al pueblo con teorías falsas, hasta que llego con Perón la hora de proclamar que todos somos iguales.”
El 2 de marzo de 1949, cuando todavía se libraba la llamada “guerra de la independencia”, la Organización Israelita Argentina (OIA) realizó un acto en el salón “Les Ambassadeurs” de Buenos Aires. A continuación, cuatro párrafos de su discurso:
Sean mis primeras palabras para rendir un homenaje argentino al noble pueblo de Israel y a la naciente nación que los representa, y, recordando las palabras de nuestro Himno, podemos repetir que nace a la faz de la tierra una nueva y gloriosa nación.
Somos un pueblo nuevo. Nacimos al concierto de las naciones civilizadas hace apenas un siglo. Vuestra raza representa al milenario pueblo hebreo, que arrojado de su tierra por un destino injusto, vagó dos mil años por todas las latitudes de la tierra, dando un ejemplo a la humanidad de lo que valen los valores morales de una raza que supo sobrevivir a los tiempos y a las adversidades.
Por eso, festejamos el advenimiento de vuestra Nación lejana y lo hacemos no solamente como el alumbramiento de una nueva aurora para el pueblo de Israel sino de una paz que ha de comenzar a reinar en el Medio Oriente para felicidad de judíos y árabes, paz que ha de llenarnos de satisfacción a nosotros, que somos un pueblo comprensivo y pacífico, que no cree en otras conquistas que en las del saber y del trabajo.
Como jefe del Estado argentino hago votos fervientes porque las relaciones entre nuestros países, nacidas al influjo de iguales sentimientos de paz, fraternidad, de comprensión y de trabajo, puedan confundirse en el devenir de los siglos; para que esas dos banderas de idénticos colores marquen con sus fajas las paralelas de la eternidad por una amistad sincera y leal entre los dos pueblos.”
Perón se refería a la bandera de Israel, que es similar a la nuestra, dos franjas azules y blanca al medio, con la estrella de David. Su diseño recuerda el Talit, el manto de oración judía, que es blanco con franjas azules.
LOS JUDÍOS PERONISTAS. LA ORGANIZACIÓN ISRAELITA ARGENTINA
Recordemos que la campaña electoral de la Unión Democrática, alianza de conservadores, radicales, socialistas y comunistas, se basó en acusar a Perón y al peronismo de nazi-fascista. Cosa que algunos nostálgicos de izquierda y derecha todavía repiten.
Mal que les pese a algunos amigos radicales, el único “progrom” contra los judíos se dio en el gobierno de don Hipólito Yrigoyen, en enero de 1919, en la llamada “Semana Trágica”. Junto a la represión a los obreros de los talleres Vasena, jóvenes de la oligarquía organizados en la “Liga Patriótica” atacaron el barrio del Once produciendo destrucción y numerosas victimas.
Con el fin de contrarrestar esas acusaciones de anti-semitismo al gobierno peronista, un grupo de simpatizantes peronistas de religión judía decidieron crear la OIA, Organización Israelita Argentina, que competía con la DAIA, por entonces hegemonizada por los antiperonistas. Entre los fundadores de la OIA estuvieron: Sujer Matrajt, Abraham Krislavin, Samuel Rosenstein, Elias Sojit y Pablo Manguel quien sería designado por Perón primer embajador argentino en Israel.
En su discurso en la OIA Perón dijo: “Se ha mencionado, hace breves momentos, la inclusión en nuestra Constitución reformada de una cláusula de su artículo 26, que establece que en esta tierra no se admiten divisiones raciales. Pero, señores, quiero hacer justicia a la verdad. La inclusión de esa cláusula la debemos a la iniciativa de la OIA, que, por intermedio de su presidente, el amigo Matrajt, hizo llegar la feliz iniciativa”.
¿Y LOS REFUGIADOS NAZIS?
Eso preguntaría un periodista obsesivo que desde hace años vive de publicar libros y notas sobre nazis que llegaron de incógnito a nuestro país luego de la guerra.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se desató una feroz disputa entre Estados Unidos, la Unión Soviética y otras naciones, por ver quién lograba llevarse, la mayor cantidad de científicos y personal militar calificado del bando derrotado. Cierta mitología interesada instaló que todos los que fueron a EEUU, Rusia, Francia o Inglaterra eran científicos puros mientras que los que vinieron a Sudamérica eran todos criminales de guerra.
El escritor inglés Philippe Sands, quien publicó recientemente su libro Ruta de Escape se sinceró en Infobae: “Sabíamos que los estadounidenses y los británicos reclutaban a científicos. Pero no sabíamos que reclutaban a asesinos de masas. Karl Haas: un asesino de masas, el colega de Priebke, ¡trabajaba para los estadounidenses! Fue el espía principal de los estadounidenses en Roma durante cuatro años. Creo que la Ratline (ruta de las ratas) fue una construcción americana: fue un sistema de reclutamiento. Sabían todo sobre ella y la usaron para reclutar anticomunistas”.
En 1945, el presidente Truman autorizó en secreto la “Operación Paperclip”. Miles de alemanes con sus familias, fueron llevados secretamente a Estados Unidos. El caso más famoso es el de Wernher Von Braun, miembro de las SS, inventor de las bombas V2, que cobraron miles de vidas en Londres, convertido en el padre de la carrera espacial de EEUU. Hay fotografías suyas con todos los presidentes y estatuas que lo recuerdan en distintos sitios de ese país.
Los soviéticos tuvieron su “Operacion Osoaviakhim” con la cual lograron hacerse con cerca de 2.000 científicos y técnicos militares alemanes. Gran Bretaña realizó la Operación Backfire, una iniciativa británica para obtener técnicos de aeronáutica alemana.
En este contexto, Argentina también vio la oportunidad de convocar a técnicos y científicos del bando derrotado que podían ser útiles al desarrollo nacional. Por ejemplo, el brigadier mayor San Martin, Director del Instituto Aerotécnico, en 1946 realizó un viaje a Europa y contrató allí unos 750 obreros especializados, y dos equipos de diseñadores alemanes liderados por Kurt Tank y Reimar Horten respectivamente, quienes crearon el Pulqui, uno de los primeros aviones a reacción del mundo. Se calcula que varios centenares de alemanes entre técnicos, pilotos de aviación y científicos llegaron a nuestro país en esos años. Por supuesto, entre ellos hubo “colados” varios genocidas nazis, en un momento en el que todavía no estaba muy claro, ni la identidad, ni la responsabilidad de cada personaje.
Hay una cuenta que ofrece la triste experiencia argentina. En nuestro país hay aproximadamente mil represores sometidos a procesos judiciales. Sobre 30 mil desaparecidos da una relación de un represor cada treinta. Aplicando en mismo criterio para 6 millones de judíos asesinados, podríamos calcular 200 mil alemanes implicados directamente en el genocidio. Ahora bien en Nuremberg los Aliados juzgaron y condenaron a la horca a…. diez jerarcas alemanes. ¿Quién protegió a los 199.990 restantes?, ¿a dónde fueron a parar?. ¿Vinieron todos a Argentina, Bolivia y Chile?. En nuestro país fueron capturados Eichmann, Priebke y alguno mas. La realidad, todavía prolijamente ocultada, es que la mayoría, fueron mano de obra desocupada, que captaron para sus fines non santos las potencias vencedoras de la guerra.
Concluyendo: es cierto que hubo una política del peronismo de atraer cierta cantidad de alemanes calificados. Y es cierto que entre ellos, se mezclaron algunos personajes siniestros. Pero eso estuvo muy lejos de buscar convertir nuestro país en un refugio de genocidas. Y las potencias de ese momento, todavía no han explicado que pasó con los miles de genocidas que aún falta encontrar.
LAS RAZONES DE POLÍTICA INTERNA Y EXTERIOR EN EL APOYO A ISRAEL
Además de la genuina simpatía por la gesta del pueblo judío, existieron razones de política interna y política exterior.
La comunidad de religión judía en la Argentina de los años 40 era muy numerosa (se calculan 350 mil habitantes), con poder económico E influencia en la opinión publica. Entonces es lógico que el gobierno buscase contrarrestar la mendaz campaña opositora. Pero además, la opinión de la comunidad judía local, impactaba sobre la comunidad judía de EEUU.
La neutralidad argentina durante la segunda guerra mundial, decretada a su inicio por el presidente conservador (y abogado de empresas británicas) Marcelino Ortiz, se mantuvo hasta casi la rendición de Alemania en 1945. Inglaterra (no explícitamente) acompañó la neutralidad argentina porque eso permitía que nuestros buques la siguieran abasteciendo de carnes, cereales y otras materias primas.
Al finalizar la guerra la nueva potencia mundial era Estados Unidos y su visión respecto la neutralidad argentina era muy dura. Los acuerdos de Yalta marcaron una brusca división del mundo entre el bloque Soviético y el bloque Occidental dominado por EEUU. Sin que nadie nos pregunte donde queríamos estar, nuestro lugar fue el bloque Occidental. Perón pregonaba su idea de no alineamiento, tercera posición internacional e integración sudamericana. Pero en 1946/49 eran solo ideas, propuestas a futuro, que no tenían gobiernos en países concretos donde afirmarse. Pasarían muchos años antes de que surgieran gobiernos y líderes que intentaran ponerlas en práctica. Por lo tanto, en ese momento histórico, más allá, de la retorica, el gobierno peronista necesitaba bajar la hostilidad norteamericana hacia nuestro país. El lobby de la comunidad judía en Nueva York era importante. Las buenas relaciones con el naciente Estado de Israel, podían favorecer un cambio de actitud del gobierno norteamericano.
Como comenté al inicio, la historia no puede leerse de forma binaria como un cuento de buenos y malos. Los procesos políticos-sociales son siempre multi-causales, y además deben ser analizados en el espacio y tiempo en que se produjeron.
Esta nota comenzó por un pequeño recorte que encontré en el diario Clarín de febrero de 1955, que me resultó muy llamativa. Consulté al profesor de la Universidad de Tel Aviv, Raanan Rein, uno de los mejores historiadores actuales del peronismo, quien consiguió y me envió el video del acto de inauguración del bosque Presidente Perón. Su nombre fue reemplazado después de 1955, por bosque República Argentina. Tratar de entender esa breve noticia me llevó a investigar y escribir este texto, que espero haya aportado al lector, algunas pistas para comprender mejor algunos momentos de nuestra historia.
[Aldo Duzdevich es autor de “Salvados por Francisco” y “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón”]
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