Mariana Ditzel sufre miocardiopatía dilatada no compactada y se encuentra primera en la lista de espera a nivel nacional por un donante. Está internada en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, aguarda un corazón. Pero debido a una recaída su vida también depende de una medicación urgente.
Renzo Mamani es la pareja de Mariana desde hace 5 años. No tienen hijos y viven en Comodoro Rivadavia. En diálogo con Infobae, explicó la situación por la que está pasando junto a su compañera de vida: “Es una enfermedad congénita que heredó de su papá. Debido a eso desde chiquita siempre se hacía controles y siempre estaba todo bien hasta que hace dos años empezó con síntomas”, detalló.
“Empezamos viendo neumonólogos y terminamos con cardiólogos. Durante estos dos años hizo tratamientos con pastillas para frenar la enfermedad. Tenía que viajar a Buenos Aires cada dos o tres meses para controles y hace unos dos meses los cardiólogos vieron que no frenaba el avance la enfermedad y se empezó a hablar de la opción de un trasplante”, relató.
Ante ese panorama, ambos decidieron regresar a la Capital Federal el 13 de enero pasado para que Mariana se sometiera a un estudio teletrasplante, que es el procedimiento habitual que se realiza en este tipo de casos para saber si la persona está en condiciones de recibir el corazón.
“Era un estudio programado e iba a estar solo dos días internada. Pero durante esos dos días tuvo una arritmia muy grande que le provocó un paro. Estuvo 14 minutos en paro, la lograron reanimar y la conectaron a un ECMO, la máquina que suplanta al corazón y a sus pulmones”, recordó.
Sin muchas otras alternativas mientras aguardan el trasplante, Renzo y la familia buscan en todas las farmacias un medicamento que la puede ayudar a prolongar su espera.
“La droga que le estaban suministrando se llama heparina. Ella generó anticuerpos a ese antigoagulante y eso muy peligroso, porque puede generar coagulos, trombosis, entre otras complicaciones. Lo que hicieron en su momento los médicos fue administrarle otra droga, bivalirudina, de Bagó. Pero el problema fue que se dejó de hacer. AMUPRUX es el nombre de la droga de laboratorios Raffo que puede suplir a la bivalirudina. En Estados Unidos se llama Angiomax. También son anticoagulantes que se dejaron de comercializar hace unos años”, detalló Mamani.
A pesar de las dificultades para encontrar alguno de estos remedios en la Argentina, la familia de la joven no se da por vencida y confían que quizás podrían conseguirlo “en alguna farmacia del país, algún hospital o clínica, en la cual no se haya vendido o usado”.
“Puede llegar a pasar que en algún rincón del país quede un remanente que no se haya usado y a nosotros nos ayudaría mucho. En ese caso nos da una pequeña ventaja mientras esperamos el trasplante. Ella está en coma inducido desde el mismo día 14 (de enero) y desde el 19 ingresa a la primera emergencia nacional, al estar conectada al ECMO”, remarcó.
Para Renzo, todo lo que está viviendo actualmente “es como una carrera contra el tiempo, es un día a día”, porque “hay que rogar que las máquinas no generen complicaciones en su cuerpo”, lo cual “es el riesgo más grande”.
“La impotencia es terrible por la edad, por el tipo de persona que es Mariana. Una persona que no tiene maldad, completamente noble, con principios. Uno se pregunta por qué justo a ella. La situación llega a ser desesperante porque no sabes cómo ayudar”, se lamentó.
Sin embargo, y a pesar de lo duro que es el momento que está atravesando, no pierde las esperanzas de hallar a un donante para su pareja y reflexionó sobre todo lo que está pasando: “Recién cuando uno está en esta situación, te das cuenta de la cantidad de gente que espera un trasplante y ahí te comenzás a dar cuenta de la poca difusión que hay sobre el tema. Debe ser durísimo decidir si donar los órganos de un ser querido o no, pero es la oportunidad de dar vida”, resaltó.
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