Aquella tarde, cuando recibió el mensaje de su tía, Gabriela Trojkovich (54) estaba con su hija Renata (28) y le pidió que la acompañara. “Vamos a preguntarle. Me va a decir la verdad”, confió. Días antes, ella había intentado tener esa misma conversación con su mamá, pero la mujer, que estaba enferma y finalmente falleció, negó todo. “Insistí con mi tía porque había algo que no encajaba. Toda la vida sentí que no pertenecía a esa familia”, dice Gabriela ahora, dos años después, en charla con Infobae.
Aquella tarde, Gabriela se sentó frente a su tía, en una mesita en un bar de la localidad bonaerense de Adrogué, la miró a los ojos y le preguntó si ella era hija biológica de su hermana. “Me dijo lo que yo siempre supe: ‘Que no’”, recapitula Gabriela. Y sigue: “Entonces me paré, la abracé y lloramos. No sabés cuánto le agradecí. Para mí fue un alivio saber la verdad”.
“¿A quién me parezco?”
Gabriela tiene 54 años, una hija y es docente jubilada. Aunque actualmente vive en Capital Federal, se crió y creció en Burzaco (Provincia de Buenos Aires) junto a sus padres y un medio hermano, diez años menor, por parte de su mamá. Con ellos, dice, siempre se sintió un sapo de otro pozo. “Si bien físicamente teníamos algún parecido, en cuestiones que hacen a los gustos y a la personalidad, mis padres eran todo lo contrario a mí. Sabés la de veces que me pregunté ‘¿a quién me parezco?’”, cuenta.
En la mayoría de las fotos que conserva de su infancia, Gabriela Trojkovich sonríe. La excepción es una imagen en blanco y negro en la que está junto a su maestra del Jardín de Infantes. “Tengo esa cara tan seria porque no me gustaba levantarme temprano”, dice. Hacia su derecha, una pizarra le aporta sentido a su recuerdo. La habían anotado en el turno mañana.
Cuando cumplió diez años, cuenta, su madre quedó embarazada de su hermano. Entusiasmada con la noticia, Gabriela le pidió ver fotografías del momento de su gestación. Para salir del paso, su mamá le dijo que en ese momento no era frecuente sacar fotos. Luego, la contentó mostrándole una imagen en la que supuestamente estaba embarazada “de unos pocos meses”. Con el diario del lunes, Gabriela, cree que si le hubieran dicho “la verdad” de chica hubiera “masticado” la situación de otra manera.
Una aguja en un pajar
Aquella tarde en el café de Adrogué, además de decirle que era “adoptada”, la tía de Gabriela le brindó algunos (pocos) detalles de cómo llegó a este mundo.
“Me contó que mi mamá biológica era pelirroja y de una familia de alemanes que residían en Mar del Plata. Como ella quedó embarazada a los 15 años, y en esa época estaba mal visto, la obligaron a mudarse a Capital Federal. Ella dio a luz el 18 de julio de 1967 con una partera clandestina llamada Victoria Casas, en un edificio de avenida Rivadavia 2046. A mí me dieron en adopción y ella le dijeron que yo había muerto al nacer”, cuenta. Hace una pausa y continúa: “Ese dato a mí me destruyó. Ambas fuimos engañadas. Nos debemos un abrazo de verdad”.
¿Cómo asimiló todo esto? “Quedé en shock. Me llevó un tiempo, por no decir días, volver a respirar bien. Porque, si bien sabía la verdad, me generaba y me sigue generando mucha angustia no saber si voy a saber algo más. Al tener tan pocos datos, es como buscar una aguja en un pajar”.
Una prueba de ADN y una publicación en redes
El grupo de Facebook se llama “Estoy Buscándote” y tiene más de 170 mil miembros que intentan, como Gabriela, encontrar su identidad biológica. Ella se sumó a la comunidad después de hacerse un examen de ADN y confirmar que no tenía un vínculo de sangre con sus padres de crianza. Luego consiguió su partida de nacimiento y empezó a sacar cuentas: si su madre biológica había quedado embarazada de ella a los 15 años, a fines de 1966, hoy podría estar viva. “Estamos hablando de una mujer de unos 70 años”, se ilusiona.
La primera publicación que hizo en el grupo fue el 8 de octubre de 2020. “Buen día busco a mi madre biológica que dio a luz el 18 de julio de 1967 con la partera clandestina Victoria Casas en un edificio detrás del Congreso de CABA (...) Ya que son escasos los datos y no tengo apellidos donde buscar, apelo a lo que sé. Adjunto algunas fotos mías por ahí ven algún parecido o algo que llame la atención y encuentre el abrazo que busco hace algunos años”, escribió Gabriela. El posteo en el que cuenta su historia fue compartido 13 mil veces.
El pasado 16 de enero insistió con una segunda publicación y escribió pensando en su mamá. “Si tuviste una hija en julio de 1967 en la calle Rivadavia, tenías 15 años, vivías en Mar del Plata, sos de familia alemana y te dijeron que tu bebé nació muerta, no es verdad: ‘Te estoy buscando’”. Casi mil personas comentaron el posteo. Otras 10 mil lo compartieron.
Desde entonces Gabriela no paró de recibir mensajes. “Contesto más de 50 mensajes por día. No filtro absolutamente nada. Hace poco me escribió una mujer convencida de que era mi mamá. ‘Sos igual a mí', me decía. Después nos pusimos a constatar datos y no era. Entre los que buscamos, hay una necesidad muy fuerte de pertenecer y de encontrar. Por eso es tan importante que se abra un Banco Nacional de Datos Genéticos Universal. Somos muchos los que estamos en esta situación. Lógicamente, transitar todo esto es angustiante, pero yo no pierdo la fe. Creo que los milagros existen y se dan en el momento indicado”, se despide Gabriela.
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