“Cuando te recibas, me invitas un café con el diploma debajo del brazo”, pone como condición Mariano Gorosito (46) a quienes le piden ayuda para mudar sus pertenencias al lugar donde comenzarán una nueva vida, con el entusiasmo y las ansias de cumplir el mayor deseo: convertirse en profesionales.
La “cláusula” es aceptada y cerrada con un apretón de manos, un abrazo, una amplia sonrisa y hasta algunas lágrimas de emoción porque ese gesto representa mucho más que un camión trasladando muebles.
Sin esa posibilidad (que ofrece de manera anual), los estudiantes de General Belgrano —un pueblo bonaerense ubicado a 120 kilómetros de La Plata— estarían obligados a comenzar completamente de cero por no poder costear un flete para la mudanza o deberían buscar un departamento amueblado, lo que incrementaría los gastos del alquiler.
“Creo que es importante volver a poner en valor al estudio y apoyar a quienes lucharán en el futuro por este hermoso país”, le dice a Infobae, sorprendido por las repercusiones de su acción desinteresada, al menos al principio, porque repite que esperará ansioso por esos cafés que significarán que “uno ya se recibió” y sentirá también la satisfacción de haber colaborado para que esto sea posible.
La historia
Mariano tiene 46 años. Nació, se crió y vive en General Belgrano —fundado el 1 de agosto de 1891 y ubicado a 162 km de la ciudad de Buenos Aires—, al que describe como un pueblo “hermoso, tranquilo y a orillas del río Salado”.
Allí están sus raíces. Norberto, su padre ahora jubilado luego de trabajar toda su vida como apicultor, conoció a la tucumana María Esther cuando recién se mudaba a la tranquilidad del lugar. De ese amor nacieron dos varones y una mujer. Mariano repitió la historia de sus padres en plena adolescencia -amor y casamiento- y nacieron sus hijas, Sofia y Alma, de 20 y 10 años, quienes lo ayudan en “esta linda locura”.
“Esta linda locura surgió hace tres años, cuando un amigo me preguntó sí podía darle una mano con la mudanza de su hija que iba a estudiar a La Plata y como fue de un día para el otro no se pudo organizar nada. Si bien fue un favor, fue el primer viaje a la universidad y el que me dejó pensando un poco. Después le tocó mudarse a mi sobrina a la misma ciudad y como quedaba lugar en el camión, para no ir vacío y aprovechar el viaje, puse un flyer en mi estado de WhatsApp avisando que estaba organizando una mudanza conjunta solo para estudiantes. Y como los chicos se llevan solo lo indispensable, en total fueron 10 mudanzas”, resume el inicio de su nuevo propósito.
Lo bautizó Transportando futuro. “Siento que eso es lo que representa cada viaje: la posibilidad de darle una mano a los chicos que van a estudiar, que dejan sus casas y sus familias en búsqueda de un futuro para ser profesionales y poder tener una carrera”, asegura conmovido el hombre que se dedica al trasporte de cereales y también a las mudanzas con “El Cachorrón”, el reconocido camión 1114 con acoplado, con el cual trabaja y transporta sueños.
“Lo que más me sorprende es cómo se viralizó esto que hago porque me parece raro que las buenas acciones sean noticias. Es hermoso lo que se siente cuando se ayuda a alguien sin que nadie más se entere, ahora todos se enteraron por ese cartel que comenzó a circular en todo el pueblo”, cuenta sorprendido y feliz, a la vez, por haber sembrado un granito de arena.
Como hombre de “buena madera”, así se reconoce, todo empezó por casa.
“Mis padres nos enseñaron, a mí y a mis hermanos, a ser buena gente, a ayudar siempre que se pueda. Nunca nos sobró nada, nunca nos faltó nada tampoco y siempre que alguien necesitó, lo ayudamos. De la misma manera he recibido mucha ayuda en la vida. ‘Haz el bien sin mirar a quién’, dicen, ¿no? Soy un convencido de que todo lo bueno regresa”.
Durante 2021, realizó un solo viaje que significaron once mudanzas, esta vez (al menos por ahora) se repetirá el número.
“Ya hay 11 inscriptos para el viaje del 29 de enero. La mudanza será para futuros psicólogos, ingenieros, abogados, para nuestro futuro...”, dice emocionado.
Sin ocultar sus sensaciones, agradece porque la ayuda le sigue llegando: “Hay amigos y conocidos que también pusieron sus camiones a disposición, así que si hay más mudanzas que se van a poder hacer. Ninguno quedará afuera”, completa.
Las mudanzas, aclara, solo se realizan desde General Belgrano hasta La Plata o a la Ciudad de Buenos Aires, si es necesario. “Generalmente, por estas fechas se mudan los chicos, por eso es un solo viaje. Pero si más adelante o a mitad de año, otros tienen la posibilidad de hacerlo también se puede organizar otro viaje”, dice y lamenta no poder cubrir los pedidos que le llegan de otras provincias.
Emocionado, agradece los mensajes que recibe en su cuenta de Facebook. “Trato de responderlos todos o al menos los leo y les pongo ‘me gusta’ porque son increíbles. Esto debería ser algo cotidiano, pero si sirve para que colegas de cualquier parte del país hagan lo mismo, bienvenido sea. Para nosotros poder hacer esto es hermoso y los mensajes son una caricia al alma”.
Mariano, no quiere dejar de agradecer a “los fundamentales”, como llama a su familia, por el apoyo que le dan. “Madem además de organizar los viajes, maneja las redes sociales, responde los mensajes y anota los pedidos de mudanzas. También ayudan mis hijas, mis sobrinos, mis hermanos y mis padres, que son los pilares de la familia”.
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