Es una tarde porteña, enero, calor bochornoso, el clima te impide sonreír ni aunque pase por enfrente tuyo Ben Stiller haciendo alguna de sus gracias.
Me entretengo al observar cómo los pajaritos se desploman cayendo de culito desde los árboles totalmente deshidratados.
Sentado en un bar pienso cómo se entretenía la gente mientras esperaba algo antes de que se inventaran los celulares. Algunos leían, otros escribían, capaz que alguno aprovechaba para meditar algo.
En enero del ‘85 debía hacer el mismo calor que ahora, yo andaba siempre con un walkman, así que en ese enero escuchaba el disco de GIT todo el día.
También para esa fecha se inauguraba la Rock&Pop, de manera de que disponía de varios casettes con los temas que sonaban en la radio: era uno de los musicalizadores, así que discos a disposición, tenía.
Ese fue el verano GIT, pienso mientras espero a Guyot.
El rollo con estos tipos es que uno jamás está seguro de cuando los conoció.
Lo había visto unos meses atrás en el Luna Park cuando Charly presentó “Piano Bar”, ahí recordé que esa banda era la misma que cuatro años atrás había hecho “Metegol”, con Raúl Porchetto. Fue entonces cuando mi amigo Kike me dijo que el baterista y el guitarrista de ese grupo eran los mismos que tocaban en Banana cuando lo fuimos a ver al Gran Rex, arrastrados seguramente por algunas novias del momento: uno iba a ver Banana por las novias siempre. Cierto, ahí estaban esos dos.
GIT fue un trío bien power, Pablo Guyot guitarrista, Willy Iturri en la batería más Alfredo Toth, en el bajo.
A fines de los ‘70, durante algunos años Pablo y Willy eran de Banana; Willy Iturri ya había grabado con Porchetto “Mundo”, pero necesitaban un buen primer violero para los shows. Así que Willy le recomienda a Raúl, su compañero de Banana. Bingo.
Después Porchetto suma a Alfredo Toth, que venía de Los Gatos. Específicamente recluta a Toth de Nito Mestre y Los desconocidos de siempre.
Ahí se juntan los tres para grabar “Metegol” y “Televisión” en los albores ochentosos. Dos discos consagratorios para Porchetto, primero obviamente, para la banda considerada el descanso más alto de la escalera que llevaba a la New Wave, en segundo lugar. Y para el más descaradamente hermoso atropello al rock argentino más clásico, perpetrado por uno de sus fundadores en nombre de la diversión asegurada a través de un disco, en el tercer lugar del podio.
Lo que tengo muy presente de “Metegol” como disc jockey fue cómo se coló entre los éxitos discotequeros de las fiebres nocturnas sabatinas por primera vez un long play de rock nacional. Sin fórceps ni esfuerzo, la tribu gozaba de “Metegol” tanto como los éxitos de Kool & the Gang.
Eso sí era inédito.
Todo un logro de esa banda, no por nada Charly grita en medio del puente de “Rap del Exilio” de Piano bar: “¡¡ Dale Groove Iturrííí...!!”, el Groove de Willy impagable, Toth no es Jaco Pastorius, pero Jaco tampoco es Toth, y esa guitarra misilística de Pablo Guyot los hacía imbatibles.
Charly quedó maravillado con el sonido de Raúl Porchetto, tanto que tal cual ya sabemos, agregó a ese pendejo loco que vino de Rosario para quedarse siempre apodado Fito, de apellido Paéz, para tocar a escondidas en la Esquina del sol y meterse en el estudio a grabar el mítico “Piano Bar”.
Teniendo en cuenta de que venía de Clics modernos, la vara estaba bien alta para Charly, así que el que viniera debía ser “El disco”, y no sólo lo fue, sino que marcó todo lo que vendría después.
Y entre lo que llegaría estaba GIT, la monada pedía a los alaridos el albúm del trío, se alinearon los planetas, y lo que es más vinculante aún, se pusieron de acuerdo Grinbank y Pelo Aprile, por lo que atrás de “Piano Bar” aparece el primero de GIT.
El que tiene Ana, que no se llama Ana, sino “La calle es su lugar”, pero ya sabemos qué pasa cuando la gente bautiza algo más allá de los autores: desde la primera vez que se socializó la canción pasó a llamarse “Ana”.
Ana es la historia de una meretriz, como la “Roxanne” de The Police, otro power trío de la época. Solo que una vivía en París y la otra en el conurbano bonaerense.
Además de que a “Roxanne” la lanzaron con bombos y platillos en el mercado post punk del hemisferio norte, con más de 100 millones de tipos dispuestos a hacerse con el disco de moda, mientras Ana era amiga de un ciruja del bajo porteño, antes de que existieran los cartoneros y Puerto Madero.
Puedo seguir un rato, pero ya me entienden supongo.
La verdad, despojada de todo el entorno geográfico, marketinero y social. Si a mí, desde mí, ¿eh?, digo, sí a mí me ponen las dos canciones limpitas, solas, sin referencias ni historias personales, no sabría descifrar cuál es la mejor. Capaz que gana la de Sting, porque nació antes, pero el tema de Pablo Guyot fue un quilombo. Hasta había quienes llamaban a la radio cuando lo pinchábamos para quejarse ante las autoridades más cristianas que tuviesen a mano. Era la historia de una puta, no jodía tanto como que la protagonista fuera drogona.
No era gracioso.
”Ella es amiga de un pordiosero
Y toma anfetas cuando está mal
Si su cuna fue un triste agujero
¿Cuál es la culpa que debe pagar?
Nadie le dijo qué venía primero
Ni que teléfono contestar
Gente sucia encontró en su ruta
Y a hierro y fuego aprendió a jugar”
Apareció Guyot.
“En 1983 estábamos haciendo la gira de Clics modernos con Charly y armando lo que después sería GIT. Habíamos compuesto primero cuatro temas que le presentamos a Daniel Grinbank, el manager de Charly en ese momento. Bueno, ahí más o menos quedó concretada la grabación de un disco.
A principios de 1984 estaba en la casa de mis padres, donde tenía un portaestudio que había comprado hacía poquito, grabando un poco. Fue ahí donde se me ocurrieron los primeros acordes y la melodía de la estrofa de Ana. Después, en los días siguientes completé el tema muy rápido.
La idea de la letra, del personaje del tema, apareció cuando escuché una canción de Donna Summer, “She Works hard for the money” que empieza diciendo algo como: “Ella trabaja duro por su dinero, por favor no la traten mal... Cuando escuché eso empecé a componer la letra, que después fue cambiando, obviamente, porque hacía referencia a una temática difícil. Aunque la verdad que no sé, fue todo casi mágico, se me hace imposible recordar cómo se me ocurrió eso de “la calle es su lugar”.
“Ana” sonaba súper bien para cantarlo, para pasarlo por los acordes de “Help” de los Beatles, sonaba y me hacía acordar a eso, la bajada también, parecida a “Help” y a “Ana”. No porque fuera una copia de nada, sino porque simplemente son elementos que usás cuando estás componiendo. Más teniendo en cuenta el contexto que teníamos en ese momento, con la incipiente democracia recién estrenada, había muchísimos grupos que florecían por todos lados, infinidad de lugares para tocar como La esquina del sol, miles de boliches más chiquitos en los que tocábamos todos los fines de semana, con Charly por épocas, pero bueno, con Charly ya tocábamos en lugares mas grandes, con GIT después.
Lo que jamás se me hubiese ocurrido con este tema es que casi 40 años después se sigue escuchando en las radios, también gira en otros países cuando estoy de gira, en Chile, Perú, Colombia... Es un tema que se dio en un momento muy especial de la Argentina, en medio de otro momento especial de un movimiento del rock argentino, estaba hiperprolífico, ya sabés Bob, la cantidad de bandas y solistas que daban vueltas por todos lados esos días...”
Eso es comprobablemente cierto.
A cualquiera que se le ocurra asomarse a las agendas de presentaciones en Buenos Aires por esos tiempos, se topará enseguida con un desmesurado número de shows de grandes e inolvidables artistas, mostrándose también en grandes e inolvidables templos de profanos placeres nocturnos, diseminados por toda la ciudad, desde Sumo en el Parakultural hasta Iggy Pop en Obras, pasando por Soda Stereo en Paladium o Virus en Airport.
Es para tener en cuenta, que aún antes de Soda en Chile o Los enanitos verdes en México, la primera banda argentina que tomó por asalto los charts latinoamericanos fue GIT y, básicamente, subidos a los acordes de “Ana” o " La calle es su lugar”, que sonó fuerte en todas las radios latinoamericanas de rock.
Vamos que así se hace la patria grande también:
“La calle es su lugar
Ella sabe bien
No va a volver atrás
Ni por uno, ni por veinte, ni por cien
No, no me hablen del camino del diablo
Ni de la búsqueda del placer
Ella lucha por su dinero
Vende su tiempo sin mirar a quién
La calle es su lugar
Ella sabe bien
No va a volver atrás
Ni por uno, ni por veinte ni por cien
Ana, Ana, Ana,
Puede ser feliz igual”
Sigue Pablo
”'Ana’” o ‘La calle es su lugar’, como quieras, la grabamos en Ibiza. En ese estudio todo fue raro. Alfredo tuvo que grabar todas las canciones del disco en un día. Parece que había problemas con un generador y en vez de grabar en una semana, pudimos trabajar cuatro días nada más. Usamos un día entero para mezclar el disco completo en esa única jornada.
Pusimos “Ana” primero en el lado B, mi lugar favorito para incluir una canción en un disco. Había lado A y lado B todavía. Además, traté de hacer algo original en la introducción del tema, que por suerte todavía se escucha donde se notan un par de truquitos, que hacen que siempre me pregunten cómo se tocan. También traté de hacer algo original en el solo con armónicos y algunos yeites de la época, que usaba Van Halen, por ejemplo, no me acuerdo cómo se llaman, pero el tapping con los dedos, eso tiene el solo que lo hace diferente.
Por “Ana” entramos a Latinoamérica, con ese tema adelante. Nos contaron en Perú que el dueño de RCA o en una de esas discográficas escuchó la canción en la radio. Enseguida buscó quiénes eran los que tocaban y de quiénes eran. Terminó llamando a “Pelo” Aprile, quien tuvo mucho que ver con el desarrollo de GIT en esa época, porque recorrió toda Latinoamérica para lanzar el disco y en los mejores sellos de cada lugar. Eso nos abrió muchas puertas importantes en el exterior.
El tema terminó versionado miles de veces en muchos lugares, hasta me llegó una versión en cumbia de “La calle es su lugar”...”
Como John Cusack en High Fidelity, esa película deliciosa llena de guiños, algunos discos los guardo en orden cronológico en mi discoteca. Por ejemplo, si un disco apareció en mi vida en unas vacaciones en la Costa, al lado está el que ponía en los carnavales de ese año pegado a otro que compré cuando empezaron las clases, digamos.
El primero de GIT lo guardé mucho tiempo al lado de un álbum de Garland Jeffreys, el primer disco mío que aporté a la discoteca de la Rock & Pop, además de ser el primero que programé, y antes del de GIT estaba el primer disco que compré en democracia en este pintoresco país al sur de Latinoamérica, London Calling de The Clash.
Nada, apostillas personales como para que se sepa que estoy escribiendo sobre cosas muy importantes para mí.
Y demás está decir que un encuentro con Alfredo Toth y con Willy Iturri serán igual de sabrosos que este con Pablo Guyot.
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