No fue la visita más bienvenida en Punta del Este, pero nada detuvo a la variante Omicrón del coronavirus. Y no sólo hace estragos en el ámbito de la salud. También está afectando a la actividad económica, provocando miles de dólares de pérdidas en distintos ámbitos de la actividad comercial. En el departamento de Maldonado hay 5195 personas infectadas al día de ayer.
El impacto de la ahora dominante variante del coronavirus obligó a modificar la intensa agenda social del balneario, que veía al inicio de la temporada 2022 como una salida a un largo proceso que comenzó en marzo de 2020, cuando se decretó la pandemia de COVID-19 a nivel mundial y el país cerró sus fronteras a cal y a canto.
Como consecuencia a los brotes que se registraron en el personal, varios de los principales establecimientos gastronómicos del balneario cerraron sus puertas. Para los empresarios es una bofetada, pero aseguran que no tenían otra salida. Lo peor: la crisis sanitaria se da justo en el momento de mayor actividad de toda la temporada. Las pérdidas son enormes.
Uno de los directores del histórico restaurante La Huella le dijo a Infobae que el impacto fue muy fuerte en el parador, a tal extremo que la facturación cayó a la mitad. “La llegada de Ómicron se dio en el medio de la que llamamos ‘semana de oro de Punta del Este, que se da entre el final de diciembre y los primeros días de enero, que es cuando se produce la mayor facturación de la temporada. Y aseguró que el nivel de actividad de la temporada en curso empezó “muy mal” y que “ha sido un desastre”.
Si bien La Huella no tuvo que cerrar sus puertas -como ocurrió con otros establecimientos gastronómicos de la zona-, el empresario aseguró que las medidas que se adoptaron para enfrentar la pandemia provocaron una disminución en la facturación del comercio. “En esta época del año hacemos más de 1.000 cubiertos y en esta situación no pudimos superar nunca los 500 o 600″, indicó. De cualquier forma no quiso ser pesimista. “Pienso que así como cambió para peor, las cosas también pueden mejorar de aquí al final de la temporada”.
El encargado recordó que desde octubre venían trabajando “mejor aún que en el 2019″ y que se superó la facturación, por eso también había mucha expectativa en toda la zona. “La Huella tiene una dotación de casi doscientos empleados, de los cuales una pequeña cantidad contrajeron la enfermedad”, concluyó.
Por su parte, el empresario gastronómico Sebastián Raña -uno de los que se vio obligado a cerrar uno de sus restaurantes, Virazón- le dijo a Infobae que “el impacto negativo es muy fuerte. Tenemos una trayectoria que nos obliga a tomar este tipo de medidas”. El establecimiento se encuentra ubicado sobre la rambla portuaria y es de los más concurridos de Punta del Este.
En las redes sociales, Raña publicó un mensaje con la foto del frente de otro de sus locales, Atrevida, que debió cerrar por la misma causa. “Para la colección que vendrá”, expresó en el posteo, que fue destacado por no pocas personas.
En el ámbito gastronómico se asegura que un mozo de un restaurante de los mejores puede perder entre cien y trescientos dólares de propina por día por el cierre de sus comercios. Incluso el importe puede ser superior de acuerdo al restaurante y su ubicación.
Los empresarios entienden que en las próximas horas la situación empeorará y que otros comercios deberán cerrar sus puertas por la cantidad de casos que se registrarán entre su personal. La Picniquería, una rotisería de la parada 5, también bajó la persiana ante la falta de personal por causa del COVID.
Pero no son solo los comercios los afectados. Los turistas también han sucumbido a la capacidad de contagio de la variante Omicron. Por ejemplo, en un edificio de Maldonado ubicado en la rambla José Claudio Williman. los inquilinos de cinco de sus unidades declararon ser casos activos de COVID-19 por lo que quedaron aislados en los mismos.
Una temporada que comenzó con todo, pero que no pudo eludir al que, dicen, podría ser el último coletazo de la pandemia.
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