Cariló atraviesa un verano con niveles de ocupación récord. Quienes planeen una escapada a último momento y deseen visitar el balneario más exclusivo de la Costa Atlántica se encontrarán con que casi no hay alquileres disponibles para enero y gran parte del mes que viene está reservado. De hecho, se prevé que un febrero completo al 100 cien por ciento durante los 28 días.
El escenario se explica, en parte, por dos circunstancias: los propietarios que alquilaban sus casas y con ese dinero se iban a otro destino, generalmente en el exterior, ahora ocupan sus viviendas; y los que en la vida pre COVID se iban a Punta del Este o Miami o Brasil, este verano pasan sus vacaciones aquí.
En este contexto, los principales beneficiarios del masivo desembarco turístico son los empresarios gastronómicos, entre los que se destacan los cuatro paradores que hay en la localidad: Cozumel, Divisadero, Hemingway y Neruda.
Infobae recorrió cada uno de ellos con el fin de conocer sus ofertas y también los precios con los que esperan cada mediodía, tarde y noche a los veraneantes que deseen comer a orillas del mar.
Cozumel
Es el balneario más antiguo de Cariló, funciona de lunes a lunes todos los días y en enero y febrero también durante las noches. Los responsables del lugar cuentan a Infobae su evaluación del comienzo del año y remarcan las dificultades que trae la pandemia: “Hay mucha gente, estamos trabajando bastante bien y el tiempo nos ayuda, aunque haciendo malabares con algunos empleados que se desdoblan en esfuerzo para suplir la falta de gente. Se dificulta mantener un estándar de servicio”.
Según describen, el restaurante tiene dos características que se repiten en los balnearios de Pinamar en general: “De día es un bar típico, que recibe entre 200 y 400 comensales y a la noche se hace una carta un poco más elaborada para menos gente, una décima parte”. En el lugar trabaja la chef Flavia Sardi y la carta nocturna tiene, entre varias opciones, al atún rojo y crocante, vegetales y salsa de miel y naranja; o la tostada de Brie, tomate y remolacha.
En el balneario lo que más se vende son clásicos como las rabas ($1.600) o fish and chips ($1.450). En el caso del primer plato, la costumbre es acompañarlo con una jarra de clericó (con vino blanco, $1.100). “Una combinación media rara, pero es lo que suelen elegir”, observan los encargados.
Por otra parte, las botellas de cerveza de 710 cc cuestan entre $650 y $700, mientras que como postre, siguiendo con los tradicionales, el flan y el panqueque con dulce de leche y las ensaladas de frutas tienen un valor entre $380 y $450. En tanto, el café con leche vale $280, la pastelería del día $450 y el desayuno Cozumel (café o té, tostadas y medialunas, queso crema, manteca, mermeladas y dulces, jugo de naranja y ensalada de frutas) $680.
Divisadero
Es el parador más al sur de los cuatro y este verano hizo su estreno el coqueto restaurante Zur. La cocina está a cargo del chef peruano Fabrizio Cárdenas, que compartió su recomendación a Infobae: “Un tiradito de salmón con leche de tigre de ají amarillo y maracuyá. Lleva caviar de maracuyá, palta, una criollita, cilantro y cancha, que es maíz peruano tostado. Una fiesta de sabores”. Su precio es $2.400.
Como entradas figuran las papas crocantes a la huancaina ($1.200) y el ceviche lenguado ($1.900). Mientras que como principales aparecen el ojo de bife asado ($2.800) y el pulpo asado ($3.800), con cremoso de quinoa y hongos salteados. La picada de mar (pesca, rabas, calamares y langostinos) es para dos personas y cuesta $3.500, el arroz con mariscos $2.900 y los sorrentinos de jamón y queso $1.800.
Las gaseosas, sodas y agua tienen un valor de $350, (en el resto de los balnearios se ubican entre $250 y $350). En el lugar además se ofrecen jugos naturales de distintos sabores ($800) y limonadas con menta, jengibre y/o maracuyá (la simple, $550; las combinadas, $600).
Hemingway y Neruda
Ambos comparten administración. “Nos caracteriza la comida típica de playa, todo lo que es fresco e ideal para el verano. Hay muchísimas ensaladas y sandwiches”, cuentan en Neruda. Las ensaladas (de camarones, de salmón y de César, entre otras) cuestan entre $1.320 y $1.550. Por su parte, los lomitos y las hamburguesas simples se ubican entre los $770 y los $950, mientras que los especiales parten desde los $1.270.
Estas propuestas son las más requeridas y se complementan, según señalan en el lugar, con otras “un poco más elaboradas”. Por ejemplo, el risotto azafranado con camarones ($1.800) o el salmón a la crema de limón ($2.350), ambas sugerencias de la casa, que también tiene opciones veggie y sin TACC.
En Hemingway el desayuno (se sirve de 9 a 21) tiene un precio de $810 e incluye el café con leche o té, un jugo de naranja y tres medialunas u otras opciones para acompañar. La carta del mediodía tiene como dos de las sugerencias a los raviolones de cordero ($1.600) y el sandwich de bondiola ($1.400), y el menú infantil ($930) es de nuggets de pollo con papas fritas o ñoquis con fileto o crema.
En la carta de la noche algunos platos son chernia grillada ($2.100), cordero con papines y finas hierbas ($2.050), provoleta rellena ($940), wok de vegetales ($1.250) y spaghettis salteados ($1.400). Como postres sobresalen el volcán de dulce de leche -con frutos rojos y crema americana- ($760) y los panqueques -con dulce de leche- ($650).
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