La imagen de tablas voladoras surcando a gran velocidad los lagos cordobeses, principalmente el San Roque, el más concurrido a la hora de la navegación, se ha hecho cada vez más frecuente.
Botes, lanchas, veleros y otras embarcaciones observan cómo pasan a su lado verdaderas tablas voladoras que, impulsadas por una vela, se elevan entre 50 centímetros y un metro por sobre el nivel del agua, alcanzando velocidades realmente asombrosas.
Mariano Reutemann, con tres juegos olímpicos disputados y tres medallas panamericanas en el windurf, es uno de los deportistas que se ha “subido” a la ola de esta actividad que cada vez gana más adeptos: el Foil Wndsurf o Windfoil.
El deportista señala que lo que hoy vemos como novedad, sin duda será el futuro de la navegación a vela en casi todas sus formas: “Es la evolución del windsurf y de todo lo que tiene que ver con el deporte a vela. La mayoría de las embarcaciones van a empezar a tomar vuelo, a volar, y eso le permite al deportista desarrollar una mayor velocidad, lo más importante y visible. Es lo que busca la evolución del deporte: Con más adrenalina y mayor espectacularidad, lo más deseado es que sea divertido y atractivo para la gente”.
Con el viento adecuado, las tablas de Foil Winsurf pueden alcanzar 70 u 80 kilómetros por hora, casi el doble de lo que se podría desplegar con una tabla tradicional como las que se usaban para prácticas deportivas o de esparcimiento.
El club náutico es el punto de partida desde donde Infobae acompaña en la navegación a Reutemann junto a tres jóvenes timoneles que se desplazan sobre sus tablas de Windsur Foil. A pocos minutos de navegar, las tablas comienzan a tomar vuelo.
En esa travesía, las tablas se encuentran navegando cerca del catamarán que lleva turistas al famoso embudo. En plena temporada, el barco se llena de turistas y la reacción es inmediata. Todas las cámaras y celulares apuntan a los “riders”.
¿Se navega o se vuela? “Se navega al principio y después se vuela. Cuando tomamos la suficiente velocidad de navegación, empieza a tomar vuelo. Tenemos una alas debajo de la tabla, similares al del avión, que nos permite volar o flotar sobre el agua. El ala delantera genera la sustentación y muy buena velocidad porque el roce es mínimo”.
Para que el deporte logre el desarrollo actual es clave un material: El carbono. “La dureza y el poco peso del carbono es lo que ha permitido llegar a construir estos equipos. Con todo el desarrollo tecnológico y la aplicación de nuevos materiales. Toda su estructura es de carbono, lo que permite desarrollar buenas performances a la hora de volar.
Es muy similar al aparejo de windsurf. Estos aparejos simulan al ala de un avión. Las nuevas velas desarrollan más velocidad y permiten que el “Foil”, es decir el avión que va debajo del agua, desarrolle la velocidad necesaria para volar.
Hay dos categorías dentro de este deporte: el Fórmula Foil y el IQ Foil son las que se utilizarán en los Juego Olímpicos de París, en 2024, cuya actividad náutica será en la ciudad de Marsella.
El sistema de Foil ya fue adoptado por otras especialidades, como el kite-surf y el surf. Es una actividad ya cuenta con un millar de adeptos en Argentina y crece día a día.
Uno de los inconvenientes que enfrenta este deporte para su crecimiento en el país está asociado a los costos en dólares de todo el equipamiento necesario para practicar la actividad. Un equipo completo para comenzar puede rondar los U$S 5.000, aunque pueden conseguirse equipos usados a mitad de precio.
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