Naturalmente, el rock ya está en un museo.
Se lo rescata, lo estudian, lo analizan desde la sociología hasta la política. Para los nacidos en este siglo es la música de sus padres.
Lo más curioso es que hay personas que morirán sin haber escuchado Lou Reed o a Luis Alberto Spinetta en toda su existencia.
Digo, no hay que estudiar astronáutica para disfrutar del museo de la NASA o dedicarse a la curaduría del arte para emocionarse ante un cuadro de Magritte, de la misma manera no hace falta drogarse o tener una sexualidad desmesurada para abrir una nueva ventana cerebral escuchando “Walk on the wild side” del rey de New York. " Artaud” de Spinetta, entero, no es para cualquiera, pero nadie salió lastimado de emprender la osadía.
Vivimos la era de la fragilidad espiritual, lo que no se comprende hiere, lo inaceptable mortifica, lo gracioso discrimina.
Conste que estoy hablando de música.
García Márquez said lo siguiente: “lo único mas lindo que la música, es hablar de música”.
Hector Larrea me enseñó que todo lo que no incluye alguna música no vale realmente la pena.
Un tiempo atrás un conductor televisivo más famoso que respetado por sus pares me preguntaba acerca de la “Cultura rock”, como si mi frente portara un sello con la palabra “sociólogo”.
Inmediatamente mi sistema inmunológico de idioteces con entidad en algún medio de comunicación me alertó.
Cultura es el conjunto de valores tanto materiales como espirituales que una generación adquiere de quienes los precedieron en esta aventura que se llama vida, y les transmite como legado a quienes vienen después. Son hábitos, costumbres, tradiciones que pasan de generación en generación. Algo abstracto que sostiene a través de los tiempos afectiva e intelectualmente grupos sociales los que entrelazados con otros intentan convivir adoptando lo mejor de las culturas ajenas.
Esto es sólo rock´n roll flaco, o flake, por eso me gusta.
No es algo que vaya a modificar la gran historia universal, pero es lo que nos tocó acá a un montón.
Tal vez nos toque ser parte de la era estúpida en la tierra cuando en el futuro se estudie nuestra civilización, no obstante el rock será uno de los intentos más populares y divertidos inventados para cambiar el curso de la historia.
Es de conocimiento popular que la humanidad no siempre evoluciona, probado está que en algunos momentos se ha involucionado, muchas veces se involucionó groseramente, de groso, así que capaz que estamos viviendo uno de esos tiempos donde se involuciona.
Ciertamente en 1970 yo era un pequeñajo mal educado pero entendía las situaciones.
Tenía primos que eran más grandes con amigos de su edad, apenas post adolescentes, a los que por sus modos y sus atuendos la parte mas bestia de mi extensa familia, liderada por un par de tíos altamente brutos, boludeaba sin descanso, tratándolos de hippies holgazanes ridículos.
Huelga decir que con los años esos hippies holgazanes ridículos acabaron en su mayoría siendo profesionales, artistas y hasta deportistas destacados, mientras que mis tíos murieron siendo igual de brutos que en 1970.
Así que más allá de museos, películas, libros o lo que sea que me pongan adelante para explicarme que era el rock, no habrá jamás herramienta más poderosa para difundir su legado que sentarse a escuchar las canciones.
Todo lo demás lo considero una pérdida de tiempo en un ambiente bastante poco recomendable.
En lo personal, no sabría expresar porqué, el disco que más me pinta esos días, que mejor describe lo que pasaba adentro de la cabeza de esos pelilargos, es “Rock de la mujer perdida” de Los Gatos.
Macedonio escribió que el pelo es un pensamiento fuera de la cabeza. Pues bien, la tapa de un disco era su música en silencio.
La portada de esa placa ya era suficiente me parece.
En la Galería del Este siempre se supo que la modelo de la foto en la tapa era la vendedora de lo que después sería Little Stone.
Little Stone fue el local iniciático de uno de los más grandes diseñadores de modas del futuro, se especializaba en modelos copiados a los que vestían los Rolling Stones en las fotos que llegaban a esta pintoresca nación, prendas que terminaban vendiéndose como pan caliente. No hablo de Pan Caliente, la revista de Pistocchi que organizó el festival en Excursionistas.
Hablo del pan caliente que huele desmesuradamente seductor en las panaderías de los barrios.
...y el tipo me preguntaba por la “cultura rock”... (pensamiento aleatorio)
No puedo evitar dispersarme cuando se juntan esas dos palabras, rock y cultura. Perdonen.
Cuestión que Los Gatos hacen Rock de la Mujer Perdida en 1970, cuando ya llevaban cuatro o cinco discos, habría que preguntárselo a algún periodista. Se agrandan un poco obviamente, los egos y las cuentas bancarias, merecida y honestamente, por lo que antes de pelearse deciden viajar a USA.
Litto Nebbia no va, se queda en Buenos Aires, o en Rosario, la verdad no se. Kay Galiffi el gran guitarrista italiano original de la banda desde Rosario tampoco, porque se termina casando y radicando en Brasil, así que Ciro Fogliatta, Oscar Moro y Alfredo Toth, el Dorian Grey del rock argentino, terminan en Nueva York comprando instrumentos y equipos de día, porque de noche se la pasaban en el legendario Fillmore East de Bill Graham viendo shows de Frank Zappa, The Who, Santana, Jimmy Hendrix y War entre otros.
A su vez Litto, incansable como acostumbra, comenzó la búsqueda del reemplazo de Kay.
Cuentan que una noche en La Cueva le presentaron a un chico de 17 años que venía bien, Pappo le decían. Litto lo escucha, entonces le ofrece el puesto y Pappo renuncia a Conexión Nro 5. Nebbia le cuenta a los que estaban en New York y les pide que le compren una viola porque la del pibe es un desastre, así es como Alfredo Toth le pone la primera Gibson Les Paul en la mano al Carpo.
Con la banda completa, el sello les pagaba días enteros en el estudio, así que se instalaron a darle forma al disco.
Sería el disco final de Los Gatos, su sonido más rocker gracias al aporte de Pappo, quien empezó desde acá a tener nombre propio. Tanto que a sugerencia de Jorge Alvarez (¡cuando no!), le propusieron lanzarse como solista. Unos meses después se despide de Los Gatos y arma con Black Amaya el primer Pappo´s Blues.
En Los Gatos las canciones eran todas de Nebbia, y el primer simple que salió fue “Rock de la Mujer perdida” con “Escapando de mi” en el lado B, una canción que quedó afuera del long play. En la radio se escuchaba el “Rock de la mujer perdida” a toda hora, a la noche algunos programas ponían “Los dias de Actemio”, un blues dedicado a un plomo que se llamaba así, se lo escuchaba en el primer “Modart... en la noche” que conducía Nucha Amengual con Pedro Anibal Mansilla en la radio Libertad de Alejandro Romay, con Fernández Padrón musicalizando.
Aporte que traigo solo para nombrar al gran Juanjo Fernández Padrón, el maestro de todos los que musicalizamos radios años después.
Lo que llamaba mi atención era la cantidad de veces que mis primos grandes y sus amigos podían escuchar por la tarde el tema “Mujer de carbón”, que terminó afinando mi oído hacia el rock negro, no blanco, afroamericano, en fin, uds ya saben de qué hablo.
“Mujer de carbón si me quedo en tu piel
Un día tal vez los hijos nacerán
No importa su color
Si puedo ser feliz.
Entrégame tu voz, y así libre seré.
Mujer de carbón, sé que todo irá bien
Entrégate a mi que te ofrezco mi amor
No importa tu color
Si puedo ser feliz.
Entrégame tu voz, y así libre seré.
Mujer de carbón te quiero encontrar
Dónde estás, te quiero amar.
Mujer...
¿Qué importa tu color?
Entrégame tu voz, y así libre seré.”
Muchos mitos rodearon durante décadas a este disco. El primero era que la modelo de la tapa era en realidad Ciro Fogliatta travestido. Ciro entre sonrisas siempre aclaró que él no era, que en realidad habían visto con un fotógrafo que se llamaba Bony una imagen parecida a ésa en un banco de imágenes. La foto en cuestión tenía derechos reservados así que decidieron recrear la original y llamaron a esta vendedora de la Galería del Este que terminó siendo famosa ahi adentro, la señalaban y te decían: " esa es la mujer perdida...”.
Dicen que Pappo cobró su participación en el disco con esa Les Paul, cuentan que los shows de Los Gatos eran como los shows de los Beatles, estaban mejor equipados que muchas bandas internacionales más consagradas. Tocaban en todos lados, clubes, boites, el Di Tella, iban un montón de asistentes unas horas antes de cada recital a preparar el escenario, no se privaban de llevar a los shows un órgano Hammond.
Cualquiera que haya visto de cerca un Hammond entiende lo que quiero significar, iban media docena de plomos sólo para levantar el órgano hasta el escenario.
Hay quienes aseguraban que el disco en realidad se iba a llamar “Rock de la Mujer Podrida” pero los del sello los frenaron. Los Gatos siempre negaron eso.
Por otro lado, Litto Nebbia contaba que “Mujer de Carbón” era referenciado por el rock de Chuck Berry, los acordes y los puentes del tema son los que usó toda su carrera Chuck Berry, músico de carbón, negro, afroamericano, no blanco, venerado por toda la generación de los swingin´60´s. Desde los Beatles y los Stones a Los Gatos.
Si hay un sonido que particulariza la década definitivamente es el del genial Chuck Berry.
“Mujer... ¿Qué importa tu color?
Entrégame tu voz, y así libre seré.
No importa tu color,
Entrégame tu voz, mujer de carbón.
Entrégame tu voz, y así libre seré”
“Rock de la mujer perdida” es uno de los álbumes más reconocidos por toda la tribu.
Es el canto del cisne de Los Gatos, su último trabajo en estudio.
Después del disco, se separan. Litto comienza su brillante carrera solista, Pappo y Ciro Fogliatta se van a España con David Lebón, donde entre otros proyectos llegan a presentarse como Los Gatos, ya que un promotor local los quiso contratar siempre y jamás pudo, pero nada. Ciro se quedó en la madre patria con Moris, Pappo vuelve para armar Pappo´s Blues y David se une a Spinetta en Pescado Rabioso. Moro abandona la música por un tiempo haciéndose colectivero, hasta que un par de años después Litto lo llama para integrar su nueva banda, Huinca, muy efímera. Alfredo Toth pasa a convertirse en el bajista que más ha trabajado en la música argentina, arma Sacramento, Santa Bárbara, se va con Banana, con Charly. Un genio Toth. Más que genio, buen tipo, talentoso y honesto.
Los Gatos volvieron a juntarse varias veces y con distintas formaciones, volvió Kay Galiffi en su última reunión del 2007.
Hoy ya no están Pappo y Moro, así que ahí quedó el disco del quinteto más rocker del rock argentino en los 60´s.
Recuerdo bien, que en esos años, los discos de vinilo llevaban en la tapa, en un vértice de abajo, la leyenda “Disco es cultura”.
Quizás eso debería haber respondido cuando me preguntaron.
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