En el día en que Argentina superó por primera vez los 100 mil contagios (se notificaron 109.608, duplicando así la cifra de nuevos casos en una semana), este jueves se abrió la temporada de eventos masivos en Pinamar y miles de adolescentes y jóvenes se amucharon en la arena que rodea el parador de moda de los últimos años en el distrito costero.
Con la caída del sol por la tarde, en una jornada en la que la temperatura flotó sobre los 30 grados, el primer gran after beach convocó a una multitud que se acercó hasta el parador Boutique para bailar al ritmo del reggaeton, el rap y la cumbia. La música estuvo dirigida por el popular DJ Fer Palacio, que desplegó su talento ante un público sin barbijo ni distanciamiento social.
Si bien las postales son similares, el escenario en la arena pinamarense es distinto al del verano pasado, cuando las aglomeraciones en la playa no estaban permitidas y tampoco las fiestas improvisadas que se dan alrededor de los grupos que bajan a la playa con parlantes de un metro de alto.
Esta temporada, campaña de vacunación mediante, las autoridades decidieron, por el momento, no cortar la diversión de los jóvenes y en los primeros días del año en Pinamar, como en otros destinos de la Costa Atlántica, conviven dos realidades: la de las playas colmadas sin aforos ni restricciones y la de los centros de testeos saturados.
El evento inició a las 18, aunque los jóvenes comenzaron a agruparse mucho antes a los costados y debajo del escenario de deck. Se amontonaron contra las vallas de poco más de un metro de alto, buscando algún resquicio entre los vigiladores privados. “Es un montón de gente hoy. No recuerdo que se haya juntado tanta en otros veranos”, dijo por lo bajo uno de los custodios.
El objetivo entre los concurrentes era lograr una foto con Palacio y con otros influencers que se hicieron presentes y acapararon la atención. Entre ellos, estaba Tomas Holder, quien contó a Infobae que tras su estadía en Pinamar viajará a Brasil para descansar: “Soy un pibe más, solo que me hice conocido. Trato de sacarme fotos con todos los que pueda, siempre con humildad. Había venido a Pinamar un par de veces. Esta vez fue la que más se pegó por así decirlo”.
Como ya es costumbre en Pinamar, entre los turistas hay mucha gente oriunda de Córdoba. Decenas de grupos de esa provincia desembarcaron en el balneario este verano, coparon las playas de moda para los chicos de su edad e imprimieron sus costumbres serranas, con parlantes, heladeritas y el infaltable fernet. Nicolás Rosales, un joven de 25 años que se describe como “la araña de Córdoba”, contó que llegó junto a cuatro amigos este mismo jueves. “Y nos quedamos hasta el 30, de una. Cuando se seque el mar nosotros nos vamos”, agregó entre risas.
El joven y sus amigos coincidieron en que COVID-19 es una preocupación. “Pero bueno, tenemos las cuatro (sic) vacunas puestas. Estamos todos legales”.
A uno de los costados del escenario, cerca de donde se ubicaron diez baños químicos, Lara, Valentina, Aixa y Camila contaron que también llegaron esta mañana desde Rosario y que están conociendo la ciudad. Como plan para las primeras horas eligieron visitar el balneario de moda: “Sabíamos que era la playa de los jóvenes, nos enteramos que iba a estar Ferpa y nos encontramos con más gente de la que pensamos que iba a haber”.
Unos metros más allá, tres policías aguardaban al lado de un patrullero. A modo de prevención, además, una fila de 15 efectivos del Grupo Motorizado se posicionó cerca de la orilla del mar. En la jornada, afortunadamente, no hubo disturbios, aunque una joven de no más de 15 años debió ser asistida tras descompensarse en medio de la multitud.
La muchedumbre comenzó a dispersarse de a poco después de las 19.15. Fer Palacio concluyó a esa hora su presentación tras alrededor de 60 minutos de show. Se retiró escoltado por el personal de seguridad privada que no dejó que nadie se le acercara en el sector vip.
Mientras, abajo, en la arena, algunos fanáticos quedaron con las ganas de lograr una foto. Entre medio de ellos, también estaban Juan y Carolina, vendedores ambulantes de artesanías. Con su carrito se acercaron hasta el lugar pensando en posibles ventas, pero no tuvieron el éxito esperado: “Está dura la cosa”, dijeron antes de seguir empujando el puesto.
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