Pinamar comenzó el año con el 95% de ocupación y los clásicos de cada verano en la playa

En localidades como Valeria del Mar y Cariló casi no hay lugares de alquiler. Tras el 1º de enero gris, el buen clima acompañó en los días siguientes y los turistas colmaron los balnearios con el mate, el tejo y las conservadoras con bebidas frías

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El año comenzó en Pinamar con el 95% de ocupación en promedio (Gustavo Gavotti)
El año comenzó en Pinamar con el 95% de ocupación en promedio (Gustavo Gavotti)

Pinamar está llena. O casi. Tal como se anticipaba a partir de las reservas que se dispararon anticipadamente para este verano, el distrito de la costa bonaerense comenzó el año con un nivel de ocupación de más del 95%, superando incluso los registros de la última temporada antes de la pandemia de coronavirus.

El municipio comandado por Martín Yeza tiene alrededor de 300 mil plazas turísticas, de las que 275.000 son casas y departamentos particulares (aproximadamente el 25% del total se alquilan a través de inmobiliarias), mientras que el resto corresponde a habitaciones de hoteles, hosterías, hospedajes, apart hotel y departamento con servicios.

Según un relevamiento de la Secretaria de Turismo y Desarrollo Económico, entre el viernes y el domingo último el promedio general de ocupación fue 95% en todo el partido de Pinamar, lo que representa una variación interanual del 50,5% y, a su vez, una diferencia positiva de 10 puntos porcentuales respecto a la temporada 2020 pre pandemia.

El nivel de ocupación superó al registrado en el verano previo a la pandemia (Gustavo Gavotti)
El nivel de ocupación superó al registrado en el verano previo a la pandemia (Gustavo Gavotti)

De 184 alojamientos consultados, 126 comunicaron una ocupación del 100%, es decir, un 68,5% sobre el total de los encuestados. La ocupación en campings también fue alta y alcanzó el 90%. Los números pudieron haber sido incluso mejores: fuentes del sector hotelero contaron a Infobae que desde hace dos semanas se registran algunas cancelaciones por el aumento de casos de coronavirus.

En cuanto a la estadía, el promedio varió según el tipo de alojamiento. En el rubro puramente hotelero se registró una media de 4,3 noches de pernocte, mientras que para los demás rubros fue de 5,6 noches. Un último dato oficial se centró sobre turistas extranjeros: se contabilizaron 37, oriundos de Venezuela, Alemania, Brasil, Colombia, Chile, Francia, Paraguay y Suiza.

Respecto alquiler de carpas en los balnearios, en Pinamar promedió el 84% durante el fin de semana y las reservas hasta el próximo viernes alcanzan el 78%. En Cariló esas cifras fueron del 93% y el 78% respectivamente, mientras que en Valeria del Mar se registraron los alquileres más bajos, siendo del 70% entre el viernes y el domingo, y del 65% para lo que resta de la semana. El mejor posicionado en este caso fue Ostende, con 95% de alquileres en ambos parámetros.

Las playas pinamarenses lucieron llenas el domingo y el lunes (Gustavo Gavotti)
Las playas pinamarenses lucieron llenas el domingo y el lunes (Gustavo Gavotti)

En una recorrida a lo largo de diferentes paradores, en los primeros días del año se advirtió una gran presencia de turistas en determinados sectores. En Cariló, la mayor concentración de viajeros se dio, en estos primeros días, en las inmediaciones al balneario Hemingway, uno de los más exclusivos. Allí la gente se reunió con las reposeras y en las canchas para jugar al tejo, a la paleta y al fútbol-tenis, tres infaltables del verano.

Más al Sur, en Neruda, las playas lucieron más despejadas y el espacio fue aprovechado por más de uno para jugar a lanzarse el balón ovalado de rugby o jugar al spikeball, que consiste en darle con la palma de la mano (spike es como se le dice al remate de vóley en inglés) a una pelotita, que debe rebotar en un disco con una red tensada y anclado en la arena. Se juega dos contra dos (o más, pero en parejas) y conserva la popularidad adquirida desde su irrupción, hace unas temporadas.

La zona de la bajada náutica de Valeria del Mar y el parador Boutique -ubicado en el límite entre Pinamar y Ostende- fueron otras en las que se evidenció mayor presencia de veraneantes. En la primera con un perfil de visitantes familiar. En cambio, en el balneario la playa fue copada por los jóvenes. Algunos llevaron conservadoras con bebidas alcohólicas, como botellas de plástico con fernet o latitas de cervezas. En la zona céntrica del partido costero sucedió lo mismo.

En la playa se impusieron los clásicos: mate, tejo y conservadoras con bebidas frías (Gustavo Gavotti)
En la playa se impusieron los clásicos: mate, tejo y conservadoras con bebidas frías (Gustavo Gavotti)

Eso preocupó a los guardavidas que trabajaron atentos en una pequeña garita instalada a la altura de Avenida Bunge y Playa. “Siempre les decimos a los más chicos, si vas a tomar, tomá, pero no te metas al mar”, contó uno de ellos a este medio. En la jornada del lunes sólo hubo un rescate en su área de cobertura, a pesar de la gran afluencia de público. Fue una adolescente que nadó lejos de la costa, se cansó y no tenía fuerzas para regresar a la orilla. La situación, afortunadamente, no pasó a mayores.

La postal que se repite este verano en las playas de Pinamar es diferente a la de la temporada pasada, cuando el municipio prohibió el ingreso de bebidas alcohólicas y reguló el uso de parlantes en busca de disuadir las aglomeraciones de jóvenes en la costa, en el marco de la pandemia de coronavirus.

A medida que fue cayendo el sol radiante -con temperaturas que rondaron los 30 desde el domingo-, en las tardes pinamarenses se impusieron los clásicos: el mate (compartido entre grupos familiares), los bizcochitos y los churros, que se venden desde $540 la docena. También la chipa, que cuesta un poco menos, $500 las 12 unidades. A Facundo, un vendedor de este producto de origen paraguayo, le quedaba una docena en su canasto hacia las 18.30 de ayer. “Hay que aprovechar ahora porque en media hora más, ya se termina el día”, dijo antes de seguir la recorrida a los gritos.

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