Todos tienen algo en común: la pasión por una vida nómade. El lugar de encuentro es La Perla. Allí estacionan sus vehículos-casa en los que viajan, algunos venden sus artesanías para solventar el recorrido y muchos comparten sus aventuras por las rutas del país.
Hace once meses que Franco Siares (28) y Karen Ramos (22) dejaron atrás Caleta Olivia en Santa Cruz. Se subieron a su combi modelo ‘85 en dirección a la aventura desconocida. “Nuestra familia pensó que íbamos a volver a las tres semanas, y acá estamos rodando hace casi un año en la ruta”, dicen felices.
Estacionaron a Conrada, como bautizaron a su casa sobre ruedas, en la bajada de la Avenida Patricio Ramos, en el barrio de La Perla. La ubicación es privilegiada y tiene vista al Atlántico. “Llegamos el 29 de diciembre; antes habíamos estado en Malargüe, Mendoza. Elegimos pasar el año nuevo en esta ciudad que para mí es como mi segunda casa”, cuenta Karen, al rememorar sus años en La Feliz junto a su abuela. ”Quería que Franco conozca la magia de este lugar en plena temporada”.
La aventura de la pareja, y su perrito bulldog inglés Ipa, empezó en julio del 2020 en plena pandemia. No estaba en sus planes vivir en movimiento. Al contrario, él trabajaba en una petrolera y ella estudiaba la carrera de derecho. “Muchos viajeros quedaron varados en Santa Cruz por el aislamiento. Les dimos una mano ya sea con un ducha caliente o alguna indicación. En ese intercambio, nos mostraron este universo”, dice Franco.
Tentados por la idea, decidieron comprar una casa rodante. “Vendimos todos nuestros bienes materiales, y conseguimos la combi que estaba destruida, ni caja de cambio tenía”, coinciden. En dos meses Franco la puso en marcha. “Hice toda la parte mecánica nueva, y el interior con un sofá que se hace cama, alacena, anafe a gas, un techo que se abre para mejorar la ventilación. Cuando quisimos arrancar habíamos gastado todos los ahorros”.
Igual, se animaron. El plan inicial es llegar hasta Alaska. Ya recorrieron 12.540 kilómetros, y van por más. Solventan el viaje vendiendo pulseras y sahumerios. “Con el aluvión de turistas a Mar del Plata no está yendo muy bien, eso nos permite cumplir nuestra meta”.
Entre los viajeros todos se conocen. Formaron una gran comunidad. “Hace unos días retornaron los chicos que @viajandoenbolita lograron recorrer la Argentina de punta a punta en un auto de época”, anticipa Karen.
Por las calles de Mar del Plata se hicieron famosos. En la rambla los conductores de los campers estacionados comentan la historia. Todo comenzó cuando Matías (40) le propuso a su compañero de trabajo, Juan Carlos (59) -ambos son constructores-, hacer un viaje por la icónica Ruta 40. Chavo, otro amigo, se enteró y quiso sumarse. El medio de transporte ya lo tenía, un Fiat 600 del año 80, solo había que prepararlo.
Los amigos son de Mar del Plata, todos tienen su familia y rutina armada. “Para poder concretar nuestros proyecto nos ayudaron todos”, le cuenta a Infobae Matías. A último momento, por obligaciones laborales, Chavo se bajó. Ese fue el primer contratiempo, aunque no les impidió seguir.
El 9 de noviembre pusieron primera con el objetivo de hacer los casi 5200 kilómetros de la ruta en 50 días. “El 15 llegamos a Ushuaia si bien no era parte del itinerario queríamos conocerlo”, agrega.
La modalidad viajera fue sencilla: dormían en el auto -como tuvieron que hacerlo en Ushuaia por los fuertes vientos que les impidió bajar- o en cabañas. “Esa vez no pudimos no sacar las bolsas de dormir, casi nos congelamos”, coinciden. La mayoría de las veces los invitaban a dormir. “Como viajero es común recibir alojamiento por parte de los locales. Es una experiencia hermosa porque se genera un intercambio genuino”.
El 30 de diciembre pisaron la Quiaca. “El último tramo desde Cusi Cusi hasta el extremo norte fue hermoso. El camino de ripio tiene todo un encanto. Lo mejor es que lo pudimos atravesar sin problemas, antes de partir nos decían que iba ser casi imposible hacerlo con un auto antiguo”.
Ya están de vuelta en Mar de Plata, con varios kilómetros encima, anécdotas compartidas y paisajes inolvidables. Planean una nueva aventura, aún sin fecha de partida, pero con un protagonista asegurado: La Bolita.
En cambio, Leandro (47) y Eli (46) están a punto de hacer su propia historia. Él es taxista, ella docente y preceptora. Son padres de tres hijos, abuelos de una nieta y esperan con ansiedad un nieto que nacerá en mayo. “Ya compramos la camioneta Mitsubishi del año 80 con el propósito de descubrir toda la región y los alrededores, quién sabe más adelante cruzaremos la frontera. Por la pandemia bajó la demanda laboral del servicio de taxis, así que adelantamos el plan”.
La camioneta no está lista para salir a la ruta, sí su interior: ya tiene cama, mesa, alacena y está decorada. “Le falta la parte mecánica que es fundamental para emprender el nuevo estilo de vida. Por ahora, estamos sin urgencia de salir, estos proyectos hay que idearlos con calma porque queremos extenderlo todo lo que se pueda”, admite Leandro. “El bichito de vivir viajando ya nos picó, ahora solo falta dar el primer paso”.
Algo similar hacen Rosana (46) y Miguel (55), casados hace dos décadas, estacionaron su Mercedes Sprinter, que ya está equipada con heladera, freezer y cuchetas, a metros de los otros viajero y los puestos de artesanía de La Perla. “Yo soy manicura, él es mecánico, pensamos descubrir el país en marzo pero para eso queremos ver de qué manera podemos solventarlo”, le cuenta a Infobae Rosana.
Desplegaron sus cuchillos de Tandil sobre un stand que montaron al paso. “Estamos probando el mercado, qué se vende y qué no. No dependemos de esto para vivir”, detalla. Aventureros, ya visitaron más de 10 provincias pero en su colectivo antiguo y con sus seis hijos. Ahora lo quieren hacer solos en un vehículo más chico. “No es tan cómodo por dentro aunque es más fácil de trasladar”, dice Miguel. “Nos encanta salir a explorar sobre ruedas porque parás donde querés, te da mucha libertad”, coinciden.
Los curiosos que pasan piden fotos con los vehículos, también preguntan qué sitios visitan, y cuál será el próximo destino. Algunos muestran más interés que otros, tal vez sean los próximos viajeros sobre ruedas.
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