De la calle Libertad a la exclusiva Avenida Alvear: la venta de oro y joyas cambia de zona y hay recelo entre algunos vecinos

Ese tipo de comercios predominaban en las angostas calles del microcentro, pero ahora se empezaron a desembarcar en la parte coqueta de Retiro. Rutinas alteradas en el barrio

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Avenida Alvear al 1.400, entre Parera y Libertad, uno de los locales más nuevos
Avenida Alvear al 1.400, entre Parera y Libertad, uno de los locales más nuevos

El anuncio con luces led blancas y amarillas en la parte superior, que avisa “compramos sus relojes”, se convierte en el punto de atración y contrasta con el resto de la vidriera, armada con esmero para que luzca prolija, cuidada y con un estilo despojado. Allí se exhiben apenas un par de objetos bien custodiados por segundas vitrinas. La fachada del local ubicado sobre la coqueta avenida Alver al 1400 irrumpe en la fisonomía de la cuadra y del barrio de Retiro, a metros de Recoleta, donde predominan los tonos neutros, y la decoración es natural. No es el único que rompe con la hegemonía elegante de la zona.

Las joyerías que se dedican a la compra y venta de oro, relojes y alhajas, algunas que promocionan figuras en sus programas de radio y televisión, y que predominaban en las primeras cuadras de la calle Libertad; de a poco se van colando en la exclusiva avenida Alvear, en la zona donde se destaca el Palacio Duhau, dos galerías de arte y hasta la sede del mítico Jockey Club; y donde la identidad del barrio está bien definida.

En ese marco, algunos vecinos de la zona, unos preocupados y otros desconfiados, se preguntan qué pasará con la fisonomía de la legendaria Avenida Alvear, al menos en los 200 metros comprendidos entre Libertad y Montevideo, ante la irrupción de esas vitrinas luminosas díscolas.

También se cuestionan si el desembarco es esporádico y quedará concentrado en esos tres locales en menos de dos cuadras; o sólo el principio de una mudanza de barrio de los comercios que dominan las escena sobre Libertad, pero a la altura del barrio de San Nicolás, y que salieron a la caza del cartel, que aplica como si fuera un buster, el estar ubicado en la Avenida Alvear.

Avenida Alvear al 1.500, hay dos locales de compra venta: uno enfrente al otro
Avenida Alvear al 1.500, hay dos locales de compra venta: uno enfrente al otro

“Las joyerías de reventa están tomando dimensión en esta zona, más que nada desde el comienzo de la crisis. En menos de 200 metros hay tres locales y un depósito”, relató en diálogo con Infobae Arturo, que pidió anonimato y por eso lleva nombre ficticio. Él habló desde un coqueto café que queda a metros de la cuadra donde tienen la mira puesta -de reojo- los vecinos, asumió la voz cantante y se adelantó: “Se está produciendo una movida”. En referencia a que esto es sólo el principio.

En el mundillo de la avenida Alvear, encabezado por encargados de edificios, empleados de seguridad privada y vecinos varios, se cuenta que todos los comercios serían del mismo dueño e, incluso, que algo parecido a un depósito funcionaría en la esquina de avenida Alvaer y Parera.

Con la crisis muchos accedieron a alquilares más baratos de lo que cotiza la zona, incluso hay propietarios que prefirieron segir con el local ocupado y el canon al inquilino era que le pague las expensas y los impuestos”, detalló Arturo sobre una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de Buenos Aires y donde los contratos, muchos de ellos, se pactan en dólares.

La calle Libertad, la misma tarde la recorrida por la avenida Alvear
La calle Libertad, la misma tarde la recorrida por la avenida Alvear

Infobae recorrió la zona de la avenida Alvear del 1400 al 1600 en esta última semana de 2021. La tarde era muy calurosa y casi no había movimiento en la calle, sí mucho tránsito. En el primer local visitado se excusaron de responder preguntas. La distancia con los otros dos comercios donde se venden y compran joyas es de menos de 100 metros, a pie se tarda no más de 2 minutos. Al llegar al segundo comercio, el dueño ya estaba al tanto de todo lo que buscaba este medio sin necesidad de preguntarle.

El comerciante, camisa abierta y gorra, moviéndoselo nervioso y en diálogo con una joven vestida de negro que, celular en mano, se fue rumbo a Parera; también se negó a hacer comentarios a la prensa y pidió que no le saquen fotos a las vidrieras.

“Están todos muy sensibles después de lo que pasó en el shopping”, explicó un policía de la Ciudad que está de consigna por esa zona en referencia al robo tipo comando a la joyería del Patio Bullrich del 18 de diciembre pasado: el asalto ocurrió a tan solo dos cuadras de allí.

Las cámaras de seguridad, una constante en la zona
Las cámaras de seguridad, una constante en la zona

Las cámaras particulares, los domos y las medidas de seguridad extrema dominan las fachadas de las casas de compra venta de joyas. Además del buster de categoría que implica estar sobre la avenida Alvear, la seguridad es el otro atractivo que, sospechan los vecinos, tiene la zona para que el desembarco del negocio, según Arturo, con poco clientela local: “Lo que tienen para vender, la gente de acá lo lleva al exterior. Por eso llama la atención que se hayan instalado acá. Hace un mes, había gente que venía de otros barrios a vender a estos locales: hacían fila”.

Sobre la avenida Alvear, a unos 20 metros de la esquina con Parera, se encuentra la casa de compra y venta de relojes, oro y alhajas que se instaló más recientemente en el barrio.

Sobre la cuadra siguiente, antes de llegar a Montevideo, una enfrente de la otra, están dos de las casas de reventa más promocionadas en la televisión. El más antiguo en el barrio, el que no tiene las llamativas luces led como los otros dos locales en sus vitrinas, tiene las vidrieras vacías. Según el dueño, se está mudando a la otra cuadra, a un local más moderno, y señaló en dirección a Parera.

Alvear al 1.400, las luces led en la vitrina del local de reventa
Alvear al 1.400, las luces led en la vitrina del local de reventa

En esa ochava, precisamente, la chica vestida de negro, celular en mano, que había hablado con el comerciante nervioso momentos antes, custodia la fachada de lo que muchos vecinos llaman “el depósito” pero parece un local a punto de estreno. “Hace tiempo que está así y no termina de abrir. Cuanto menos, es sospechoso: no es barato en esta zona sostener un comercio así”, deslizó Arturo antes de irse.

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