Nunca recibió un regalo de Navidad, no quiso que otros chicos vivieran lo mismo y repartió golosinas vestido de Papá Noel

Cuando era pequeño, Natanael se sentaba frente al pequeño arbolito navideño. Sabía, por las películas, que había que escribir una cartita con un deseo para que allí, en la medianoche del 25 de diciembre, ese regalo se materializara. Uno y otro año pidió una bicicleta que nunca llegó, como tampoco otra cosa. Tiempo después entendió por qué su arbolito estaba siempre vacío y, por eso, este año no permitió que el dolor que había experimentado en su infancia lo sintieran otros pequeños.

En la noche del jueves 23 de diciembre, junto a sus tías, Natanael salió vestido de Papá Noel a recorrer las calles del barrio 25 de mayo de Santa Elena, en Entre Ríos. Quería sorprender a todos. Solo su familia sabía lo que haría y un vecino que lo ayudó a conseguir el clásico traje rojo.

“Me sentí muy feliz de ver a los nenes con una sonrisa. Me sentí emocionado cuando un chiquito me gritó ‘¡Papá Noel!’, me abrazó y no me quería soltar. Fue algo muy lindo”, le dice a Infobae.

Sigue: “Yo me vestí y apenas salí los niños me saludaban, Para mí eso es lo más importante. Ojalá el año que viene pueda tener más cosas para ellos”, cuenta aún emocionado.

La noche en que Natanael fue Papá Noel

“Estábamos cenando en familia y nos contó que como él nunca había tenido su regalito, quería ser quien hiciera los regalos a los nenes del barrio, que son todos muy humildes. Juntamos lo que pudimos entre todos para que cumpliera ese deseo y compramos unas bolsas de chizitos para armar más de 300 bolsitas. Salió a las 20 horas a repartirlas. No dijo nada. Solo salió vestido de Papá Noel a caminar por la calles y cuando los nenes lo vieron corrieron hasta él, lo abrazaban y agradecían”, cuenta emocionada Micaela Simuncini, una de sus cinco tías.

Natanael fue criado por su abuela y sus tías. Su mamá nunca le faltó, pero el pequeño se acostumbró a quienes lo cuidaban cuando vivían todos juntos y decidió quedarse con ellas hasta los 9 años para luego mudarse con la madre y sus tres hermanitas, pero nunca olvidó el barrio que lo vio crecer, distante a cuatro cuadras de donde vive ahora.

“Para nosotros era triste no poder cumplir con los deseos de sus cartitas para Navidad, porque tampoco recibimos regalos. Él deseaba una bici y nunca la tuvo porque su Papá Noel nunca se la pudo comprar. De niño nunca recibió ni una bolsita de caramelos porque somos muy humildes, pero fue criado entendiendo lo que le pasa al otro, siendo solidario y por eso de ser feliz haciendo feliz a otros chicos”, admite la tía que lo acompañó en el recorrido y que se ocupó de llamar a los nenes del barrio para que recibieran sus regalos.

Para él, ver las sonrisas de esos niños fue el mejor regalo que recibió en su vida. “Le gritaban Papá Noel, le pedían fotos y cuando lo abrazaban apenas pudo contener las lágrimas. Estuvo toda la noche casi y este viernes por la mañana fuimos al Hogar de Niños a llevar otras catorce bolsitas con caramelos y alfajores”, agrega la mujer.

Para ella, “verlo hacer lo que hizo fue un momento hermoso”, dice emocionada y añade: “Me sentí muy orgullosa porque hay muchas personas más grandes que no tienen la misma iniciativa, sobre todo desde el deseo de decir ‘lo que no tuve para mi, quiero que lo tengan los demás’”, sostiene y los describe como un nene “muy bueno y tímido que ya va a la secundaria y le va muy bien en la escuela porque le gusta estudiar”.

La abuela del adolescente “se puso muy feliz de verlo como Papá Noel porque, pese a todo, lo que hizo hace prevalecer la crianza que le dimos y lo que mi mamá le inculcó: ser humilde y bueno con los demás”, agrega Micaela.

Para Año Nuevo, Natanael volverá a salir a repartir regalos y ya piensa en la próxima Navidad. “Lo único que quiere es que poder organizar una colecta con más tiempo y poder llevar regalos, no solo golosinas”, finaliza la tía.

La familia brindó una cuenta de Instagram para quien quiera colaborar con Natanael: @nicollgiles

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