Como ocurrió cada vez que las olas de contagios de COVID-19 empiezan a golpear con fuerza en todo el país, no sólo los sistemas sanitarios terminan “estresados”, sino que las relaciones políticas y la convivencia entre jurisdicciones suele encontrar motivos de fricciones, discusiones públicas y, a veces, enfrentamientos abiertos. Y los actores inevitables de ese cambio de escenario, como pasó durante los primeros meses de la pandemia y el último pico del coronavirus fueron la ciudad de Buenos Aires, que lidera Horacio Rodríguez Larreta, y la administración bonaerense de Axel Kicillof.
En ese contexto es que puede entenderse mejor la frase pronunciada por el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, en medio de un crecimiento imparable de la transmisión del virus y la amenaza de la llegada de Ómicron, la variante más contagiosa hasta ahora registrada desde que surgió en el inicio del 2020.
“El 35% de los testeos que se hacen en la ciudad de Buenos Aires es a ciudadanos que vienen de la Provincia”, asegura el funcionario, en contacto telefónico con Infobae. El ministro coordinador aclaró que no habrá vetos ni limitaciones al acceso a ese servicio clave para frenar la expansión y el contagio del COVID-19 pero reconoció que no se trata de una situación ideal.
“Vamos a seguir testeando porque es una buena política, aunque sabemos que no es lo ideal, porque en realidad lo ideal es que cada ciudadano tenga un centro de testeo cercano a su domicilio, para que no sea necesario traslados extensos ni la utilización del transporte público”, aseguró Felipe Miguel y resaltó que en CABA se duplicó la capacidad de testeos en las últimas semanas
De hecho, en uno de esos centro, la Unidad Febril de Urgencia (UFU) que estaba trabajando a máxima potencialidad debido a la alta demanda incrementada por la circulación del virus, se registró un incidente con una agresión de un paciente a un médico. Por esa situación los médicos anunciaron una protesta que, finalmente, quedó desactivada tras el envío de refuerzo de seguridad.
“El sistema está funcionando a pleno y la inmensa mayoría de los que asisten están agradecidos y reconocen la tarea de todo el personal de salud. Por supuesto que repudiamos la agresión que ocurrió en el Hospital Santojanni y por eso reforzamos la seguridad, en las UFU y las guardias”, afirmó.
Sobre la controversia con la provincia, Felipe Miguel destacó que la ciudad de Buenos Aires en los centros de testeos se pasó de 20 mil a más de 40 mil exámenes por día, mediante la ampliación de unidades de asistencia tanto fijas como móviles. El funcionario porteño informó que en el último recorte sobre las intervenciones realizadas para detectar la presencia del virus, uno de cada tres testeos se realizó en instalaciones porteñas.
“Los testeos van a seguir a todos, sin restricciones, porque es una buena política sanitaria. Pero no es ideal, por la incomodidad y porque muchas de esas personas se trasladan en transporte público. Se agrega el riesgo de viajar en transporte público porque eso aumenta el riesgo de contagios”, consignó el jefe de Gabinete porteño.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció ayer cuatro unidades móviles de apoyo que se ubicarán, en principio, a 100 metros de las Unidades Febriles de Urgencia (UFU´s) con mayor demanda. Estos nuevos espacios de testeos comenzarán a atender este lunes al mediodía, a 100 metros de los hospitales Santojanni, Tornú, Rivadavia y Pirovano. Luego el horario será de 10 a 18.30 horas.
A través de un comunicado del Gobierno porteño se informó que durante el fin de semana de Navidad, los centros de testeo en la Ciudad realizaron 51.572 testeos. El refuerzo en la estrategia permitió registrar un pico de 39.130 evaluaciones en una sola jornada, el 24 de diciembre. Con el objetivo de continuar con el plan de testeos, se replicará el cronograma el 31 y 1° de enero.
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