Con la vuelta a la normalidad, la gastronomía, uno de los rubros más afectados por la cuarentena, reabrió sus puertas, generó nuevos espacios de encuentro tanto externos como en la vía publica y con ello volvieron las disputas entre vecinos y comerciantes. En este caso, los habitantes de la calle Malabia al 1000, entre Lerma y Jufre, en Villa Crespo, reclaman al dueño del local Joe’s por la música que sale de la terraza de la casona convertida en bar hace dos años.
“Mis hijos de 10 años no pueden dormir porque en días de semana hay música que sacude las paredes hasta las 3 de la mañana. Lo mismo les pasa a los adultos mayores de esta zona porque la mayoría somos personas de entre 70 y 80 años”, cuenta desesperado por la situación ya cotidiana Claudio Ingerflom, quien habla en nombre de los vecinos de la cuadra y que asegura que desde hace más de año hacen denuncias por “ruidos molestos”, pero “nadie atiende los reclamos”.
En ese sentido, aclara: “Claro que no queremos que cierren, sabemos que ahí trabaja gente, pero sí pedimos que bajen el volumen de la música o que no saquen los parlantes a la terraza”. El docente universitario de 75 años y padre de los mellizos de 10 cuenta que por recomendación del pediatra, sus hijos “deberán consultar con un médico legista debido a la alteración del sueño que padecen”.
Por su parte, Juan Martín Bouquet, dueño del bar, asegura: “Ahora estamos en medio de una mediación porque los vecinos piden que cierre la terraza y apague la música de mi bar. Me mandaron a la Fiscalía y todo tipo de inspecciones, pero todo es legal, el sonido es el correcto; no tengo ni una multa ni una clausura. Pese a todo haré una inversión de $ 3 millones para cerrar la terraza e insonorizarla”.
Desde la Agencia de Protección Ambiental explicaron que cualquier vecino puede efectuar una denunciar por ruidos molestos a través de la línea 147 o desde la página https://gestioncolaborativa.buenosaires.gob.ar/prestaciones.
“Una vez recibido el reclamo se coordina la inspección con el denunciante para un día y horario donde se sienta la mayor molestia. Es muy importante que la medición se haga en el interior del domicilio afectado para que sean representativas y poder actuar en consecuencia, en caso de registrarse la infracción”, le explicaron a Infobae desde APrA.
Si se comprueba que superan los límites máximos permitidos, conforme a la Ley Nº 1.540 y su Decreto Reglamentario Nº 740/07, “se labrará el acta correspondiente y se intimará al titular de la actividad habilitada generadora de las molestias para que arbitre las medidas necesarias y suficientes para evitar los ruidos”.
Se entiende por contaminación acústica o contaminación sonora al exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Aunque Si bien el ruido no se acumula, traslada o perdura en el tiempo como las otras contaminaciones, también puede causar grandes daños en la calidad de vida de las personas si no se controla bien o adecuadamente. Según la Organización Mundial de la Salud, las vibraciones constantes por encima de los 45 decibeles imposibilita el descanso y afecta la salud.
El reclamo de los vecinos
La cuadra afectada es de casas bajas, unos edificios de pocos pisos y algún comercio. Es un típico barrio porteño.
“Esta es una zona residencial. Por lo que averiguó el abogado de los vecinos, el local (ubicado en Malabia 1064) está habilitado como restaurante, pero tienen actividad de boliche en la terraza de jueves a sábados. Pasan música, la gente baila y se divierte mientras los vecinos de los costados, que son personas mayores, están desesperados por no poder descansar como necesitan. ¡No imagino cómo escuchan ellos si quienes estamos en la vereda de frente recibimos de lleno el sonido y debemos ponernos algodones en los oídos para intentar dormir!”, explica Ingerflom.
En ese sentido, compara cómo se dan las circunstancias en la semana: “Los miércoles también abren, pero la música se escucha baja y es soportable. Los problemas inician los jueves por el volumen del sonido que es como si estuvieran pasando la música en mi dormitorio... Mis hijos se ponen nerviosos al punto de llorar. Todos estos meses se levantaron a las 6.30 se levantaban para ir a la escuela. Esto los está afectando tanto que ya no toleran ningún ruido porque se asustan”, reseña.
El hombre que vive en la misma casa desde hace ocho años, asegura que desde que el lugar abrió con nuevo dueño llaman “sistemáticamente a la policía”, pero que no obtuvieron aún las respuestas esperadas: “El patrullero viene, en el bar bajan la música; el patrullero se va y a los pocos minutos vuelven a ponerla con todo, ¡para castigarnos!”.
De las denuncias realizadas, la radicada en octubre de 2020 en la Fiscalía Penal Contravencional y de Faltas N° 4 logró de manera virtual una mediación reciente. “El dueño del boliche no presentó un proyecto como se le había pedido”, explica y dice que antes de esa instancia “hubo una inspección para medir los decibeles y el dueño del local pidió a los clientes que hicieran ruido. En otra oportunidad llegó un fiscal, pero bajaron la música un rato antes”.
Ingerflom también cuenta que “antes de la cuarentena, en esa dirección había otro bar que finalmente cerró. Cuando llegó el nuevo dueño dijo, ante los primeros reclamos que hicimos, que iba a insonorizar la terraza”.
El descargo del dueño del bar
Martín Bouquet trabaja en el rubro gastronómico desde hace 20 años. Tuvo otros bares, cafés y una parrilla en pleno Palermo. Reconoce que “siempre hay disputas con los vecinos” y, considera, que en este caso se debe a que “los vecinos no quieren un local gastronómico en su cuadra porque dice que trae gente y hacen ruido. No les gusta tener bares ni cervecerías al lado y que estén abierto hasta las 2 o 3 de la mañana, no lo quieren. Ese es el problema real que tienen”.
Sobre ello, agrega: “Mis vecinos ya me mandaron absolutamente todas las inspecciones y tengo todo habilitado, todo correcto y todo legal, pero todos los días me mandan a la policía y nunca me observaron en nada. El mío es el único bar en tres cuadras a la redonda: estoy a cinco cuadras de Plaza Serrano, pero del otro lado de Córdoba y los locales comerciales empiezan en Loyola, a tres cuadras del mío. Esta es una zona que viene creciendo y hay un par de cafés”.
También cuenta que a modo de apelar a la “buena convivencia” comenzó a realizar obras en la casona. “Estamos levantando paredes en la terraza, poniendo de esos techos que se abren y se cierran, cambiando el sistema de sonido y trabajando en la acústica de toda la terraza, no por un tema legal sino porque los vecinos me están volviendo loco y cuesta trabajar. Es una obra bastante grande y millonaria, pero ya no sé qué hacer”.
Bouquet, que dice ser también vecino del barrio, cuenta supo de ese local cuando salía a pasear a su perro y vio el cartel de alquiler. “Me gustó porque vivo en la misma manzana. Supe que antes de que yo llegara ahí mismo hubo dos bares que también recibían la queja de los vecinos y terminaron cerrando. Pero también supe que duraron poco porque no tenía habilitación”.
Cómo realizar denuncias por ruidos molestos
Consultados sobre los contaminación acústica en la ciudad de Buenos Aires, desde la Agencia de Protección Ambiental (APrA) subrayaron que la Ley N° 1.540 de Control de la Contaminación Acústica establece límites máximos permitidos, clasificándolo por zonas y según el horario.
“El periodo diurno está comprendido entre las 7.01 y las 22.00 y el periodo nocturno entre las 22.01 y las 7.00, cuyos límites son más restrictivos. Se considera contaminación sonora cuando los niveles medidos superan los límites establecidos por normativa”.
Sobre ello, especificaron que “es importante tener en cuenta que no todos los ruidos molestos son medibles según la normativa vigente. Las voces de personas, murgas, ladridos de perro, carga y descarga de mercadería, bombos, entre otros, no son considerados fuentes fijas/transitorias sancionables”.
En el caso en que los damnificados realicen denuncias, éstas deben continuar judicialmente, aunque pueden volver a reclamar al 147 para la actuación de los técnicos de Control Ambiental, aclaran desde el organismo.
Cuando las denuncias sea entre particulares, pueden hacerse ante la Justicia Contravencional y de Faltas, llamando al 0800–333-47225 (0800-FISCAL) las 24 horas del día o ante la comisaría respectiva.
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