Cada año, el 5 de diciembre se celebra el Día Internacional del Voluntariado, una nueva oportunidad de generar conciencia sobre la contribución de los que ofrecen su capacidad, tiempo y cariño en beneficio de la sociedad.
Desde 2004, en Argentina, existe la Ley del Voluntariado Social (N 28.855) para promover esta actividad y también regularla. Actualmente, según el Ministerio de Desarrollo Social (a través de la Secretaría de Acompañamiento y Protección Social), las áreas donde más se lleva a cabo esta tarea son la educación y la salud, en ese orden.
Pero, además, un estudio realizado por la socióloga Marita Carballo (presidenta de VoicesResearch) sobre la felicidad concluyó que ayudar al otro aporta la sensación de realizar acciones valiosas y con un propósito definido. Se entiende al voluntariado como un trabajo ad honorem, por el honor, sin embargo hay otra definición y es que se trata de una tarea ad beatitudinem, por la alegría, el gozo.
Estas son algunas de las personas que se propusieron transformar realidades y nos inspiran:
Ezequiel Rodriguez Padilla (36), de Huellas
Corría el año 2007 y Ezequiel era estudiante de la carrera de ingeniería industrial en La Plata. Ya sentía la necesidad de servir. “Ir a un comedor a pasar tiempo con los chicos. Visitar una institución de adultos mayores y compartir charlas”. Aquello fue el disparador de todo.
Ya había realizado diversos voluntariados, pero quería ir por más. De esta manera creó Huellas, para dejar una marca. Desde hace catorce años, la entidad platense moviliza a miles de jóvenes a donar dos horas de sus sábados para compartir una tarde de risas junto a niños y adultos mayores.
En cada encuentro se inyecta una dosis de entusiasmo. Ezequiel lo pone en palabras: “se siente una felicidad que va más allá de lo momentáneo, aquella que se queda en el alma por varios días”.
Con su ONG ya ha impactado en la vida de más de 6.000 personas en siete ciudades distintas del país. “Llevamos adelante una incesante búsqueda por conectar a los voluntarios con estas generaciones de mayores que precisan ser escuchados”, explica para seguir contagiando.
Para sumarse: www.huellas.social
María Laura Fernández Duré, (51), de Sanofi
Es voluntaria en Sanofi desde 2019. Para ella, el rol es claro: “estoy involucrada con las necesidades de la institución, a través del aporte de ideas para solucionar problemáticas, poniendo en práctica la empatía”.
Para Duré no se trata solo de cumplir con una tarea sino de tener en claro que su tarea impacte en la calidad de vida de las personas. Podría haber elegido otra causa para colaborar, sin embargo, cree en la misión de la ONG, que busca servir vidas más plenas y saludables. Sanofi se propone erradicar la diarrea en los niños menores de 5 años (principal causa de mortalidad). “El consumo de agua no potable, en algunos lugares, genera serios problemas digestivos, que pretendemos evitar colaborando con los filtros de agua que trabaja Proyecto Agua Segura”, destaca.
“Si a nuestra labor le agregamos un compromiso con las comunidades más vulnerables, la transformación es inmediata”, señala.
Ser voluntario le genera una gratificación constante, dice: “Hay una conexión en el intercambio con el otro que es mágica. Se trata de escuchar a las personas, entenderlas , apoyarlas y sobre todo aprender de ellas”.
Para sumarse: www.aguasegura.com.ar
Alejandra Martinez (41) de Microjusticia
Algo similar siente Alejandra Martinez. A los 41 años, es abogada y directora ejecutiva de “Microjusticia Argentina”, fundación que pone el foco en “empoderar legalmente a personas en situación de vulnerabilidad, para garantizarles un real acceso a la Justicia”, le cuenta a Infobae.
Se trata de gente que no solo no puede pagar un abogado, sino que ni siquiera conocen sus derechos como para saber que pueden recurrir a uno. Alejandra también proviene de un contexto vulnerable, sabe en carne propia lo que es no poder acceder a un abogado, y por eso decidió estudiar abogacía y sumarse a la ONG.
“Microjusticia impulsa a la transformación social ya que trabajamos el empoderamiento legal, eso quiere decir, conocer la ley para poder usarla y transformarla. Como voluntarios abogados nuestra misión es que los habitantes de los barrios vulnerables tengan acceso a una defensa de calidad con las mismas oportunidades de aquellos de poder adquisitivo”.
Para sumarse: www.microjusticiaarg.org
Alicia Irribaren (70), de FUCA
“Me da felicidad ver respuestas positivas reflejadas en cambios tangibles”, dice Alicia Irribaren (70), docente jubilada y parte de la amplia red de voluntarios de la FUCA (Fundación Cáncer). Hace más de doce años que dedica su tiempo, energía y aportes a colaborar con la tarea de la reducción del cáncer a través de la docencia, la investigación y la educación para una detección temprana.
“Llegué a FUCA por casualidad, mientras mi marido luchaba contra una enfermedad terminal, y desde entonces nunca paré. Hay que dejar de sentir que somos el ombligo del mundo”, asume. Se siente orgullosa, está comprometida y entiende la responsabilidad de su aporte a la comunidad. “Es importante visibilizar a los voluntarios porque el ejemplo predispone a que otros quieran sumarse. Cuantos más seamos, mejor. Hay mucho por hacer”.
Para sumarse: fuca.org.ar/voluntarios/
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