La ultima moda dictada por el rock argentino es cumplir 70 años.
Charly García cumplió 70, León Gieco cumplió lo mismo, Vitico ídem y hasta el gran Gustavo Santaolalla ha llegado a los 70 lúcido y carismático. Incluyo a la lista el nombre de Federico Moura que nos guía desde otra dimensión hace un tiempo.
Y estos tipos sí que han marcado tendencias en nuestra música.
De todos ellos hemos hecho algún rescate desde estas columnas, excepto de Gustavo Santaolalla. Tal vez porque vive lejos desde hace mucho, aunque esté totalmente involucrado con los vaivenes de este país tan pintoresco. Desde Hollywood quizás, eso lo hace más valioso.
Gustavo es el único tipo, me dijeron, en ganar dos Oscar de la Academia consecutivamente por las bandas de sonido que compuso.
La ultima vez que me encontré con él me dejó un rato sentado esperando porque estaba hablando con Sean Penn, parece que no estaba del todo interesado en hacerle la partitura y Penn no se daba por vencido.
A eso llamo yo dejarme esperando.
Hollywood nunca aprenderá. La biopic que se están perdiendo es la de Santaolalla.
Ese adolescente de 17 años formando su primer banda de rock en un pintoresco condado argentino llamado El Palomar, la llama Arco Iris llegando a grabar un disco simple con el que no tienen lo que llamaríamos un gran éxito, pero le alcanza para empezar a frecuentar otros ámbitos donde conoce mucha gente nueva.
Un día se cruza con una modelo de Jean Cartier -figura del mundo de la moda-, una ucraniana de 30 años que se llamaba Dana (originalmente Dannais Winnycka) de la que termina obviamente enamorado. Se va a vivir con ella y sus compañeros de banda en comunidad a un departamento de la calle Bulnes en Palermo. Así pasaban sus días Gustavo, el armenio egipcio Ara Tokatlian que se dedicaba al saxo y a la flauta, el bajista Guillermo Bodarampé más Drupi Gianello que era baterista.
Todos ellos adolescente fascinados por la figura de Dana que era vegetariana, no fumaba, no bebía y había decidido abolir el sexo de su vida para llegar a un conocimiento espiritual más profundo y elevado.
Algo muy de la época. Estamos a finales de los 60´s. Contemporánea a la excelente pintura cinematográfica realizada por Quentin Tarantino en Érase una vez en Hollywood. Al clan Mason, una comunidad hippie que se fueron de rosca una noche masacrando a la bellísima Sharon Tate, pareja de Roman Polanski.
También estaban muy fuertes las presencias femeninas en los Beatles con una artista oriental llamada Yoko Ono que de la mano de John Lennon aparece en muchas fotos del cuarteto en el estudio, en la tele, en los pubs y en donde sea. Ni hablar de Patty Boyd, bellísima post adolescente que dejaría de salir con George Harrison para irse con su mejor amigo, el guitarrista Eric Clapton... Para después volver con George hasta retornar a los brazos de Clapton. Como ellos nunca dejaron de ser mejores amigos, Patty se convirtió también en mejor amiga de los dos. Patty Boyd fue Layla, la del mejor blues blanco escrito en la historia, nacido de la lapicera y el corazón destrozado de Eric para ella, musa inspiradora también de varios éxitos de George.
Todo mientras en New York la Factory de Andy Warhol da a luz la Velvet Underground & Nico (Lou Reed, John Cale y Nico). Ella no tocaba nada, cantaba algunos temas. Modelo alemana imbatible. Más que nada musa inspiradora.
Mujeres que ejercían en esos grupos masculinos el rol de presencia invocante. Sin ellas no hubiesen sido posible semejantes historias.
Dana ejercía sobre esos adolescentes y rockers incipientes el rol mas importante. Era indispensable, les dio la mística inicial, todo era para ella aunque ya era de ella.
Pasamos al otro escenario.
Con el blues acá no pasaba gran cosa.
Los únicos que en Buenos Aires le dedicaban parte de sus repertorios al blues eran los jazzeros del downtown porteño, el Gato Barbieri, Baby López Furst o el Mono Villegas le daban al blues, más desde el lado del swing, Basin Street Blues, St Louis Blues, esas cosas.
Faltaba mucho todavía para que Pappo’s Blues o David Lebón empezaran a dar cátedras con tres tonos nomás.
Los más iniciados por acá conocían a los Rolling Stones así que el virus del blues empezaba a propagarse. Pero de manera muy incipiente. Yo diría imperceptible para la gran masa.
Es verdad también que eran escasos los espacios radiales donde pudiesen difundirse las novedades, y sobre todo las ediciones de discos que estaban maniobradas por sujetos no siempre eficaces para elegir lanzamientos. No se editaban discos de Muddy Waters o de B.B. King, de Freddie King ni hablar, lo cual hacía imposible conseguir algo de Albert King, sólo por nombrar algunos de los faltantes.
Además siempre que se habla de blues está muy bien traer a la mesa el tridente reyes -Albert, BB y Freddie King- que no tienen parentesco familiar entre ellos. Agregando a Muddy Waters, de quién los Rolling Stones tomaron su nombre.
No había muchos espacios en los medios para bandas de esa música de moda llamada nada más que rock. Era diferente al rock´n roll, aunque le reconocía la filiación. Este rock era mas de hippies, rebeldones igual que los otros pero mas sofisticados.
“El rock´n roll no se toca con flautas”, gritaban los mas grandes. “Pero éste sí”, contestaba el piberío.
La cultura joven se abre siempre camino, en el 510 y en el 2021 también.
Tampoco había demasiados escenarios que digamos para presentarse en vivo, a veces se compartía cartel con bandas de jazz (en el mejor de los casos) o con quintetos de cumbias caribeñas (en el peor).
Ni malo ni bueno, era así nomás.
Acá pasamos a un negro de pantalla extenso.
Aprovecho para acotar lo siguiente. Puede que lo que sigue no sea demasiado preciso, porque obviamente era muy chico para observar la cultura rock que ya iba naciendo, y me lo contaron varias veces, pero Santaolalla suscribe mucho de lo que sigue. Las veces que hablamos sobre esto se copa tanto que terminamos hablando del universo en general.
Solo dejo sentado que para mí, el blues argentino, el primer blues compuesto en el pintoresco estado soberano, que fue popular, que se hizo muy conocido, fue el Blues de Dana compuesto por Gustavo Santaolalla en homenaje a ella.
A esa ucraniana que llegó a trabajar con Jean Cartier y terminó casada con Ara Tokatlian 20 años después, cuando ya todos estaban afincados en California gozando de sus Green Cards y haciendo música con americanos, peruanos, brasileros y... de donde vinieran que se quedaban asombrados de las virtudes que esta gente derramaba sobre músicas nuevas.
Volviendo al Blues de Dana.
Arco Iris en pleno estaba todo el día atrás de Dana. Comían lo que comía ella, meditaban con sus mantras y le componían un montón de canciones motivadas por su presencia.
Dicen que los otros músicos de rock con quienes compartían escenarios los apodaban “las amas de casa de Dana” y otras estupideces por el estilo. Creo a esta altura más llevados por prejuicios que por maldad o ignorancia, aunque generalmente las tres cosas van de la mano por la vida de muchas personas.
¿Cómo se hizo conocida una canción como ésta? La música vaya y pase, son los 3 tonos del blues, tan básico como eso. La letra es la gran intriga. Esa letra.
”Mmm, la noche cae fría
Mmm, mojando en mi ciudad
Mmm, mi alma busca el día
Mis manos buscan paz.
Que larga es la agonía
Mmm que difícil la salida
Mmm de esta encrucijada
Mmm de estar y no ser nada
Y si es que está ahí grítame de una vez
Decime donde voy
Contame como sos...”-
Se la escribió Gustavo a Dana en uno de esos momentos. La sacaron en un disco simple en diciembre de 1969 y ahí quedó.
Acá cambia todo.
Escenario final, la acción del tao, llamémosle destino si se quiere.
El hombre había llegado a la Luna unos meses antes, todo el mundo vio el alunizaje por la tele. El simpático electrodoméstico se convirtió en el nuevo componente familiar, ahí el pueblo creía que la televisión estaba para cosas trascendentes, verdaderamente importantes.
El evento de los sábados a la noche era la transmisión de algún festival de música, Canciorema, San Remo, Viña del Mar, Eurovisión, que tenían ratings hoy impensables. Estar en uno de esos era el pasaporte a la elite de músicos famosos.
En Enero de 1970 se realiza en Mar del Plata el Festival Internacional de la Canción Beat, que terminó de mala manera para variar en la interna por cambios de reglas repentinos y quejas de productores, pero que consagra ganadores a Arco Iris que hicieron una memorable interpretación del Blues de Dana.
Vale decir, el pueblo argentino por primera vez veía en la tele a una verdadera banda de rock de hippies progresivos tocando un blues que les alcanzaría para llevarse el primer premio, consistente -entre otras cosas- en la presentación en varios festivales de músicas en toda América.
Así llegarían a Los Ángeles por primera vez los Arco Iris.
”Mmm y busco ese recuerdo
Mmm vivencias de otro tiempo
Mmm quizás esté oculto dentro de mi cerebro.
Tal vez esté mas lejos
Envuelto en mi alma
En el mágico espejo
Mmm que refleja y que guarda
La cura a mi dolor
Oh
Es el tigre eslabón
Que une ayer, si ayer, y hoy...”
“Dream is over”, dijo un día John Lennon decretando el fin del sueño hippie.
Entre los perversos crímenes del clan Manson, la tragedia del Festival Stone en el autódromo de Altamont, California, las muertes espantosas por sobredosis de Janis Joplin, Brian Jones, Jimmy Hendrix y Jim Morrison, más el fracaso de las luchas juveniles para detener las matanzas de la guerra de Vietnam por el norte, sumado a las andanzas de dictadorzuelos canallas, guerras de guerrillas en los barrios y faltas de respeto varias a todo y a todos por acá, estaba el amor libre en paz y con música que era el nirvana del hippismo, todo el sueño de un mundo mejor, que era parte importante de la cultura joven que se expresaba en arte pop.
Por todos estos asuntos, persecuciones políticas, ninguneos, desequilibrios económicos, faltas de respeto desde cualquiera con ínfulas de poder, desmanejo de medios de comunicación, desprecio de los popes editoriales hacia los jóvenes artistas, más varios etcéteras, es que los de Arco iris, después de un par de éxitos más como Mañana Campestre o la ópera Sudamérica o el Regreso de la Aurora, en 1974 se van todos a vivir a Los Ángeles donde aun están los que están.
”Me cuesta tanto encontrarte
Y sin embargo no te olvido
Siento que tengo que buscarte para encontrarme a mi mismo.
Nostalgia de otro momento
Etapa gris de mi elemento
Si
Lejano instante, muy lejano instante.
Pero ahora todo está cambiando
Siento que va mejorando.
Siento que todo llegará”
Esa estrella de 5 puntas que fue Arco Iris trazó distintos derroteros para cada una. Todas lejos de Argentina, aunque siempre vuelven, cada tanto, porque son de acá.
Drupi Gianello, maestro de percusionistas, falleció hace unos meses.
Guillermo Bordarampé esta radicado en California hace casi 50 años, donde sigue tocando con el colectivo de música sudamericana Inca y demás.
Ara Tokatlian también sigue en la música, hace unos años tocó otra vez en Argentina para un público nuevo que se maravilló ante su talento intacto.
Gustavo Santaolalla sigue ganando premios, prestigio internacional y amigos en todo el mundo, ya sea con sus bandas de sonido, con Bajofondo, o lo que se le ocurra.
Dana murió en Tijuana, México, en 2003, mientras intentaba curarse de una dura enfermedad buscando un remedio natural. Dicen que al morir, estaba tomándole la mano a Ara Tokatlian y sus últimas palabras fueron:
-Qué lástima que no estén acá Gustavo y Guillermo...
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