“Este año le pusimos las lentes violetas a los equipos de trabajo del Ministerio. Trazamos las primeras líneas, las primeras huellas, y ahora hay que hacer el camino. Hoy, las iniciativas con enfoque de género representan cerca del 30% del total de acciones de la cartera. Ojalá al dejar la gestión lleguemos al 100% y estén avanzadas las gestiones provinciales, porque es lo que va a consolidar que la política productiva nacional tenga enfoque de género en todos los rincones del país”.
Así presentó Paula Basaldúa, Coordinadora del Gabinete de Género del Ministerio de Desarrollo Productivo (MDP), el informe del primer año de un trabajo atento a cerrar las brechas de género de un desarrollo nacional que en las próximas décadas equilibre las oportunidades de todos y todas, y aborde la eliminación de las desigualdades por razones de género en un entramado productivo masculinizado.
El gasto estimado para fines de 2021 se calcula en 12.450 millones de pesos.
“Para nosotras y nosotros es clave pensar que no hay desarrollo productivo posible sin igualdad de género, por eso la agenda de género integra la agenda estratégica de este ministerio”, enmarcó Basaldúa en compañía de parte de su equipo técnico.
El 4 de noviembre de 2020, el ministro Matías Kulfas firmó la Resolución 584/2020 que creó el Gabinete de Género (GG), conformado por las autoridades de todas las áreas y de sus organismos descentralizados y desconcentrados, para coordinar las políticas públicas productivas desde un enfoque de género que ya se venían realizando e implementar nuevas.
Los primeros diagnósticos identificaron dos grandes desafíos: fomentar la institucionalidad de género en el sector y la real participación de las mujeres en las Cámaras de representación. Así lo explicó la titular del GG: “Las mujeres empresarias, que son efectivamente referentes y líderes en sus ámbitos, no venían nunca a este Ministerio. Tomamos la decisión política de que esas mujeres tuvieran voz y accedan a la información de primera mano, tal como hacen los varones empresarios. Eso cambió una lógica”.
Transformación productiva con igualdad de género
Según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) ─entidad constituida en 1970 y conformada por 19 países (17 de América Latina y el Caribe, España y Portugal) y 13 bancos privados─, el desafío de la región es aumentar sus niveles de productividad para poder alcanzar un crecimiento y desarrollo sostenido. Sin embargo, señalan que el requisito que favorece la eficiencia del capital humano y ese crecimiento económico es generar políticas productivas que incorporen la perspectiva de género.
“En términos de género, el aparato productivo latinoamericano se caracteriza por un mercado laboral segregado en donde los hombres están sobrerrepresentados en el sector agrícola cuyas necesidades de tecnificación, innovación y mayor valor agregado de la producción constituyen una condición necesaria para su competitividad; mientras que las mujeres tienen una participación significativa en sectores de baja productividad como comercio y servicios, así como una mayor incidencia en el empleo informal, lo cual repercute en la productividad laboral y en sus ingresos”, plantean desde CAF.
Influye, en esta foto, la desigual distribución del trabajo no remunerado de cuidados entre los géneros, pues constituye una de las principales barreras para que las mujeres ─especialmente a cargo de cuidar de las infancias, de personas discapacitadas y de tercera edad─ participen en el mundo laboral.
En Argentina, de acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional a trabajadores sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS) de 2018, son notables las diferencias en la distribución de las mujeres y los varones entre ramas de la actividad económica y ocupaciones con igual nivel de calificación.
Las actividades de mayor feminización en el país son el trabajo doméstico en casas particulares (100%), la enseñanza (73%) y los servicios sociales y de salud (69,4%). Mientras que la menor participación de mujeres se registra en la construcción (2,3%), el transporte, almacenamiento y comunicaciones (15,0%), las actividades primarias (16,6%) ─aquellas basadas en la extracción de bienes y recursos naturales: agricultura, explotación forestal, minería, caza y pesca, por ejemplo─ y la industria manufacturera (26,5%).
Que haya más mujeres en tareas de baja productividad explica los bajos salarios, la informalidad y el menor acceso a derechos sociales, la precarización del empleo, la menor capacidad de desarrollo profesional y la mayor inestabilidad de ingreso, entre otros.
Los ejes del plan
En este marco, a partir del diálogo con diferentes sectores y niveles y de impronta federal, el Ministerio de Desarrollo Productivo estructuró siete ejes para transversalizar la perspectiva de género: el fortalecimiento de entornos laborales igualitarios; el desarrollo profesional de mujeres e identidades no binarias; la erradicación de las violencias por razones de género en el ámbito productivo; la inclusión financiera con perspectiva de género; las acciones integrales para la igualdad en el ámbito productivo; la capacitación para promover la igualdad de oportunidades; y la producción de información sobre desarrollo productivo con enfoque de género.
Con esa hoja de ruta se pusieron en práctica 78 iniciativas. La mayoría (23%) apuntan a la sensibilización y formación de los diversos actores y actoras del entramado productivo y de los equipos técnicos, un 15% de las acciones impulsan la igualdad, y otro 15% la incorporación de estímulos para favorecer la contratación, capacitación y desarrollo del plan de carrera profesional de mujeres e identidades no binarias en las empresas.
Por ejemplo, hasta la fecha se incorporaron 21 trabajadoras en sectores del MDP históricamente ocupados por varones; 1267 mujeres fueron certificadas en la primera edición de Argentina Programa, un plan de formación en Programación; se otorgaron 249 créditos para inversión productiva y 124 créditos directos a PyMEs lideradas por mujeres, y 30 créditos a empresas con paridad de género; se incluyeron 14 productos de gestión menstrual (toallitas y tampones) en la canasta del programa Precios Cuidados; 6112 mujeres se formaron en la plataforma Capacitar Emprendedores; se financiaron 19 proyectos de Parques Industriales con perspectiva de género; y 31 referentes de distintos sectores productivos y gobiernos federales firmaron una adhesión de compromiso a la campaña Tolerancia Cero a la Violencia contra las Mujeres.
Dados los primeros pasos de gestión del Gabinete de Género, Basaldúa adelanta lo que se viene: “Este año nos abocamos a asentar las bases de una política pública con enfoque de género en el Ministerio de Desarrollo Productivo. Lo que se viene es la consolidación de esa política para que la huella quede y crezca. El sector de la minería, por ejemplo, está muy comprometido con el tema, el sector de la economía del conocimiento también. Tanto para las mujeres ─que ya lo venían diciendo─ como para los varones de estos espacios, se hizo visible la necesidad de trabajar para cerrar las brechas de género. El camino que vemos es virtuoso, pero tenemos en claro que venimos de la nada y hay que desandar una cultura patriarcal vinculada a la división sexual del trabajo, a los hombres en el poder y las mujeres en otros ámbitos… esto no va a suceder de manera automática. Pero desde el Ministerio nos proponemos acelerar la transición”.
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