Dibujó a la primera superheroína lesbiana de la Argentina y llegó al mundo: “Muestro mujeres fuertes, no víctimas”

Eleonora Kortsarz, historietista queer salteña, recuerda con Infobae cómo fue abrirse paso en la industria del cómic siendo mujer. Desde 2003, sus trabajos -como Supercake- se publican en Brasil, Inglaterra, España, Estados Unidos, Corea del Sur, y a lo largo y ancho de toda la Argentina

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Eleonora es salteña y se
Eleonora es salteña y se enamoró de las historietas de muy chica, a partir de las ediciones de Nippur, D'Artagnan y Fierro de su padre

Dibuja historietas desde antes de leer y escribir. Se crió en una casa de lectura: mamá, profesora de literatura y papá, aficionado a los cómics. Precisamente, de la mano de este papá fanático Eleonora Kortsarz descubrió la narración gráfica. Las primeras lecturas la acercaron a los superhéroes con las revistas Nippur y D´Artagnan, que eran las permitidas de la editorial Columba. Pero más de una noche se las ingenió para robar algunas revistas Fierro y disfrutarlas a escondidas de la familia.

“Leer y dibujar cómics en mis años de primaria no era bien visto, ni por mis compañeros y compañeras ni por las maestras. Las historietas eran cosa de varones y muchas veces me tenía que defender de esos prejuicios”, recuerda Eleonora Kortsarz desde Salta, la provincia donde nació y estudió Bellas Artes.

A los 18 años tomó vuelo hacia Buenos Aires para seguir formándose, esta vez con el foco puesto en el cine y la animación. Pero la vocación quema por dentro si no encuentra su cauce. Insiste. No se queda quieta. Obsesiona buscando el protagonismo. Así fue como Eleonora se dejó ganar por su pasión por el dibujo, abandonó la resistencia y se entregó a las historietas.

Las mujeres que dibuja Eleonora
Las mujeres que dibuja Eleonora son fuertes y están lejos del rol de víctimas

El caminito no fue fácil, no tenía idea cómo empezar. Gracias a la información de colegas y surfeos furiosos por la web aparecieron los primeros proyectos. Y para el año 2003 Eleonora Kortsarz ya se posicionaba como la primera mujer en Salta en hacer historieta de manera profesional y a nivel internacional, con publicaciones y exposiciones en Brasil, Inglaterra, España, Estados Unidos, Corea del Sur, y a lo largo y ancho de toda la Argentina.

- Te presentas en las redes sociales como “queer”, ¿por qué es importante para vos visibilizar esta identidad?

- Me gusta el término “Queer” porque abraza a todas las identidades, orientaciones y expresiones de género que no se conforman con lo que impone la sociedad patriarcal. Lo relaciono con la libertad. Y creo que es importante que todxs visibilicemos nuestras identidades, aquello que nos representa genuinamente. Es una herramienta para ayudar que las mentes cambien, aunque entiendo que es algo que no todxs pueden hacer por cuestiones laborales o familiares. Yo lo vivo como una responsabilidad con las nuevas generaciones.

Supercake, la heroína lesbiana que
Supercake, la heroína lesbiana que dibuja Eleonora

- ¿Sentís que como mujer, queer, salteña e historietista tuviste que sortear mayores dificultades?

- A nivel personal tuve que enfrentarme a algunas situaciones de discriminación, especialmente en mi familia materna y en el colegio. Pero la Salta en la que crecí a mediados de los ´80 es muy diferente a la actual. Si bien hay pensamientos conservadores que resisten, especialmente en algunos dirigentes, la sociedad cambia a grandes pasos. En parte por la militancia que realizó anteriormente mucha gente y también las nuevas generaciones. Hoy estoy felizmente casada: mi esposa Inés Montanarini es pastelera y hace tortas decoradas.

- ¿Cómo fueron tus comienzos profesionales en Salta?

- En el ambiente local no fue fácil. Cuando empecé a trabajar en la historieta era la única mujer en Salta y, salvo excepciones, los varones que estaban en el cómic invisibilizaban mi trabajo constantemente. Imaginate que llevaba años trabajando como dibujante y no me daban espacio. Así que un día dejé de pedir permiso y empecé a disputar los espacios. Además, un gran problema que tenemos en Salta es que no hay editoriales ─ni de cómics ni de prosa─ que cumplan ese rol. Lo que hay son imprentas que hacen el trabajo de impresión, pero no de distribución ni promoción. Por ende, la producción que hay, cuando llega al papel, es por medio de la autogestión o por algún apoyo estatal. Igualmente, tengo la suerte de moverme a través de internet, así que he publicado mis trabajos en muchos países.

Eleonora sostiene que los varones
Eleonora sostiene que los varones que están en el mundo de la historieta suelen invisibilizar a las mujeres que se dedican al dibujo

- ¿Qué temas/personajes/fenómenos te inspiran a crear?

- La inspiración viene de cualquier lado. De pronto estás viendo una serie o leyendo un libro y una idea te hace ruido, cuando eso pasa trato de tomar nota lo más pronto posible para que no se me vaya. Como dibujante, además, suelo trabajar con guionistas o editoriales extranjeros, y en esos casos pongo mi trabajo al servicio de lo que se necesita en la historia. Pero cuando se trata de personajes personales, para un cómic de mi creación, es diferente y me lleva más tiempo, porque mezclo cualidades e historias de gente que conozco o de mí misma.

- ¿Qué crees que caracteriza tu arte?

- En mis obras suelo mezclar elementos de la cultura pop con escenarios y personajes salteños. Pero creo que lo que me caracteriza especialmente es mostrar mujeres y diversidades fuertes, lejos del papel de víctima. Me gusta la ciencia ficción, lo fantástico y lxs superhéroes, un género que dibujamos muy pocas mujeres en Argentina. En las historias que escribo además de dibujarlas, uso mucho la ironía y el humor, aun sin proponérmelo. Quizás es mi manera de relacionarme con el mundo.

María Remedios del Valle, por
María Remedios del Valle, por Eleonora Kortsarz

- ¿Existe un cómic feminista?

- Sin dudas existe un cómic feminista y está en expansión. Constantemente surgen nuevas artistas tanto en Salta como en Buenos Aires. La industria de la historieta es un ambiente muy masculino, y ─como pasa en todos los rubros─ uno de los principales problemas es que a las mujeres tienden a invisibilizarnos. Pero esto va cambiando a partir de la mirada feminista que está teniendo una gran parte de la sociedad y la lucha de trabajadoras del cómic que consiguieron que muchas producciones se adaptaran al clima de época.

- ¿Recordás algún momento bisagra en esta historia de lucha de las mujeres historietistas?

- La aparición de Revista Clítoris en el año 2010, dirigida por Mariela Acevedo. Esta producción, que primero se manifestó en cuatro revistas y luego en dos antologías, permitió que historietistas mujeres y disidentes de todo el país nos conozcamos y establezcamos vínculos creativos. En la actualidad, en el NOA, las historietistas estamos en contacto permanente y ya generamos encuentros y trabajos en conjunto.

Dibujó a Juana Azurduy porque
Dibujó a Juana Azurduy porque vio que se limitaba su historia a la de acompañar al marido en las batallas. Ella la hace peleando

- ¿Cómo surgió Supercake: una superheroína lesbiana que lucha contra la logia del Mal que prohíbe a la gente vivir su sexualidad libremente?

- A principios de 2000 comenzamos a reunirnos con Fernanda Mel, que tenía la idea de una superheroína lesbiana y argentina. Intercambiamos ideas, dibujos y diseños de los distintos personajes. Fueron muchos años de trabajo. La historieta finalmente se publicó en 2007 en formato webcomic. Supercake es un personaje que quiero mucho. Creo que fue adelantada a su época y me genera enorme orgullo.

- ¿Por qué elegiste contar con dibujos las historias de Juana Azurduy y de María Remedios del Valle?

- Hace algún tiempo desperté interés por la vida y herencia de estas mujeres fundamentales y olvidadas, y decidí leer e investigar sobre ellas. Sobre todo con Juana encontré que la representaban casi como una seguidora de su marido, una figura trágica y no una combatiente activa. Entonces pensé en cómo habrían sido las batallas, y decidí representarlas con esa decisión y ferocidad. Durante muchos años nuestras heroínas fueron invisibilizadas. Esta historia de las mujeres marca una ruptura con la historia escrita por los hombres.

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