La Argentina se encuentra entre los dos países con mayor cantidad de delitos de ciberacoso infantil en toda América Latina. Eso se desprende de un completo informe de la UNESCO sobre el bullying, grooming y maltrato escolar vía cibernética a lo largo del último año.
El Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH) de dicha organización publicó en las últimas horas los resultados de una investigación en el marco del “Día Internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso”, que se celebra el primer jueves de noviembre de cada año.
El informe analizó la incidencia del ciberbullying en toda la región y se enfocó en cómo afecta ese problema en especial a las poblaciones de niños y adolescentes de América Latina.
El trabajo se celebró entre el 1º de septiembre y el 1º de octubre e incluyó estadísticas proveídas por el Ministerio de Justicia de la Nación sobre delitos informáticos en el país y se entrecruzaron datos con organismos internacionales de lucha contra el acoso virtual.
Además, se realizó una encuesta telefónica en un total de 2654 casos tomados sobre familias con hijos de entre 5 y 15 años, junto a docentes de nivel primario y secundario.
De tal manera, las cifras arrojaron que la Argentina ocupó el segundo lugar entre los países de América Latina más afectados por el ciberacoso infantil durante el último año, sólo por detrás de México.
La lista siguió con Honduras, en tercer lugar, Costa Rica y Chile, mientras que Brasil ocupó el sexto puesto, Perú el séptimo y Uruguay el octavo.
“En lo que va del año, ya se registraron alrededor de 6.000 denuncias por ciberacoso, con un promedio de 25 causas judiciales abiertas por día en todo el país”, afirmó la directora ejecutiva del CIPDH, Fernanda Gil Lozano. Asimismo, desde 2012 hasta la actualidad, la cifra ascendió a casi 30.000 casos denunciados.
Como era de esperar, la pandemia y los procesos de confinamiento de las cuarentenas en todo el mundo incidieron, y negativamente, en las estadísticas del ciberacoso.
Durante los últimos 18 meses, en la Argentina se incrementaron los casos de ciberacoso infantil en un 50 por ciento. Hacia fines de 2019, uno de cada cuatro casos de acoso escolar o bullying se manifestaba a través de las plataformas digitales. Sin embargo, actualmente, son dos de cada cuatro los casos que suceden en las redes o servicios de mensajería.
Los números también se incrementaron a la par de la edad, fenómeno ligado de manera estricta al acercamiento más periódico y duradero de los niños a los dispositivos electrónicos: a partir de los 12 años, el 54,5% de los casos de bullying son por vía digital.
A raíz de estas investigaciones, la UNESCO concluyó que el aislamiento obligado por la pandemia provocó un desarrollo de los estudios y la vida social mucho más cerca de los servicios en línea. Esto provocó un acceso a mayor variedad de información antes sus inquietudes, pero también los expuso de un modo mucho mayor a las amenazas en las redes.
“El mayor acceso obligado a la tecnología que produjo el aislamiento devenido de la pandemia por el Covid - 19 produjo que muchos menores de edad permanecieran muchas horas ante los smartphones, las tablets o computadoras, lo que produjo también una notable exposición frente a este tipo de delitos”, dijo Gil Lozano.
El informe reveló que el 80 por ciento de las víctimas de bullying virtual infantil son niñas, a diferencia de lo que ocurre con el bullying presencial, en el que el 60 por ciento de los casos representa a víctimas varones.
Entre los dispositivos más utilizados donde ocurren esos casos se encuentran los smartphones. A su vez, la aplicación más usada por los perpetradores es el Whatsapp, con un 74,3 por ciento de los casos. En tanto, Instagram, Facebook, Twitter, Zoom y Telegram se reparten, en ese orden, el 25,7 por ciento restante.
Uno de los factores más complicados es la perduración de los actos violentos contra los niños y adolescentes. De acuerdo al relevamiento, el 90 por ciento de las víctimas advirtieron que el acoso se da de forma cotidiana y que el hostigamiento se perpetúa casi siempre durante meses. Además, más de la mitad de los hechos, el 60 por ciento, no son denunciados en forma y tiempo. ¿Los motivos que refieren las víctimas? La vergüenza o la falta de información.
La gravedad de los casos también fue uno de los tópicos a analizar durante el informe. “El 86,7 por ciento de los casos se corresponden con grooming y pornografía infantil, perpetrados por pedófilos que aprovechan la tecnología para establecer contacto con menores desde perfiles o cuentas falsas”, detalló Gil Lozano.
La propia destacó la importancia de sensibilizar a las personas de todo el mundo acerca del problema en línea, el ciberacoso y las consecuencias que puede traer en los niños, adolescentes y hasta en sus propias familias.
En su informe resaltó la importancia de hacer “un llamado a los alumnos, los padres, los demás miembros de la comunidad educativa, las autoridades encargadas de la educación y los diversos sectores y asociados, incluido el sector de las tecnologías, a ponerle atención a este problema para incitarlos a contribuir a la prevención de la violencia en línea, con miras a garantizar la seguridad y el bienestar de niños, niñas y jóvenes”.
Por su lado, Gil Lozano añadió: “Si bien es fundamental el rol de los padres para luchar contra estos delitos, el sistema educativo tiene una misión fundamental ante esta problemática, con la obligación de abordar las cuestiones de seguridad en Internet, de ciudadanía digital y de utilización de tecnologías”.
Además, la directora de la organización instó a las entidades educativas a proveer la información necesaria a los alumnos para que puedan detectar e identificar la violencia en línea y disponer de las herramientas suficientes como para defenderse ante sus diversos modos de manifestación.
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