Cuando terminaba el invierno en 1978, este pintoresco país se debatía pendularmente entre la gloria de tener por primera una selección campeona del mundo en el fútbol y la paranoia que generaban los que gobernaban tiránicamente que te hacían saber por dondequiera que te cruzaran el valor de tu vida, que por lo general era 0 (cero).
Sumado al conflicto con Chile por el canal de Beagle, más el dólar que empezaba a marcar la temperatura mental familiar, más la violencia imperante, más la censura, más todo lo malo que una dictadura presagia más todo mal, que en medio del tacho de basura aparezca una flor es suficiente para reponer la fe en la humanidad.
Cuando el invierno del 78 se iba, con la primavera aparecía “Volando de vida”, un disco que por belleza y tranquilidad espiritual te podía llenar un par de horas la existencia de bellas armonías. Obviamente no salió de la nada, fue parte del tránsito de Raúl Porchetto por el mar de la inspiración.
Un tiempo que le duró bastante, y aún hoy transita cada vez que tiene oportunidad.
El rock argentino empezaba a ser parte de la cultura popular, a la vez que era también una forma pequeña pero eficiente de resistencia intelectual de los jóvenes, que hablaba más de ellos que de la música.
El romanticismo de la juventud se podía convertir en algo peligroso.
El romántico es aquel que escucha más de lo que la banda está tocando.
Pues bueno, estos músicos vinculados al movimiento del rock argentino quizás significaban para estos jóvenes mucho más que eficaces cantautores de moda.
Eran los valientes heraldos capaces de lograr que miles de chicos asustados se llenaran el pecho gritando poéticamente rimas algo ambiguas pero que les pertenecían.
Sobre todo en ese año tan difícil para vivir acá.
Por eso este disco de Porchetto era más que un simple long play a la moda.
Agarré este disco un par de años mas tarde, en el 78 estaba demasiado ocupado cumpliendo con mi deber patriótico del servicio militar obligatorio.
Empecé en la Escuela de Artillería de Campo de Mayo en febrero de 1978. En abril después de unas merecidas vacaciones en el calabozo de granaderos, me destinaron al HMC 601 Cir MY Dr Cosme Argerich, de donde egreso en noviembre de 1979 bastante maltrecho.
Vuelvo a San Andrés, mi viejo barrio donde ya no quedaban ni amigos, ni novia, ni boliches, ni las calles eran nuestras, nada nada queda en tu casa natal.
Primera nostalgia de mi vida.
Voy una tarde a la disquería del Liceo, a la vuelta del Liceo San Martín, unas pocas manzanas alejado de la casa paterna. Pregunto cómo quién no quiere la cosa
-¿Hay algo nuevo de Spinetta?-
-No, este año no grabó ningún disco nuevo...
-Uh, ¿y Pappo´s Blues?
-Salió Pappo´s Blues VII, pero si tenes el 2 y el 3 no te suma nada ...
-Mirá vos, ¿Charly García?
-Está en Brasil, dicen que lo vieron en Buzios, anda con Lebón parece, el de Pescado Rabioso...
-Bueh, y León Gieco?
-Gieco hizo un disco que tiene “Solo le pido a Dios” pero está agotado...
- ..... –
-El que está bueno es el de Raúl Porchetto, lo tenés? El Por de PorSuiGieco, “Volando de Vida” se llama. Hermoso che...
-¿Porchetto, el que vive enfrente de la plaza?
-No, ese es el primo que corre carreras de autos. Y el tío es el que arregla televisores. La abuela vive enfrente de la plaza, él no. Pero el disco está genial...
-Bueno, ok, me lo llevo...
Raúl Porchetto debuta discográficamente en 1972. Cuándo no, otra vez la repetida historia en nuestro rock de la cinta que le llega a Jorge Alvarez. Acababa de finalizar Mandioca, y fue contratado por Microfón. Pportunamente le llega una cinta que Porchetto había grabado solo con su guitarra. Alvarez se da cuenta de todo y sin dudar lo contrata para que haga “Cristo Rock”, intentando subirse al éxito logrado por Vox Dei con “La Biblia”. Contaba Raúl que aceptó el convite y en tres tardes encerrado en su cuarto alumbra el “Cristo Rock” completo, si bien no era lo que quería del todo. Un par de meses después integra el inolvidable Acusticazo en un teatro que ya no está más, con León Gieco, Nebbia, David Lebón, Edelmiro Molinari y Gabriela. Show y disco son muy bien recibidos por críticos y público. Veinte años antes de que MTV inaugurara su primer Unplugged estos chicos ya hacían algo bien parecido.
Después de estos encuentros Raúl Porchetto pasa un par de años tocando y componiendo sin pisar un estudio de grabación hasta 1976 cuando forma PorSuiGieco con León y Sui Generis, y ya como solista lanza “Porchetto”, “Chico Cósmico”, “Volando de Vida” y “Mundo”.
Mas allá de que su consagración como músico popular llegaría en el 80 con la dupla de álbumes megavendedores “Metegol” y “Televisión”, lo que muchos rescatamos son esos discos de los 70´s como su cenit creativo.
Especialmente en este “Volando de Vida”, que grabó con su banda magnífica.
Me cuenta Raúl con su generosidad de siempre.
“Volando de Vida lo grabé con un grupo terrible: Luis Borda estaba en la guitarra, un guitarrista tremendo, digo a veces tan poco reconocido ¿no? Para mi uno de esos agujeros negros que encuentro en el rock argentino que me hacen dudar si suceden a propósito o por ignorancia. La ignorancia es atrevida siempre, pero acá es injusta. En el tema “Volando de vida” tocamos 3 guitarras, Luis, Pedro Aznar que estaba tocando conmigo cuando Charly Garcia lo llama para Serú Girán toca una guitarra de 12 cuerdas, Luis la eléctrica y yo tocando la J200 mía, la de PorSuiGieco.
La atmósfera tan particular que tiene ese tema, es con un chorus Roland, que es un pedal que se usa para los teclados pero yo lo pasaba a través del micrófono para la guitarra, eso estiraba las notas pero no con la cuerda, sino con ese pedal. Suena como si fuera un violín, una atmósfera muy de esa época. A mi me gusta siempre, ese universo sonoro lo usaban los Beatles en “Across the Universe”. Ya sabés Bob que a mi siempre me encantó la producción. Yo mismo me encargué de la producción del disco, aunque también estaba D’artagnan Sarmiento ahí.
Hablando de los agujeros negros, Charly llama a Pedro justo cuando estábamos grabando el disco, entonces Pedrito mismo me presenta a Santiago Fandiño, que era un gran amigo de él además de ser un bajista excepcional, que murió hace unos años en México, un monstruo maravilloso como tocaba. Así grabamos el tema, a puro chorus y frecuencias desfasadas, traté de generar un pintura expresionista sin la luz de Monet obviamente, pero escuchándolo hoy tiene un clima que refleja con plena empatía lo que para mí era la situación de una chica creciendo en esos años. Para mi ¿no? Reflejando toda la magnitud que podía tener una mujer que sale a crecer en una sociedad difícil.
La banda la completaban Carlos Riganti en batería y Voulet, una divina cantante en coros. También participaron León Gieco y Nito Mestre poniendo voces y Carlitos nunca quedaba ausente aunque no figure en los créditos...”-
“El sol trepaba por la oficina
Y ella mintiendo de gris.
Nada de sueños
Solo escribir y escribir.
Ya no creía, ni en dios.”
Porchetto tenía una especial habilidad para todo, para cantar, para componer y para formar bandas atómicas especialmente.
Solo como data entry.
El guitarrista del primer disco de Porchetto era Gustavo Bazterrica, que de ahi pasó a La Máquina de Hacer Pájaros de Charly García.
De las sesiones de Volando de vida en el 78 Pedro Aznar se integra a Serú Girán.
En “Metegol” y “Televisión” a principios de los 80´s, el trio que acompaña a Raúl son Pablo Guyot en guitarra, Willy Iturri en batería y Alfredo Toth en Bajo, que después serían la banda de Charly en Piano Bar y mas luego el poderoso trio GIT.
Lo cuál deja fuera de discusión a Raúl Porchetto cuando hablamos de músicos argentinos que saben lo que quieren cuando de sonar bien en vivo o en estudio se trata.
Antes de todo, Raúl había formado Reino de Munt, un grupo que solo tocó un par de noches en el Auditorio Kraft de Florida street integrado por Raúl, Bazterrica, Frank Ojstersek en bajo -luego bajista de Luis Alberto Spinetta en Spinetta Jade-, y un pequeñajo tecladista de flequillo loco llamado Alejandro Lerner.
“Volaba de música
Volaba de vida
Volaba de amantes que nunca amó.
Volaba a su casa
Volaba a cambiarse
Volaba a prender el televisor.”
Sigue Raúl entusiasmado
-Volando de vida, la canción, en realidad lo que pretende contar es la historia de una chica yendo a una oficina todos los días. Estamos en los 70´s ¿ok? Por eso cuando dice escribir y escribir no hablaba de mensajes de texto o de escribir poesías. Era escribir nomás. Iba a la oficina a escribir nomás, no por teléfono o para un libro. Escribía de lo que soñaba, música, vida, amantes que no amaba. Yo tomé de referencia lo que podría ser la sensibilidad de una chica convirtiéndose en mujer, siempre más elevada que la sensibilidad de un pibe en esos menesteres. Y como esa sensibilidad tenía que elevarse en esos días de oficina, ese copy paste tras copy paste tras copy paste de lunes a viernes. Entonces es como que ese ir volando de vida era lo que estaba implosionando en ella, tras ese ritual de llegar después a su casa corriendo desde la oficina para refugiarse ahí en su mundo. Corría a cambiarse, corría a prender el televisor, como ahora a veces alguien hace con su celular, donde está su mundo. Solo que ahora no llega corriendo ¿viste? Ahora se aborda desde un bolsillo o desde un cajón mismo. Bueno un poco es eso, habla de lo que ya estaba predeterminado, de lo frustrante que debía ser que se esperase de ella algo que tendría que hacer una chica de su edad. Un protocolo casi mortalmente angustiante. Eso notaba yo, pero como dice Carlitos, cada cuál tiene un trip en el bocho. Hablaba de una chica que trascendía las fronteras que le ponían, aún las de la oficina misma. El viaje digamos que emprendía todos los días, que aun hoy les debe suceder a muchas chicas, de la oficina a su mundo a su casa a su otro mundo...”
Las charlas con Raúl se nos hacen mágicas, nos une haber andado en bicicleta por las mismas calles, mas tarde haber conocido un montón de amigos que nos son comunes. Mi viejo llevaba a arreglar sus aparatos a Radio Porchetto en San Martín, Carlos -tío de Raúl- era una celebridad en el barrio porque corría en Turismo Mejorado, que eran carreras de autos importados donde piloteaba, decían, el primer Mercedes Benz de carrera que se vió en este pintoresco país. El tío de Raúl termina matándose en una carrera de ésas, lo que alejó a Raúl del automovilismo.
Raúl me cuenta ya despidiéndose:
“Mi primo, que también se llamaba Carlos Porchetto con el tiempo empezó a correr, el Carpo siempre me llamaba y me decía ‘Raúl convencé a tu primo que vamos al autódromo a correr. ¿Te imaginás Pappo-Porchetto scudería? Llenamos de gente las carreras’. Yo le contaba siempre a mi primo pero nunca lo tomó en serio...”
Raúl hace 30 años que se fue a vivir a Córdoba, viene seguido a Buenos Aires generalmente a tocar, anda preparando algo con Raly Barrionuevo, lanzó hace unos días una nueva canción que se escucha en las plataformas de música, siempre anda en cosas nuevas y buenas.
La semana pasada en la radio pegué “Volando de vida” con el nuevo de Josh Rouse y entra perfecto.
Este disco entero, para mi, fue la entrada al una vida mejor después de un par de años en el infierno, no porque fue el primero que escuche ya libre de espíritu, sino porque fue el mas lindo que escuché en ese vértigo que me envolvió tratando de encontrar flores en un tacho de basura.
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