Las fotos que mis papás se sacaron en el mismo lugar y al mismo tiempo cinco años antes de conocerse

Jonas Papier es fotógrafo y encontró en los álbumes familiares fotos de Mauricio y Janke, sus padres, en Mar del Plata en 1955. Las imágenes son del mismo fotógrafo y tienen dos días de diferencia. Ellos se conocieron cinco años después en un tren que viajaba a San Isidro

Janke y Mauricio, ya de grandes, en las mismas playas de Mar del Plata que habían compartido antes de conocerse

Mi nombre es Jonas Papier, soy fotógrafo desde 1988 y les quiero contar esta historia que descubrí hace poco. Janke, mi mamá, nació en Buenos Aires en 1943. Era hija de inmigrantes polacos, que habían llegado al país escapando de los albores del nazismo, antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Su papá, Jonas Berezman, era un comerciante del rubro marroquinería y su madre, Neje Malovitsky, era ama de casa. Entre los dos se ocupaban de cuidar de sus cuatro hijas: Felisa, Jave, Janke y Juana. Se habían instalado en el barrio porteño de Almagro.

Mi papá se llamaba Mauricio. Él, en cambio, era hijo único. Pero -primera de las coincidencias- también era hijo de inmigrantes polacos que se instalaron en la ciudad de Buenos Aires luego de escaparle al advenimiento del régimen nazi. Su papá se llamaba Menachem en su país de origen. Su mamá, Raszka. Acá todos los conocieron como Manuel y Raquel. Mi abuelo empezó a trabajar como vendedor ambulante hasta que pudo instalar su primer comercio en el barrio de Villa Urquiza. No se movió de ahí. Ahí también crecí.

Mauricio Papier tenía 18 años. Janke Berezman era seis años menor. En 1955 se sacaron fotos prácticamente en el mismo lugar y en el mismo día

La familia de mi mamá y la familia de mi papá iban todos los veranos a Mar del Plata. Vacacionaban durante todo el mes de enero en la Playa Bristol. Lo hacían por separado, de manera independiente. Ellos se conocieron recién en 1960, mientras viajaban en el mismo tren que los llevaba a las barrancas de San Isidro, donde mi abuelo materno tenía una casa de fin de semana.

Mi oficio de fotógrafo me obliga a ver con otros ojos los documentos gráficos. Hace poco encontré fotos de mis papás cuando eran él era adolescente y ella salía de la pubertad. Eran imágenes de ellos en la playa, en sus vacaciones. Los registros decían que las fotos eran del verano de 1955. Imágenes de época, en blanco y negro, con los trajes de baño oscuros, las sillas de mimbre de los balnearios, el fondo icónico del monstruoso edificio del Casino Central en conjunto al Gran Hotel Provincial.

"Rambla Hotel Provincial N° 7. Foto Chiclana, Mar del Plata. Sección Balnearios N° 3. 1995", rezan las firmas de ambas fotos

Por entonces, ella tenía doce años y él, 18. Lo que me resultó curioso es que ambos habían sido retratados prácticamente el mismo día, en el mismo balneario y por el mismo fotógrafo, que firmaba sus producciones como “Chiclana”. El detalle que me movilizó es que al momento de ser capturados por la cámara mis papás no se conocían. Se conocieron años después en un tren que se dirigía a San Isidro. Pero sus vidas ya se habían cruzado antes.

Las firmas de las fotos con solo dos días de diferencia

Las pistas me las dieron las semejanzas de los paisajes. Hurgando en el cajón de las fotos viejas, descubrí imágenes casi idénticas en los álbumes familiares de los dos. El color, las poses, las técnicas, todo cuadraba en el mismo espacio y lugar. El rastro que había dejado la firma del fotógrafo me llevó a indagar en las fechas: 14 de enero una, 16 de enero otra. Habían compartido el mismo espacio físico-temporal cinco años antes de haberse conocido. Ese hecho me dejó absorto, descolocado.

El papá de Jonas Papier es el más alto de los tres que aparecen en la foto. Lo llamaban Tedy y era campeón metropolitano de lucha greco romana

Al poco tiempo, se casaron: mi mamá por entonces tenía 18 años y mi papá, 24. La matemática me revela que contrajeron matrimonio seis años después de esa casualidad que no fue su primer encuentro. Al año siguiente, en 1962 nació el primero de sus seis hijos. Toda su vida trabajaron emprendiendo: habían puesto un emblemático comercio llamado “Tienda Los Amigos”, donde vendían ropa para toda la familia. Nuestra infancia siempre fue Villa Urquiza. Mi mamá ya no vive. Mi papá tampoco. Ella mamá falleció en julio de 2008 y él en noviembre de 2020. Ellos nunca supieron que el destino los había tratado de unir en aquel verano de 1955 en el balneario número 3 de Mar del Plata, a la vera de la rambla del Hotel Provincial.

No son solo retratos de mis padres: también son retratos del destino, el tiempo y la casualidad. Ellos jamás lo supieron pero sus horizontes habían sido marcados en 1955. A través de mi pasión por la fotografía descubrí esta bella perla de mi historia familiar. Es un ejemplo más de la fotografía cómo testigo de la vida, como prueba irrefutable, como documento que pone en relieve los misterios de la vida. Anécdotas como estas me producen cada vez más devoción por este arte tan hermoso llamado fotografía.

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