¿Es muy difícil adoptar en Argentina? El camino para lograrlo y dos historias con final feliz

¿Qué hay que hacer para poder ser madres y padres por adopción? ¿Cuántos mitos o trabas burocráticas hacen falta desandar para poder formar una una familia? En diálogo con Infobae, madres y padres adoptantes cuenta sus experiencias

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Bautista de la mano de su mamá Sabrina
Bautista de la mano de su mamá Sabrina

Los nombres de las historias que se narran a continuación no son los reales. Pero los datos, los recorridos y las sensaciones sí lo son. Las familias que aceptaron compartir sus experiencias de adopción con Infobae no solo lo creyeron (lo creen) como una opción posible, militan la adopción; bancan fuerte la decisión de conjugar sus enormes deseos de maternar y paternar a partir de concretar el derecho que cualquier niño, niña y adolescente tiene a vivir y desarrollarse en una familia que los cuide, los mime, y los ame. Pero también tienen derecho a decidir, cuando sean mayorcitos y mayorcitas, si quieren mostrarse al mundo. Por eso, mientras tanto, sus mamás y papás adoptivos cuentan sin exponer de más. Y cuentan para ganarle al miedo de otros, para derribar mitos, para contagiar ganas.

Sabrina y Nicolás (que no se llaman Sabrina y Nicolás) siempre quisieron adoptar. Se conocieron en 2007, se casaron en 2011 y en 2012 sintieron la necesidad de agrandar la familia.

Como creíamos que las adopciones tardaban mucho, la idea original fue buscar un embarazo y anotarnos para adoptar. Aun a pesar de no conocer nada del proceso, sosteníamos todos los prejuicios que existen: que es largo, tortuoso, que hay que hacer 80 mil trámites, etc. Estás fuera e igual te dejás llevar por el cuento del primo, del amigo, del conocido y por lo que circula”, reconoce Sabrina.

El embarazo de Sabrina y Nicolás no llegó. Entonces probaron con tratamientos de reproducción asistida, que tampoco consiguieron buenas noticias.

Cuando los tratamientos no funcionaban nos decían ‘cualquier cosa adoptan’, como si fuera cambiar un par de zapatos. Y la realidad es que teníamos que asumir un hecho que no era fácil. Además estábamos metidos en el mundo de los tratamientos, que es un mundo en el que perdés un poco el norte. Era doloroso físicamente: me tenía que inyectar 10 veces por día, literalmente, sumado a las ecografías que son bastante invasivas. Pero te acostumbrás y a mí no me importaba nada. Pensaba que me tocaba poner el cuerpo y había que ir para adelante. Hasta que se volvió muy doloroso emocionalmente, era tortuoso en el corazón recibir un negativo tras otro. Ahí dijimos basta. Nos sentimos como subidos a un tren a toda velocidad persiguiendo un objetivo, sin frenar a pensar de nuevo cuál era ese objetivo. Nosotros queríamos agrandar la familia, tener un hijo, y si no era por un camino había que encontrar uno diferente. Así retomamos la idea original de la adopción”.

Los primeros días de Bautista en su casa
Los primeros días de Bautista en su casa

En el año 2018, Sabrina y Nicolás se inscribieron ─de manera online y gratuita─ en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA), que cumple la función de evaluar a quienes se postulan para ser familia por adopción con domicilio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires antes de pasar a una nómina única de aspirantes.

“Con Nico participamos de tres charlas obligatorias en el RUAGA. Por temas de organización laboral las agendamos a lo largo de tres meses y en esos espacios nos explicaron qué significa adoptar y ser una familia de adopción, las características de cada etapa. Especialmente, nos sacaron dudas. Por ejemplo, nos aclararon algo que está bastante extendido que es que te pueden sacar a tu hijo un día. Eso no existe”.

El trámite continuó con la carga y presentación de papeles personales. Cada jurisdicción requiere la documentación que se ajusta a las leyes locales, lo que habilita que puedan existir ciertas diferencias entre los registros provinciales. La inscripción, sin embargo, es única y válida para todo el país.

“Nos pidieron presentar certificado de deudores alimenticios, antecedentes penales, certificado de domicilio, recibos de sueldo… papeles que son una pavada de hacer. Los cargas en un sitio web y te citan con los originales para firmar. Después vienen las evaluaciones: una charla en el RUAGA con una psicóloga y una asistente social; y una segunda evaluación que es ambiental y para la que vinieron a conocer mi casa. El material que juntaron entró en el sistema. Me acuerdo de que llamábamos cada 15 días o una vez por mes para preguntar cómo progresaba el legajo. El 24 de mayo de 2019 nos llegó la aprobación. En ese momento pensé que era el día más feliz…”.

Pasaron pocos meses desde ese día que Sabrina creyó “el más feliz” hasta que Bautista (que tampoco se llama Bautista) llegó para darle sus formitas con rulos a la concreta felicidad.

El día que llevaron a su hijo a conocer el mar
El día que llevaron a su hijo a conocer el mar

A principios de octubre de 2019 nos llamaron para una evaluación por tres casos distintos, es decir estaban buscando familias para niños menores de un año de tres situaciones judiciales. No tenían nada que ver entre sí, aunque se ve que el proceso de evaluación era el mismo. Tuvimos una entrevista súper amena y larga. Pero después nos quedamos sin novedades durante un mes. Esa fue la parte tensa. Esa espera se nos hizo fea porque no podíamos ni cerrar la historia ni avanzar. Finalmente, el 8 de noviembre nos llamaron del Juzgado para una reunión con dos asistentes sociales. A los cuatro días nos volvieron a citar para conocer a la jueza. Hizo algunas preguntas cortitas y de pronto anunció ‘bueno, acá está Bautista´ y nos mostró una foto del nene. En ese mismo instante los dos nos pusimos a llorar a mares. No podíamos parar”.

Bautista nació un 12 de diciembre y en enero una integrante de la ONG Familias del Corazón lo buscó por el hospital para que viva con los suyos. La organización brinda una alternativa de contención a la instancia final de institucionalización de niños y niñas en situación de abandono o riesgo social mientras se resuelve la instancia judicial. Bauti pasó 10 meses con esa familia, que, además de quererlo mucho, lo acompañó mientras conocía y comenzaba a vincularse con su mamá adoptiva Sabrina y su papá adoptivo Nicolás.

La etapa de vinculación significa que entablás una relación diaria con el nene. Cuando lo conocimos, fue un rato. El segundo día nos quedamos toda la tarde donde vivía. Otra vez, dimos una vuelta y volvimos. Después una salida un poco más larga; una siguiente que terminó a la noche; luego la Familia del Corazón trajo a Bauti a casa y lo llevamos de nuevo para cenar. Recién al pasar un día completo con nosotros, con todas sus rutinas y buenas evaluaciones, terminó la etapa de vinculación y el egreso de la institución Familias del Corazón. Ahí ya se quedó a dormir. Habrán sido 10 días de corrido, aproximadamente”.

“Para mí fue la experiencia más hermosa de toda mi vida, porque fue lo que vivimos para unirnos con Bauti, nuestro hijo”, dice su mamá
“Para mí fue la experiencia más hermosa de toda mi vida, porque fue lo que vivimos para unirnos con Bauti, nuestro hijo”, dice su mamá

Con la mudanza, Sabrina y Nicolás estrenaron la guarda con fines adoptivos de Bauti ─que en ningún caso puede exceder los seis meses de duración─. Y en mayo de 2020 inició el juicio que otorgó la condición de hijo. En la primera parte del proceso no hacen falta intermediarios ni abogados o abogadas; sí, en cambio, para llevar a cabo el juicio de adopción.

Sabrina se quiebra recordando el final del trecho que en diciembre pasado selló el amor en una partida de nacimiento y un nuevo DNI.

“Para mí fue la experiencia más hermosa de toda mi vida, porque fue lo que vivimos para unirnos con Bauti, nuestro hijo. No puedo marcar nada negativo. Por eso lo repito: si estás dudando anotate; es lo más hermoso que te puede pasar”.

Del mito al dato

Motivos varios llevan a que una niña, niño o adolescente no pueda convivir con su familia de origen ─que incluye madre, padre, abuelos, tíos, primos y otros parientes─. Quizás implica un riesgo para su integridad; o la familia manifestó su deseo de no responder al cuidado y crianza; fue abandonado/a y se desconoce filiación; o los progenitores fallecieron y no hay datos, deseos o posibilidades de la familia de origen o ampliada de hacerse cargo.

En estos casos la niña, niño y adolescente es institucionalizado e ingresa a un hogar o a una familia de tránsito. Se trata de que sea una medida de protección temporal que toma el Estado mientras se fomenta reanudar el vínculo con el núcleo de origen. Solo si esta unión no es posible, un juez o una jueza declaran la situación de adoptabilidad.

Cinthia y su pareja se habían anotado para adoptar dos niños de 0 a 4 Al aumentar la cantidad de criaturas que estaban dispuestos a tener, les ofrecieron tres hermanitas muy rápidamente
Cinthia y su pareja se habían anotado para adoptar dos niños de 0 a 4 Al aumentar la cantidad de criaturas que estaban dispuestos a tener, les ofrecieron tres hermanitas muy rápidamente

“El juez no actúa solo. Hay asesores de menores, hay abogados del niño en determinadas edades, hay cuerpos técnicos que dictaminan. Por eso, uno de los grandes principios de la adopción es el agotamiento de todas las vías posibles para que ese niño vuelva con su familia de origen”, explica a Infobae Claudia Portillo, titular del Registro Central de Aspirantes a Guardas con fines de Adopción que funciona en el ámbito de la Suprema Corte de Justicia bonaerense.

Según datos estadísticos de este Registro, en lo que va de 2021 se encuentran en la provincia de Buenos Aires: 409 niñas, niños y adolescentes en situación de adoptabilidad; 302 en guardas con fines de adopción; y 341 en vinculaciones.

Los números también indican que asciende a 1150, entre los años 2020 y 2021, el promedio de postulantes en condiciones de ser convocados para asumir una guarda con fines de adopción. De este grupo, más del 90% se ofrece para adoptar niñas y niños muy pequeños ─desde recién nacidos a dos años de edad─; menos del 5% se ofrece para adoptar grupos de hermanos de tres o más integrantes; menos del 50% se ofrece para chicos con problemas de salud leves; menos del 4%, para casos de discapacidad; y menos del 1% para abordar problemas de salud complejos.

Las tres hermanitas conociendo el mar
Las tres hermanitas conociendo el mar

Portillo se suma a compartir información que permita pasar del mito al dato: “El mito más grande que circula es que adoptar es imposible. Ese mito está sostenido en viejas experiencias, en normas que ya fueron derogadas y no están vigentes. Creo que a partir del Código Civil y Comercial de 2015, y en la provincia de Buenos Aires a partir de la ley de adopción Nro. 14528, todo se ha agilizado y simplificado. Hay un segundo mito que tiene que ver con que se eligen personas con un gran poder adquisitivo y eso tampoco es así. Las personas pueden no ser propietarias, no tener auto… no importa. Lo que importa es que tengan la aptitud, la capacidad suficiente como para poder restituirle derechos a estos niños”.

Y continúa: “Para elegir familias para adopción el Estado busca personas que puedan restituir el derecho a tener una familia de manera saludable y duradera. De eso se trata la evaluación de las capacidades parentales adoptivas. Porque uno puede tener el deseo, pero quizás no cuenta con tiempo suficiente para dedicar a la crianza porque trabaja 10 horas o viaja mucho o mantiene un hobby que le insume mucho tiempo, por ejemplo. Por otro lado, el Estado busca personas que puedan restituir derechos respetando la historia previa del niño, sus orígenes, respetando a él o ella como sujeto de derecho, oyéndolo, no acallando su voz. A veces estos chicos quieren contar las situaciones adversas por las que han pasado porque es parte de sanar, y las personas que quieran ser sus papás o mamás van a tener que escuchar, que contener y ayudar a vivir un desarrollo saludable”.

Lazos de amor

El relato de Cintia y Mateo (que no son sus nombres) dio un giro tras la charla en la que revisaron prioridades y se animaron al familión. Hace casi 10 años que están juntos y viven en una casa alquilada en Esteban Echeverría.

“En febrero de 2018 nos anotamos en el Registro de Aspirantes a Guarda con fines de Adopción para adoptar hasta dos chicos de cero a cuatro años. Fui muy insistente, por eso en marzo ya nos habían hecho la evaluación ambiental y la psicológica. Mientras, chequearon nuestros papeles, los aportes laborales, etc… para mayo de 2018 teníamos el alta del expediente. Sin embargo, hacia agosto de 2019 no habíamos recibido ninguna llamada. El panorama cambió al aumentar la cantidad de criaturas que estábamos dispuestos a adoptar. Nos ofrecimos para tres y ampliamos también la edad: de cero a siete años. A los pocos días nos llamaron por las nenas. Comeríamos arroz, pero nuestro deseo era priorizar una familia. Y hoy puedo asegurar que tengo la mejor familia del mundo mundial”.

Riendo, Cintia repite que fue mamá de “casi” trillizas de un saque. Cuando conocieron a las hermanitas en el hogar de Monte Grande donde vivían, la mayor tenía dos años y siete meses y las mellis 18 meses. Las tres usaban pañales y merendaban con mamaderas.

Las hermanitas en su casa de Esteban Echeverría en la primera Navidad en el nuevo hogar
Las hermanitas en su casa de Esteban Echeverría en la primera Navidad en el nuevo hogar

“En la vinculación las veíamos de lunes a lunes. Coordinábamos con la directora del hogar, las retirábamos generalmente al mediodía y las llevábamos de vuelta cenadas. Era difícil, porque se hacía de noche y la más grande se angustiaba. Yo lo entendía, sin embargo lo sentía cruel para ellas. Me daba miedo que sintieran que las abandonábamos. Al mes se empezaron a quedar de viernes a domingo en casa. En ese tiempo no las pudo conocer ningún familiar. En abril de 2020 salió la guarda con fines de adopción y el 30 de septiembre de 2021, pandemia mediante, la adopción plena”, describe Cintia el caminito.

Como mamá adoptiva y abogada reflexiona sobre los debes y haberes: “La ley está, pero hay falencias. Nos obligan a estar encima. Me parece que la Justicia no actúa acorde a las necesidades de los niños. En provincia, por ejemplo, la Justicia no te la hace fácil. Igualmente, no es cierto que las adopciones no salen. Yo tengo la mejor familia que pude haber soñado. Mis hijas son tres soles, se van mimetizando y hacen las mismas cosas que nosotros. Si tuviera medios económicos y me diera el cuerpo, volvería a adoptar sin dudar. Siempre me dicen que hicimos un acto de amor, y la verdad es que el acto de amor lo hicieron ellas con nosotros. Los vínculos nacen del amor”.

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