“Para mi viejo: que cuando lo despertaron después del paro cardíaco, pensando que se cagaba muriendo le dijo a mi tío “que la Nati termine de estudiar”. Acá estamos Tavo, esto es por vos”, escribió este lunes, Natalia Pérez Zaragoza (25), desde hace 36 horas abogada.
El posteo que decidió publicar en su cuenta personal de Twitter no tardó en viralizarse, acumulando más de 50.000 likes. No solo con felicitaciones por el título universitario, sino por el sentido homenaje de esta joven a su padre.
Naty, como sus amigos y familia llaman, nació en Cerrito, Entre Ríos, un pueblo de unos 6000 habitantes a unos 100 kilómetros de la Capital de Santa Fe. Es hija de María José (40) y Gustavo (50), y hermana mayor de Patricio (14). “Somos una familia muy unida. Nos gusta compartir mucho tiempos juntos. Este logro -el primer título dentro de los Pérez Zaragosa- refleja el esfuerzo de los cuatro”, le cuenta a Infobae, aún descreída de la meta cumplida.
Cuando terminó la escuela secundaria en Cerrito, Naty colaboró en la Municipalidad Juvenil con proyectos sociales y decidió dejar su casa para migrar a la ciudad. El desafío fue emocional, académico y económico. “Mi viejo es empleado de una concesionaria de autos, y mi madre ama de casa por elección. Nunca faltó nada en la mesa, pero tampoco sobraba. Hubo un tiempo donde comimos arroz o comer vainillas con café”, explica. Pese a eso, siempre la impulsaron a estudiar como herramienta de progreso.
Dejar el pueblo
Estaba convencida de que quería seguir la carrera de abogacía. Excelente alumna, responsable y metódica no le costó ingresar a la Universidad Nacional del Litoral. Para que no tuviera que viajar todos los días, su padre le alquiló un departamento, a pocos metros de la sede universitaria, que debió amueblar y se hizo cargo de los gastos diarios. “Estuvo ahorrando para ayudarme a tener un lugar donde vivir. Tuvimos que vender la mota que tenía para comprar la heladera, por ejemplo. Mi papás apostaron todo para que yo tenga mi título”, admite.
Natalia no los defraudó.
El apoyo de los tres fue indispensable para los momentos donde perdió la motivación. “Es una carrera larga, son seis años, que por suerte disfruté al cursarla. Por cada materia aprobada, mi viejo me mandaba algo de dinero para que vaya a festejar con mis amigos. Si me veía ansiosa o preocupada viajaba para darme ánimo. No me dejaba caer”.
No solo eso, Tavo, como le dicen en Cerrito, comparte la vocación por el Derecho con su hija. “En pandemia cuando estudiaba desde casa siempre me preguntaba o me pedía que le compartiera lo que iba aprendido. Él no pudo hacer la carrera”.
El último esfuerzo
Este viernes rindió el último examen de la carrera: Derecho Internacional Privado. La aprobó, y se recibió con ocho, como promedio. “Estaba muy nerviosa. Me costó conciliar el sueño. Como no sabía si iba a aprobar opté por no avisarle a nadie”. Sin embargo, su mejor amiga se encargó de contarle a los Pérez que era el gran día. Y ellos no dudaron y fueron a esperarla a la salida.
Después de recibir la nota, salió por la puerta principal de la Universidad. No tuvo tiempo de nada cuando en la escalera se encontró con María José, Patricio y Gustavo que había viajado 100 kilómetros para estar con ella. “Miré a mi papá y lo abracé muy fuerte. No podía soltarlo. Esto lo hice por él. Era su sueño y el mío. Lo logramos juntos”.
Revivir de la muerte
En 2019 Gustavo estuvo muerto por diez minutos. Una tarde en su trabajo sufrió un infarto seguido de un paro cardiorrespiratorio. Debía someterse de urgencia a una cirugía donde le colocaron dos stents. “Él se dio cuenta de lo que le estaba pasando, y fue hacia el hospital muy dolorido en su brazo derecho. Ahí se descompensó y durante un tiempo su corazón dejó de latir. No lograban resucitarlo... un puñetazo de una médica le salvó la vida”, relata Naty.
A pesar del cuadro desalentador, cuando despertó, se encontró a su hermano al lado de su cama y al oído le pidió: “Por favor, que Natalia termine sus estudios”. “¿Cómo no iba hacerlo?”, se pregunta Naty hoy.
El festejo más esperado
El viernes no solo se presentaron los padres y el hermano de Natalia, también fueron sus tíos, primos y amigas de la infancia. “Hicimos una caravana a bocinazos con mucha harina y espuma por el boulevard principal. Nos sacamos miles de fotos, que mis padres se encargaron en compartir con todos... estaban muy orgullosos. Soy la primera de la familia en tener un título”.
El fin de semana próximo, los Pérez Zaragoza harán un gran asado familiar en su casa, donde Naty se refugió cuando estalló la pandemia en 2020 y las clases pasaron a ser virtuales .“Recién ahí creo que voy procesar que soy abogada”.
De cara al futuro Natalia está decidida a empezar su camino profesional. “Quiero trabajar en algún estudio jurídico de la capital de Santa Fe. Sé que me va ir bien porque la abogacía es lo que amo, además soy exigente y muy detallista. Eso sí, tengo que ganar experiencia”, dice.
En un futuro más lejano quiere tener su propio estudio jurídico en Cerrito. “Me cuesta estar lejos de mis seres queridos. Todo esto no se disfruta sin ellos”.
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