Soberbio de flores rosas. Así despliega un abanico de campanillas coloridas que ilumina la emblemática esquina de Barrio Parque -Figueroa Alcorta y Ramon Castilla-. Los lapachos ya florecieron, y con su crecimiento marca el verdadero inicio de la primavera en la Ciudad de Buenos Aires.
El paisajista francés Carlos Thays, designado en 1891 Director de Parques y Paseos de la Ciudad de Buenos Aires, fue el gran propulsor del corredor verde que se disfruta hasta la actualidad. Fascinado por la vegetación, estuvo detrás del diseño de muchos de los bulevares, plazas y avenidas que le otorgan una impronta única a Buenos Aires.
Thays plantó mayormente cinco especies de árboles con floraciones escalonadas y de distintas características: lapachos (rosas), ceibos (rojas), tipas (amarillas), palos borrachos (en todas sus variantes), y los vistosos jacarandás (lilas)
Según el Censo de 2018, en las veredas y plazas de los 203 km cuadrados porteños hay más de 431.326 árboles, lo que equivale a un ejemplar cada seis habitantes. Si se toma como punto de partida el estudio que se hizo entre 2010 y 2011, el arbolado de la ciudad registró un crecimiento de 6.887 ejemplares y conservó en estado vital 424.439 unidades.
Lapacho, el primero
El ejemplar plantado en la Avenida Figueroa Alcorta por el paisajista Martín Ezcurra es uno de los más populares. Las redes sociales son testigo de eso. Por estas semanas los usuarios compartieron en sus cuentas postales vibrantes. Algo similar solía hacer Félix Luna, que era un fanático de la especie, enviando cada año una carta de lectores del diario La Nacion. “¡Floreció el lapacho de Palermo! ¡Bienvenida primavera! ”.
Si bien son parte de la vegetación de la ciudad desde la década del 40, los lapachos crece en zonas cálidas de la Argentina. De hecho, posee la flor oficial de la provincia de Misiones.
Desde el Ambiente y Espacio Público (APL) se busca aumentar su población , que hoy es del 0,1 %. Se pueden contemplar en las plazas de Palermo.
Jacarandá, una flor y otra flor celeste
Lilas, azules, y también celestes... hay un debate sobre la coloración poco clara de estas flores que transforman las calles, avenidas y plazas en un verdadero espectáculo visual durante noviembre justo después que el árbol pierde sus hojas, durante el mes de octubre, como se ven ahora.
Según el último Censo del Arbolado Público Lineal de la Ciudad, en la actualidad hay poco más de 13.000 ejemplares. Se los encuentra en varios barrios, pero predominan en Recoleta, Palermo, Belgrano, Monserrat, Puerto Madero, Caballito, pueden verse en cantidad a lo largo de las avenidas Del Libertador, Cabildo y Figueroa Alcorta.
La población de jacarandás ronda el 3, 6 % del APL, por lo que se los continuará cultivando en las veredas porteñas para aumentar su densidad, y contagiar belleza.
Ceibo, la flor nacional
Fue designada como emblema patrio, el 22 de noviembre de 1943 mediante el decreto 138.974, firmado por el entonces presidente de la Nación, Ramón Castillo. Esta clase se encuentra en gran parte de la Argentina, y ha sido evocada en numerosas leyendas, poemas y diferentes expresiones folclóricas autóctonas. A su vez, el color carmín del ceibo está presente en el escudo patrio. Por estas épocas empiezan a resaltar tímidamente entre las hojas verdes.
Tiene una particularidad llamativa, crecen agrupadas en una misma rama, fenómeno que se conoce como “inflorescencia”y se lo compara a la cresta de un gallo. De ahí su denominación técnica, Erythrina Cristagalli. Se ven por la zona de Villa Luro, Soldati y Mataderos. También crecen en Palermo y Belgrano.
Tipa, el árbol llorón
Su flor es de color amarillo dorada es el color de su flor. Es otra especie nativa de la yunga, perteneciente a la familia de las leguminosas. Por el tamaño que alcanza -hasta 30 metros- solo está plantada en las avenidas más anchas de la ciudad como Figueroa Alcorta . Brindan un sombra placentera en los días de calor.
Tienen una característica particular que se conoce popularmente como el “llanto de las tipas” y sucede entre mediados de octubre y principios de diciembre, originado por el ataque en grupos de la chicharrita de la espuma, una plaga urbana que prolifera con el calor de esa época del año.
El top 5
En total hay 36 especies aptas. Entre ellas hay un predominancia de ejemplares en el espacio público porteño. El ranking de está encabezado por el fresno rojo americano, con 133.671 unidades, que representa poco más del 36% del arbolado total. Proveniente de Estados Unidos, se introdujo en la Argentina en 1940 y se caracteriza por desarrollar un crecimiento rápido y maleable.
Le sigue el plátano, con 32.531 unidades. “Tiene múltiples beneficios con grandes cualidades botánicas dado su imponente tamaño y la extensión de sus hojas, aporta mayor sombra generando un entorno fresco durante el verano. Además, su follaje sustenta el polvo atmosférico y el hollín”, detalló Fiorentino sobre esta especie.
En tercer lugar se ubica el ficus benjamina, con 24.102 unidades. Esta especie está considerada “prohibida”, debido a que la acción de sus raíces suele deteriorar las veredas. Por este motivo, según destacó el especialista, poco a poco se va reemplazando por otras especies como el liquidámbar, especialmente en corredores internos. Durante el otoño su follaje adopta una coloración en rojo intenso que genera un contraste único con los edificios.
Le sigue el jacarandá con 13 mil ejemplares. El tilo, en tanto, cuenta con 17.159 y las tipas, con 9.465, también tienen una amplia presencia.
Fotos : Gustavo Gavotti
Infografía: Marcelo Regalado
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