A 19 años de la caída del padre Grassi: una fuga en vivo y las terribles acusaciones de los jóvenes abusados

El 23 de octubre de 2002, Julio César Grassi, un sacerdote que estaba al frente de la Fundación Felices los Niños, fue acusado por abuso sexual y corrupción de menores. En 2017 la Corte Suprema confirmó su condena a 15 años de prisión por dos hechos. Su extraña defensa ante las cámaras y la forma en que huyó cuando lo iban a detener

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El padre Julio César Grassi fue condenado a 15 años de prisión.  NA
El padre Julio César Grassi fue condenado a 15 años de prisión. NA

El cura Julió César Grassi miró a la luz, que casi lo cegaba, y dijo: “Juro por Dios que soy inocente. He cometido otros pecados, pero no ese”. No era una luz divina, sino la de una cámara de canal 9. Mientras los policías lo buscaban desde el 23 de octubre de 2002 por abuso de menores, el sacerdote no se refugió en una Iglesia a rezar. Su especie de altar desde el que se defendió de las acusaciones fue en un set de tevé.

La orden de captura había sido dictada por el juez de Morón Humberto Meade. Grassi había ido a un programa a ver el informe de Telenoche Investiga, que reveló la causa en su contra y lo denunció por abusar sexualmente de cinco niños de entre 11 y 17 años de edad que vivían en la Fundación Felices los Niños, que él dirigía. Allí le mostrarían, además, el testimonio de una de sus víctimas, un joven al que llamaron “Gabriel”, que en el momento de los abuso tenía 15 años y aseguró, sin mostrar la cara, que el cura Grassi lo había obligado a que se dejara practicar sexo oral en 1998.

El fiscal del caso. Adrián Flores, calificó al testimonio del joven como “convincente y desgarrador”,

Grassi buscó contraatacar en una entrevista que le hicieron Chiche Gelblung, Mauro Viale y Eduardo Feinmann. “La Policía Bonaerense está llegando al canal para detener a Grassi”, anunció Feinmann, pero el cura, estilo mago ilusionista, desapareció.

Durante doce horas se mantuvo prófugo. Al mediodía, se entregó en el piso del programa de Mauro Viale, “Mediodías con Mauro”. Declaró más de cinco horas ante el juez Meade y quedó detenido en la DDI de Morón, alojado en una celda individual que solía ser destinada para violadores o policías detenidos.

Grassi, esposado y detenido por abuso sexual de menores
Grassi, esposado y detenido por abuso sexual de menores

Con su caída, el mundo de Grassi se derrumbaba. Por empezar, la Fundación Felices los Niños, creada por el cura en 1993 gracias a un subsidio de cuatro millones y medio de pesos otorgado por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo.

En su momento de auge, solía ir a los programas más emblemáticos para pedir dinero que, según él, destinaría la Fundación. Hasta Susana Giménez condujo uno de juegos cuya parte de la recaudación iría a la Fundación de Grassi. Pero el cura denunció que lo habían estafado. Cuando se sentó en el living de Susana, el 18 de agosto de 1998, la diva le preguntó cuánto dinero necesitaba. El sacerdote le dijo un millón de pesos. Y de ahí surge la célebra frase de la conductora: “¿Qué quiere construir, un Sheraton?”.

Otra diva, Mirtha Legrand, que invitó varias veces a Grassi a sus almuerzos televisados, contó una intimidad en medio de un programa. Dijo que el 24 de octubre de 1994, cuando murió su marido, Daniel Tinayre, le pidió a Grassi si podía oficiar una misa. El cura aceptó, pero al finalizar, su asistente se acercó a Mirtha y le pidió 10 mil pesos, que por entonces equivalían, por la convertibilidad, a 10 mil dólares.

“Hay más de 500 hechos probatorios indudables que condenan a Grassi, que siempre estuvo cerca del poder y recibió protección. Es un perverso sin límites, capaz de cualquier cosa. Debe pagar por los delitos sexuales escandalosos que cometió”, dijo Juan Pablo Gallego, el abogado querellante.

El 10 de junio de 2009, el Tribunal Oral Nº1 de Morón, integrado por los jueces Luis Andueza, Jorge Carrera y Mario Gómez, condenó a Grassi a la pena de 15 años de prisión por dos hechos de abuso sexual y corrupción de menores agravados. Fue absuelto por los otros 15 hechos que se le imputaban. En el juicio declararon las víctimas y los empleados de la Fundación.

“Era como una suite nupcial”. Así describió la habitación de Grassi uno de sus ex empleados. Según su declaración, Gabriel se quedó solo con Grassi, quien le pidió que se sentara en sus rodillas. “Yo tenía 15 años, me senté en la falda de él y me empezó a tocar la pierna y empezó a subir. Me puse todo rojo y él me dijo que no le dijera nada a nadie. Me dijo que los hombres se tienen que conocer. Y como yo no tenía un padre al lado mío, él era quien me tenía que enseñar de la vida.”

Grassi dijo que todo era un complot en su contra del poder.

El 21 de marzo de 2017, la Corte Suprema de Justicia dejó firme, por unanimidad, la sentencia contra el cura abusador.

La primera causa contra Grassi fue en 1991, pero la desestimaron. En 2003, las acusaciones se multiplicaron (Télam)
La primera causa contra Grassi fue en 1991, pero la desestimaron. En 2003, las acusaciones se multiplicaron (Télam)

El germen del horror

Pero las sospechas sobre Grassi empezaron mucho años antes de su pedido de detención. La primera causa en su contra se presentó en 1991 ante el juez de menores de Mercedes Julio Cámpora. Pero la investigación no avanzó.

La investigación que lo llevó preso se inició en noviembre de 2003 en el Juzgado de Meade. Y el punto de partida fue una denuncia anónima radicada, supuestamente, por empleados de la Fundación.

En su mejor época, Grassi dominó una organización que daba refugio a 6400 niños en 21 localidades del país con comida, abrigo, educación, techo y formación espiritual en 52 obras. En 2000 llegó a tener un presupuesto de cinco millones de dólares.

Grassi sigue detenido en el pabellón 6 de la Unidad Penitenciaria Nº 41 de Campana.

Interior de la Fundación Felices los Niños (Nicolás Aboaf)
Interior de la Fundación Felices los Niños (Nicolás Aboaf)

En 2014, el director de hogares de la Fundación Felices los Niños, Juan Manuel Casolati, lo denunció ante la Fiscalía número 8 de Morón por el robo de la comida de los niños y las donaciones de la Fundación, que -se presume- le eran enviadas todas las semanas para que pudiera pagar prebendas a los otros presos y los guardias para tener una detención vip.

En una entrevista con Infobae, Carlos Carrascosa -condenado y finalmente absuelto por el crimen de su esposa María Marta García Belsunce, ocurrido el 27 de octubre de 2002- contó que casi nadie del penal quería a Grassi.

“El cura Grassi es un tipo insoportable. Un mal compañero. Cuando salió el programa de (Jorge) Lanata denunciando que sacaba la comida de la Fundación para entrar en la cárcel y tenía una especie de oficina adentro donde manejaba todo, cayó una gran requisa de La Plata. Le sacaron el celular a él y nos requisaron a todos. Y nos sacaron el celular a todos. Pasó el tiempo, recuperé el celular. ¿Cómo entró? No importa, son las cosas que se manejan ahí. La cuestión es que este señor Grassi seguía hablando por otro celular a gente que seguramente estaba con el teléfono pinchado. Teníamos requisa todos los días por su culpa. Lo odiábamos. No hace falta agregar lo que sentíamos por los delitos por los que fue condenado. Pero nos requisaban despertándonos a las dos de la mañana por su culpa”.

El hombre que llegó a considerarse “el padre de los sin padre”, el que decía vivir en El Paraíso, hoy vive en el propio infierno que construyó y del que no pudo salir.

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