Cultivar atenta contra el negocio narco. Quien planta cannabis en su casa no tiene que comprar al dealer. Quien no acude al vendedor, colabora de forma pasiva en el combate al negocio de los mercaderes de las drogas, que tiñe de sangre y dinero sucio los barrios. En Argentina, uno de cada tres usuarios de marihuana, consciente o no, da esta batalla y cultiva la planta en su casa, ya sea de manera individual o colectiva. La sociedad va por delante de las instituciones en esta cuestión: es que si bien el autocultivo es legal para el uso medicinal, no lo es para el privado o adulto, y hacerlo puede ser penado con entre 4 y 15 años de prisión por una ley sancionada hace más de tres décadas.
El dato surge de la encuesta más grande jamás realizada sobre usuarios de esta sustancia en Argentina. Organizada por el Centro de Estudios Culturales del Cannabis (CECCA), con el apoyo de la Universidad Nacional de Quilmes y de la revista THC, se relevaron más de 64 mil opiniones en relación al consumo, a las costumbres y a las formas de acceso al cannabis, una planta que, a pesar de ser parte de la cultura humana desde tiempos inmemoriales, fue prohibida y demonizada en todo el mundo entrado el siglo XX.
El cannabis, luego del alcohol y del tabaco, es la sustancia con mayor tasa de consumo de alguna vez en la vida (17,4% probó al menos una vez). Y de hecho, es la sustancia ilícita más usada en el país. La Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) estima que 1.482.165 personas consumieron al menos una vez en su vida.
Se trata del 7,8% de la población de entre 12 y 65 años, según el estudio “Marihuana: intensidad del consumo”, publicado por este organismo estatal en 2017. El informe también revela que entre 2010 y el año de la difusión de este informe el consumo creció en todos los grupos de edad, “tanto en varones como en mujeres”.
La encuesta de opinión de CECCA, que se presenta este viernes en la Expo Cannabis de Buenos Aires y a la que tuvo acceso Infobae (sobre la que dio un adelanto en agosto pasado), muestra que el 33% de los consumidores de cannabis admitió que su forma de acceso más común es a través del autocultivo. Específicamente, el 25,2% de los 64.646 consultados dijo que tiene plantas en sus casas y el 8%, que integra un cultivo colectivo con amigos o en “clubes”.
La suma de estos dos perfiles da cuenta que uno de cada tres usuarios en Argentina elige cultivar su propia sustancia y evitar mezclarse con el negocio clandestino, más nocivo en su afectación social y a la salud que el consumo mismo de marihuana -considerada una “droga blanda”-, del que no se conocen muertes por sobredosis (en ese sentido, el 96,7% de los encuestados que dijo usar el cannabis de forma recreativa aseguró que no tiene consumo problemático).
La franja etaria que más cultiva es la de la Generación X (40 a 54 años). Representa al 39,5% de ese total que se admitió cultivador. En cambio los que más compran y menos cultivan son los más chicos (16 a 24, una edad en la que muchos aun viven con sus padres), con el 57,8%; y los más grandes (77 a 100 años), con 60,3%.
La otra porción de la torta también muestra datos interesantes: casi la mitad (48,2%) de los que eligieron participar de la encuesta admitió que todavía compra marihuana en el mercado ilegal. Y un sorprendente 17,2% aseguró que accede al cannabis porque alguien se lo regala.
Este dato puede interpretarse como un coletazo del “boom” de autocultivo, que permite que se formen redes entre amigos y consumidores a través de las cuales los cultivadores comparten su cosecha -o los excedentes de esta- con su círculo íntimo de amigos, vecinos y personas de confianza. En este grupo también entran los cultivadores y productores solidarios de aceite que desde hace años sostienen de manera voluntaria la cada vez más creciente demanda de aceites para uso medicinal, especialmente en personas de más de 60 años que desconocen cómo cultivar o acceder a la sustancia. Así es que la porción de entre 55 y 70 años es la que proporcionalmente más recibe cannabis de regalo (19,3%).
La encuesta apunta también a datos subjetivos y percepciones. Se le preguntó a los usuarios cultivadores que participaron si alguna vez tuvieron miedo de tener sus plantas y casi nueve de cada 10 respondieron afirmativamente. El 62,2% directamente que “sí”, y el 26,3% que “en alguna ocasión”.
Eso explica también el cuidado que toman los cultivadores. Tres de cada 10 lo hace bajo la forma “indoor” o interior, es decir en carpas preparadas para esto, fuera de la atención de extraños. Y el 23% dijo que lo hace mixto, es decir, a cielo abierto y intramuros.
Del total de encuestados, al 94,5% le gustaría cultivar su propio cannabis. De quienes quisieran cultivar, el 72,9% no lo hace por temor a conflictos legales, con vecinos o con familiares. “Este es el principal desincentivo al autocultivo, seguido por falta de espacio (9,8%), falta de semillas (9,7%) y falta de conocimientos (7,6%)”, explican desde CECCA.
La persecución a usuarios y cultivadores, una práctica de las fuerzas de seguridad y el Poder Judicial que nunca se discontinuó (de hecho las detenciones a consumidores de drogas en la ciudad de Buenos Aires aumentaron más del 500% en los últimos dos años), se refleja también en la encuesta. Casi un tercio de quienes usan cannabis reportaron haber tenido algún conflicto con las instituciones debido al uso de esta sustancia. De ellos/as, 8 de cada 10 fueron demorados/as sin condena y 1 de cada 10 fueron detenidos/as, también sin condena.
Cuanto más jóvenes son los/as usuarios/as, mayor es la incidencia de conflicto legal. Los/as centennials (16-24 años) son quienes más reportan conflictos (34,55%), seguidos por los/as millennials (25-39 años, 28,2%).
Por eso, el 98,9% de quienes usan cannabis está en contra de la prohibición. Algunos/as sostienen que la prohibición del cannabis está mal pero la prohibición de otras sustancias está bien (38,9%); otros/as consideran que la prohibición del cannabis y de todas las sustancias está mal (31,1%); otros/as opinan que la prohibición del cannabis está mal pero hay que avanzar con educación y salud (28,9%). Finalmente, solo el 1,1% considera que la prohibición del cannabis “está bien”.
Como se publicó en este medio en agosto pasado, la encuesta abarca la opinión de usuarios de 16 hasta 92 años desde Jujuy hasta Tierra del Fuego. El 82,4% (52.325 personas) dijo le da principalmente un uso adulto, también llamado recreativo o privado. Además, el 13,5% consume cannabis con fines medicinales propios, el 3,7% tiene marihuana para el uso terapéutico de un tercero y el, 0,4% para su mascota.
“Cuando se consulta a los/as usuarios/as por los distintos tipos de uso (y ya no solo el principal), se observa que la gran mayoría de las personas que usan cannabis lo hacen con propósitos múltiples y diversos. Nueve de cada 10 personas lo hacen con motivos recreativos, pero casi 5 de cada 10 lo hacen con motivos medicinales, ya sea para uso propio, para un tercero, o para una mascota”, explicaron los técnicos que participaron de la realización de la consulta.
Las personas que usan marihuana lo hacen, en general, con mucha frecuencia. Ocho de cada 10 usan cannabis al menos una vez a la semana, y cuatro de cada 10, diariamente. Las personas adultas mayores son las que usan cannabis con más frecuencia: ocho de cada 10 consumen todos los días. La frecuencia de uso disminuye con la edad: entre los/as centennials, el 22% usa la planta una vez por mes o una vez por año. Desde luego, y eso se ve en las edades, los que más usan la sustancia todos los días son los que buscan efectos medicinales.
La encuesta se hizo online, entre el 11 de noviembre y el 11 de diciembre de 2020 a personas mayores de 16 años que viven en Argentina. La consulta está cimentada en preguntas sobre la relación de la sociedad actual con esta planta, específicamente en el país: ¿qué tipos de usos del cannabis prevalecen en los diversos grupos poblacionales?; ¿cuáles son las situaciones o momentos de mayor uso?; ¿cuáles son las formas de acceso?; ¿cuáles son los motivos principales para usar cannabis? “En suma, ¿qué significa el cannabis para sus usuarios y usuarias? Las respuestas a estas preguntas son vectores claves para comprender las implicancias de vivir en un mundo con cannabis”, remarca el sociólogo Emiliano Flores, integrante de CECCA.
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