Con la flexibilización de las actividades casi por completo en la Ciudad de Buenos Aires, a raíz del avance del plan de vacunación y la baja de casos de coronavirus, el movimiento de la gente por las calles se volvió más intenso y dejó al descubierto una situación que antes no ocurría: faltan taxis.
Si bien antes de la pandemia la dificultad radicaba en conseguir un taxi después de la medianoche, ahora esa problemática se experimenta durante el día y desde el sector advierten que el panorama “es alarmante”.
“Debido a que notábamos que no se estaba pudiendo cubrir la demanda de pasajeros, cuando siempre sobraron taxis, a medidados de este año le solicitamos los datos oficiales al Gobierno de la Ciudad a través de la Ley 104 de Acceso a la Información Pública y los resultados fueron nefastos”, señaló a Infobae Marcelo Boeri, presidente de Taxistas Unidos.
De las 38 mil licencias de taxis que había en 2015, hoy sólo hay casi 27 mil, lo que equivale a una baja del 28%. “El padrón histórico tiene 38 mil licencias. Esto no implica que los 38 mil autos hayan estado habilitados para circular en 2015. Cada año se actualiza una cantidad X de licencias que no necesariamente es el total del padrón y al día de la fecha, se renovaron 26.633 licencias de taxi. Pero aún restan seguir renovando durante octubre, noviembre y diciembre por lo que son números parciales”, dijeron a Infobae fuentes del Ministerio de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires.
Según surge del Registro Único del Servicio de Automóviles de Alquiler con Taxímetro (RUTAX), al que accedió Infobae, hasta julio se contabiliza un total de 3.749 desafectadas y 1.380 licencias inhabilitadas por medidas cautelares.
Un punto a favor es que a principios de este mes la Legislatura porteño aprobó hasta 2025 la renovación de taxis porteños con más de 10 años de antigüedad porque sino este año unos 1.182 vehículos estarían en condiciones de dejar de circular sumados a los 683 del año pasado.
“Lo más preocupante es que no solo bajó la cantidad de taxis circulantes por la ciudad sino también la cantidad de choferes, que actualmente suman unos 5.000″, detalló Boeri. Por eso, desde el sector están trabajando intensamente para incorporar personal y que los taxis vuelvan a circular por las calles.
Hubo muchos trabajadores que durante la pandemia abandonaron la actividad por ser considerados de riesgo y otros que se vieron obligados a cambiar de rubro debido a que había bajado mucho la clientela y los ingresos ya no les rendían. También están aquellos que optaron por sumarse a apps como Cabify, Uber o Didi.
“Pasamos de 28 mil choferes hace 7 años a 13 mil y los número siguieron bajando hasta los 5 mil que tenemos hoy. Aunque durante los primeros años la baja fue paulatina, se agudizó con la crisis económica de 2017 y termino de estallar con la pandemia. Al dueño le sale muy caro poner a un empleado en blanco y tampoco le rinde alquiler el auto por $4.000, que es que la vale, por el mantenimiento que luego tiene que realizarle al auto por tenerlo las 24 horas trabajando”, explicó Boeri.
Y agregó: “Cada propietario hace su turno correspondiente, de 10 o 12 horas, y después le conviene más tener el auto parado”. Esta situación explica por qué ya no se ven tantos autos en la vía pública, a lo que se suma que a un peón tampoco le resulta rentable alquilar un taxi. “Al chofer le cuesta mucho alquilar un auto y al dueño le resulta una miseria”, ejemplificó.
“El chofer está pagando $4 mil por día, más $5 mil de combustible (son dos cargas de tanque por jornada), más algo que se compra para comer. Antes de desembolsar todo ese dinero, le conviene pagar un cuota por mes y comprarse su propio auto. Y más si tenemos en cuenta la posibilidad de que se pueden bajar esas apps informales y no tienen que pagar ninguna licencia”, aseveró Boeri.
Si bien la licencia no tiene costo porque es un permiso que otorga el Estado y el propietario del taxi que renovar todos los años, informalmente siempre tuvo un valor de mercado que se ajusta a la demanda y a la rentabilidad del sector. “Mientras que en 2012 cotizaba en USD 20 mil, hoy está en $30 mil. Pero a eso hay que sumarle los impuestos que cobra el Gobierno porteño por cada transferencia de licencias, que son 20 mil fichas. Cada ficha cuesta $8,50, lo que equivale a $170 mil. Es decir, comprar una licencia cuesta $200 mil”, precisó Boeri.
Frente a este escenario, desde Taxistas Unidos denuncia que “dos tercios del servicio está parado y cada vez menos unidades en la calle”. Los más preocupante, según Boeri, es que “los costos los termina pagando la gente porque en horas pico las apps te cobran hasta cuádruple por un viaje”.
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