“Tienen que pagar con muerte y tormentos lo hecho a la patria”: los horrores del cura Von Wernich con víctimas de la dictadura

El ex capellán de la Policía Bonaerense fue el primer sacerdote juzgado y condenado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura: 7 homicidios, 31 torturas y 42 privaciones de la libertad. Hace 14 años cumple su pena en el Penal de Marcos Paz

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El cura y represor Cristian
El cura y represor Cristian Von Wernich fue condenado a cadena perpetua en el juicio que se desarrolló en la ciudad de La Plata entre el 5 de julio y el 9 de octubre de 2007 (NA)

Cuando el juez Carlos Rozanski terminó de leer el fallo, los aplausos y los festejos retumbaron entre las viejas paredes de la sala del primer piso del antiguo Hotel Provincial de La Plata, se extendieron por el hall y llegaron a la calle, donde también había gente reunida esperando la sentencia.

La jornada del martes 9 de octubre de 2007, que había empezado con la tensión provocada por una amenaza de bomba que llegó -anónima- una hora antes del inicio de la audiencia, terminaba con una sensación de justicia obtenida para la inmensa mayoría de los presentes.

El Tribunal Federal Oral N°1 de La Plata, integrado por Rozanski y los jueces Horacio Isaurralde y Norberto Lorenzo, acababa de condenar al ex capellán de la Policía Bonaerense, el cura Christian Von Wernich, a reclusión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.

Sentado en el banquillo, el cura -que había llegado al tribunal vestido sin sotana, esposado y con un chaleco antibalas- escuchó impertérrito su condena. Lo habían encontrado culpable de todos los delitos por los que estaba acusado: 7 homicidios, 31 casos de torturas y 42 privaciones ilegales de la libertad.

"En el banquillo ya no
"En el banquillo ya no estaban las cúpulas de aparato represivo sino también quienes habían sido autores de los hechos y parte del genocidio", dice la abogada Guadalupe Godoy (NA)

“Fue un fallo de importancia histórica. Von Wernich había sido testigo en el Juicio de las Juntas, cuando sólo se acusó a las cúpulas de las Fuerzas Armadas y después llegaron las leyes de impunidad. El juicio en que fue condenado Von Wernich fue uno de los primeros del segundo ciclo de juzgamientos y en el banquillo ya no estaban solamente las cúpulas de aparato represivo sino también quienes habían sido autores de los hechos y parte del genocidio”, le dice a Infobae la abogada Guadalupe Godoy, que participó como querellante en representación de organismos de Derechos Humanos.

La de Von Wernich fue la segunda sentencia en esa nueva etapa de los juicios por delitos de lesa humanidad, posterior a la derogación de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final. La primera había tenido lugar un año antes, cuando el mismo tribunal condenó a reclusión perpetua al hombre de confianza del jefe de la Bonaerense, Ramón Camps, el director de Investigaciones de la Policía, Miguel Etchecolatz.

Aquella vez, la justicia del fallo judicial se había visto empañada por la desaparición, el mismo día de la sentencia, de uno de los principales testigos del juicio, Jorge Luis López, cuyo paradero sigue siendo desconocido cuando ya han transcurrido más de 15 años.

El Tribunal Federal Oral N°1
El Tribunal Federal Oral N°1 de La Plata dictó la segunda sentencia en la nueva etapa de los juicios por delitos de lesa humanidad, tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final. La primera había caído sobre Miguel Etchecolatz (NA)

Testimonios determinantes

El juicio se desarrolló entre el 5 de julio y el 9 de octubre de 2007, tres meses durante los cuales se escucharon los testimonios de más de un centenar de testigos, algunos de ellos sobrevivientes que habían sufrido el accionar de Von Wernich.

Esos testimonios permitieron establecer sin sombra de dudas que el ex capellán de la bonaerense -por entonces de 69 años- había sido responsable de múltiples desapariciones y torturas, y coautor de los asesinatos de siete estudiantes de La Plata. Este último caso -conocido como el del “grupo de los siete”- tuvo como víctimas a los jóvenes Domingo Moncalvillo, María del Carmen Morettini, Cecilia Idiart, María Magdalena Mainer, Pablo Mainer, Liliana Galarza y Nilda Salomone.

Un testigo clave de esos hechos, Luis Velasco, secuestrado junto a los siete pero liberado después, relató que Von Wernich había presenciado las torturas a las que habían sido sometidos y que luego, haciendo valer su condición de religioso, intentó convencerlos de que colaboraran con las fuerzas represivas, a cambio de salvarles la vida. Al mismo tiempo, se puso en contacto con los familiares de los jóvenes para prometerles que los ayudaría a salir del país hacia Brasil y les pidió dinero “para que los chicos puedan vivir cuando se vayan”. Una vez obtenido el dinero, los siete fueron ejecutados.

Más de veinte años antes, en el Juicio a las Juntas, Von Wernich había mentido sobre el destino de los siete estudiantes. En su testimonio dijo que todos ellos “optaron por salir del país” hacia Uruguay y que él, “emocionado” por la decisión, los acompañó en dos grupos al puerto y al aeropuerto de Buenos Aires. “Los vi subir al barco, vi alejarse al barco”, había concluido.

A 14 años de la condena al ex capellán de la Bonaerense, la abogada Guadalupe Godoy sigue recordando el testimonio de Velasco -que viajó de su exilio en España para declarar y sufrió amenazas por hacerlo- como uno de los momentos claves. “No me voy a olvidar jamás de la potencia de la imagen de Luis Velasco pronunciando los nombres de cada uno de sus compañeros desaparecidos y preguntándole a Von Wernich dónde estaban. Fue un momento muy significativo”, rememora.

Las Madres de Plaza de
Las Madres de Plaza de Mayo durante la lectura de los alegatos contra el ex capellán de la Policía bonaerense Christian Von Wernich, le guardan un lugar al desaparecido Jorge Julio López (NA)

Partícipe de torturas

Los delitos por los que se condenó a Von Wernich fueron cometidos en seis de los Centros Clandestinos de Detención y Tortura (CCDT) del llamado “Circuito Camps”: Arana, la Brigada de Investigaciones y la Comisaría Quinta (los tres en el Partido de La Plata), y en “Puesto Vasco” (en Bernal), el “Pozo de Quilmes” y el COT 1 de Martínez. En cuanto a su participación en las torturas, numerosos sobrevivientes lo identificaron claramente.

Velasco relató que luego de ser salvajemente picaneado se atrevió a preguntarle qué sentía presenciando la tortura a una persona; la respuesta del cura sonó como un latigazo: “Nada, no se siente nada”. También recordó que el cura también le había dicho “ustedes tienen que pagar por los daños hechos a la patria, con muerte y tormentos”.

Von Wernich intentó sin suerte descalificar a Velasco. “El testigo falso es el demonio, porque está preñado de malicia”, dijo refiriéndose a él.

Otro sobreviviente que lo reconoció en la sala de torturas es el ya fallecido director de La Opinión, Jacobo Timerman. De acuerdo con el testimonio de su hijo Héctor en el juicio, durante una de esas sesiones el capellán le sugirió al entonces jefe de la policía bonaerense, general Ramón Camps, que “habría que matarlos a todos”, refiriéndose a la condición de judío del periodista.

En el proceso judicial que
En el proceso judicial que duró tres meses, se escucharon los testimonios de más de un centenar de testigos, algunos de ellos sobrevivientes que habían sufrido el accionar de Von Wernich (NA)

El rol de la Iglesia

Christina Von Wernich fue el primer sacerdote juzgado y condenado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. En su alegato final, el ex capellán policial ensayó una defensa basada en su condición de cura: “En dos mil años de historia, ningún sacerdote de la Iglesia Católica Apostólica Romana violó los sacramentos”, dijo ante los jueces. Y agregó: “Si queremos llegar a la verdad, hagámoslo con paz”.

Al día siguiente de conocerse el fallo del TOF 1, la Conferencia Episcopal Argentina se despegó del caso con un comunicado en el que señalaba que, si algún miembro de la Iglesia había participado en actos de “represión violenta”, lo había hecho “bajo su responsabilidad personal”.

En cambio, un sacerdote que había sido testigo en el juicio, Rubén Capitanio, apuntó a la responsabilidad institucional: “Ojalá no hubieran ocurrido delitos como los que cometió Von Wernich para no tener que hacer un juicio por ellos. Pero la realidad es la realidad y hay que asumir, como parte de la Iglesia, la responsabilidad que nos toca”, declaró.

Para la abogada Guadalupe Godoy, en el desarrollo del juicio, quedó expresada la complejidad del rol que cumplió la Iglesia durante la última dictadura. “Por un lado Von Wernich, junto a algunos otros, encarnaba esa Iglesia cómplice y tan parte de la maquinaria genocida, como la máxima expresión de la presencia de esa Iglesia dentro de los propios campos de concentración. Y por otro lado el juicio también mostró a esa otra Iglesia que fue parte de los procesos de lucha en los años 70, con la presencia de Capitanio. Hubo ahí como esas dos expresiones de esa complejidad”, dice.

“En dos mil años de
“En dos mil años de historia, ningún sacerdote de la Iglesia Católica Apostólica Romana violó los sacramentos. Si queremos llegar a la verdad, hagámoslo con paz”, dijo el cura en el juicio (NA)

Apelaciones fallidas y cárcel común

Una vez leída la condena, el tribunal ordenó que Von Wernich fuera nuevamente trasladado al Penal de Marcos Paz para iniciar el cumplimiento de la pena.

El 27 de marzo de 2009 la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal, integrada por los jueces Raúl Madueño, Juan Carlos Rodríguez Basavilbaso y Juan Fégoli, confirmó “en todos sus términos” la sentencia a reclusión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata, rechazando un “recurso extraordinario” presentado por la defensa del ex capellán de la Bonaerense.

El último recurso fue ante la Corte Suprema, que lo rechazó en mayo de 2010.

A 14 años de aquella primera sentencia, Christian Von Wernich sigue cumpliendo su condena a reclusión perpetua en una cárcel común.

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