Cómo es la “purificación del alma” que se realizará este fin de semana en el Jardín Japonés

La Kiyome es la ceremonia ancestral para “realizar una limpieza y liberarse de todo lo negativo”. Se realizará durante el fin de semana largo en el sector del campanario

La kiyome es la ceremonia ancestral para “realizar una limpieza y liberarse de todo lo negativo” (Jardín Japonés)

La cultura japonesa se caracteriza por mantener viva las tradiciones ancestrales, una de ellas es Kiyome, la ceremonia personal cuyo objetivo es un momento de confianza e introspección para poder librarse de las cargas negativas y limpiar cuerpo, mente y alma. “Es el encuentro con uno mismo para reflexionar sobre la vida, agradecer por los buenos momentos y rogar por las nuevas y mejores oportunidades”, le explicó a Infobae Sergio Miyagi, de la Fundación Cultural Argentino Japonesa y del Complejo Cultural y Ambiental Jardín Japonés.

En tiempos esperanzador de pandemia y, principalmente, con el objetivo de conocer más de cerca la rica cultura japonesa, se presenta esta oportunidad de “palpar la faceta de armonía, equilibrio y bienestar”, aseguran desde la organización del evento que iniciará a las 10:00 de la mañana de este viernes y que se extenderá hasta las 18:00 del lunes 11 de octubre.

La palabra kiyome proviene del verbo “kiyomeru”, que significa “limpiar lavar o purificar”.

El sonido del toque de la campana, creará la energía para que sus pedidos sean escuchados y puedan cumplirse (Jardín Japonés)

“¿Por qué lo realizamos en el Jardín Japonés? En Japón esta ceremonia es parte de un ritual cotidiano, que se realiza al visitar los templos sintoístas y desde el Jardín Japonés queremos brindar al público argentino la posibilidad de vivenciar esta tradición”, asegura Miyagi, desde la organización de la ceremonia.

Además, agrega que “se cree que el humo del incienso puede transmitirse los deseos y sentimientos, elevándolos al cielo para que sean escuchados”, por eso, invita a que “luego de haber tenido un momento de introspección, los visitantes recorran el Jardín para poder reflexionar sobre la purificación y llenarse de paz y armonía”.

Para participar de esta actividad, primero debe encender un incienso y apagarlo sin soplar. Luego, se debe hacer una reverencia y finalmente colocar el incienso en la paila. Una vez realizado esto, se debe acercar el cuerpo hacia el humo para purificarse y, por último, antes de retirarse, se realiza otra reverencia para agradecer. Será el sonido del toque de la campana la que creará la energía para que sus pedidos sean escuchados y puedan cumplirse.

(Jardín Japonés)

El hecho de “no soplar el incienso” se debe a una tradición muy fuerte a cumplir para quienes pertenecen o han pertenecido a la religión hinduista ya que, aseguran, tanto el viento como el fuego se perciben como dioses, entonces es un insulto utilizar al viento para apagar al fuego.

“La cultura japonesa persigue fines muy importantes para la actualidad como el bienestar, el equilibrio y la armonía para alejarnos del stress cotidiano que realmente es un impedimento para desarrollar una vida plena”, agrega el representante del Jardín Japonés.

Esta ceremonia se realizará en un campanario al que se llega atravesando el pequeño puente que atraviesa el lago. Se trata de una estructura de madera de base cuadrada con techo a cuatro aguas y piso de lajas, al igual que los seis escalones que llevan al espacio central.

El campanario fue construido por la Fundación Cultural Argentino Japonesa y la Asociación Argentina de la Campana de la Paz Mundial con el aporte de la colectividad japonesa y sus amigos argentinos, el 3 de febrero de 1998 (Jardín Japonés)

En un lateral del campanario, una placa indica: “Campanario de la Paz Mundial. Donado a la ciudad de Buenos Aires por la asociación de la campana de la Paz Mundial de Japón” que fue instalada en el Jardín Japonés por designio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

El campanario fue construido por la Fundación Cultural Argentino Japonesa y la Asociación Argentina de la Campana de la Paz Mundial con el aporte de la colectividad japonesa y sus amigos argentinos, el 3 de febrero de 1998.

En el centro de esa estructura, está la campana de color verde y a su lado un madero sostenido con sogas que se utiliza para golpearla y hacerla sonar. Al lado, está el espacio central en el que tendrá lugar el ritual donde, además, hay una antorcha, diez velas y dos cubos negros sobres los que se encuentran las vasijas en las que se realizará el ritual de purificación.

El Jardín Japonés está situado en Av. Casares y Av. Figueroa Alcorta, y los protocolos que tiene para el recorrido el uso obligatorio del tapaboca, distancia de 2 metros entre y persona y respetar el único sentido de circulación.

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