Lorena Cageao (45) tenía dos opciones: seguir con su taller textil -que funcionaba a media máquina por la caída de la demanda durante la pandemia- o encontrar una solución. Frente a la dura cuarentena, como miles de argentinos, esta emprendedora supo reinventarse. Y lo hizo a través de un proyecto sustentable: pañales de tela.
“Mis hijos fueron parte de la generación de los pañales descartables, producto que tarda 500 años en deshacerse. Eran el boom, no se pensaba en el futuro sólo en la comodidad”, le cuenta a Infobae. “La revolucionaria idea que nació como una solución domiciliaria, y décadas más tarde terminó siendo una de las principales amenazas para el medio ambiente”, destaca.
Esta porteña radicada en Mar Del Plata desde 1987 ya tiene a sus dos hijos grandes, no tiene bebés alrededor como para que la empujen en esta transformación de impacto. Lo hizo por amor al planeta y también por una necesidad en plena crisis global.
Desde poco antes del 2019 en su taller familiar produce pañales reutilizables de tela. “No son como los de las abuelas, esos eran pocos prácticos y complejos”, aclara. “Los Eco-Party se hacen a partir de telas importadas respirables e impermeables con la posibilidad de agregar absorbentes. Cuando se ensucian van directo al lavarropas”, detalla.
Si bien la emprendedora comenzó con este producto sustentable previo a la llegada de la pandemia , el éxito la sorprendió hace unos meses. Ahora vende 2000 al día, y tiene pedidos por toda Latinoamérica. “No fue tarea fácil encontrar el producto perfecto. Hicimos varias pruebas porque tenían que ser funcionales y seguros para la piel de bebé. Una vez que quedamos conformes los lanzamos aunque al principio no tuvieron una gran aceptación”, admite. “El encierro derivó en que muchas personas se quedaran sin trabajo y tuvieran que ahorrar dinero. Sumado al tiempo libre para hacer las cosas de la casa”.
Para Lorena la cuenta es sencilla: el precio de un pañalero de tela -que incluye seis pañales- equivale a un paquete de descartables que duran 15 días. Este producto es popular en Europa y en la Argentina son pocos los que los fabrican. Y no solo eso, los pañales de tela se hacen el taller, y las terminaciones como botones, abrojos y elásticos son tercerizados en cooperativas de la zona. “Es un modelo de economía colaborativa y circular de triple impacto”.
Desde los 19 años que Lorena -analista en sistemas- junto a sus dos hermanas está a cargo del taller que heredó de su padre que se dedicaba al rubro moda. “Hacíamos sábanas y ropa de niños. Por la economía argentina, tuvimos altos y bajos como cualquier negocio... pero siempre buscando crecer, hasta las restricciones de cierre”.
Autodidacta, y con gran motivación, quiso encontrar una salida a su falta de trabajo. “En 2017, en un viaje laboral a Alemania, conocí este fenómeno. Me quedé con la idea en la cabeza, aunque no la puse en práctica”. Aprovechó la crisis para innovar.
Su idea fue reconocida en 2020 en la categoría “Premios a la Innovación”, por Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) de Mar del Plata .
Una relación más amigable con el medioambiente
Los pañales descartables no son biodegradables de manera rápida. Tampoco se puede reciclar, por lo que solo generan basura: en la Argentina conforman el 25% de los desechos domiciliarios. 6.570 es la cantidad de pañales desechables que usa un bebé en un período de tres años. Se descartan hasta 3600 toneladas por día, la mayoría van a parar a basurales a cielos abiertos.
Lore mira hacia el futuro y busca un cambio de hábito poderoso. En 2019 organizó el evento internacional Gran cambio de Pañal de Tela en el Torreón del Monje, donde brindó charlas sobre pañales ecológicos, absorbentes y protectores femeninos. “Al principio puede dar fiaca hacerlo pero a la larga se vuelve una rutina poderosa por su impacto positivo”, asegura.
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